El “hecho” y el “derecho” de votar

551602f1d7114.7.0-194-800-606Jorge Lazarte R.1.- El argumento fuerte del Sí contra el NO en el referendo constitucional del 21 próximo,  es que la disputa debe ser resuelta por el “pueblo”, y que acudir a él es lo más democrático, en un país que según el Presidente es el más democrático del mundo. Esta afirmación está fundada en la idea de que la democracia es el voto del “soberano”.Por nuestra parte en este breve artículo queremos exponer una línea de pensamiento que pone en duda esa afirmación muy asentada y extendida, y además preguntarnos si toda reforma constitucional puede ser considerada democrática.2.- El argumento con el que se busca justificar la reforma constitucional, confunde  el “hecho” de votar con el “derecho” de votar. Abundan los casos en los cuales el voto de “hecho” del “pueblo soberano” ha entronizado regímenes y gobiernos nada democráticos. Para el caso que nos ocupa bastará mencionar algunos antecedentes.En el siglo XIX en Europa es conocido el caso de Luis Napoleón elegido en 1848, y reelegido por “voto universal” con el 75% en 1851, al grito de “abajo” los ricos, lo que le aseguró el voto rural.En nuestro continente, en el siglo XIX tenemos el caso paradigmático de Porfirio Díaz en México, elegido y reelegido siete veces por voto popular, y se quedó en el poder 27 años. Más próximo en el tiempo, el “tinanosaurio” Stroessner en el Paraguay, fue reelegido cada cinco años, durante 30 años.En la actualidad en Burundi, el presidente en funciones decidió reelegirse por tercera vez, y ha hundido al país en un caos y al borde de una guerra civil étnica. Y ya hubo un golpe militar.Estos hechos deberían bastar para no confundir la democracia con el “hecho” de votar, y el “hecho” con el “derecho”.3.- El voto como “derecho” es una conquista moderna, más aún la efectividad de ese derecho, que no es lo mismo que esté inscrito en la Constitución. Las  garantías  son los estándares internacionalmente aceptados para considerar un proceso electoral como democrático. Entre ellos, la “imparcialidad” del organismo electoral, que impida que los que controlan el poder hagan un uso discrecional de los bienes y recursos públicos,  violando  el  principio de igualdad;  y  que el padrón electoral, entre otras garantías,  sea confiable. El Padrón actual  está contaminado con  vicios de origen, y no es público,  violando el principio de publicidad y trasparencia, que parecen sólo verso. ¿Es democrático votar sin saber quienes son los votantes?4.- Una reforma constitucional, aunque cumpla escrupulosamente las reglas preestablecidas para su reforma, puede no ser democrática o ser  antidemocrática. Los “prorroguistas” célebres mencionados modificaron la Constitución de sus países para quedarse en el poder, y acabaron en catástrofe.5.- Esto quiere decir que la democracia ya en pleno siglo XXI está asociada a los “derechos”, y estos a su efectividad. Esta efectividad sólo puede provenir del Estado como Estado de derecho. No hay democracia sin derechos, que son el pivote en la relación.  Esta trilogía se encuentra  en las cartas y convenciones internacionales.6.- Por tanto el Estado de derecho quiere decir poner límites al poder discrecional. Por ello se comprende que en la segunda mitad del siglo XX uno de esos límites consista en  impedir constitucionalmente la  reelección “consecutiva” para evitar patologías del poder (despotismo, dictadura, cesarismo, etc.), además de la creencia de que el poder les pertenece.7.- A pesar de todo, el gobierno ha precipitado por cálculo este referendo, donde se juega el todo por el todo. Se pretende usar del poder como escudo de protección para no rendir cuentas de sus actos, entre ellos la corrupción universalizada. La corrupción es todo lo contrario de la democracia, porque es la apropiación de los recursos públicos para beneficio privado como lo es la apropiación del poder público para favorecer a unos pocos. La “encuesta flash” reciente de Página Siete, apunta a un severo voto “castigo” del electorado contra estas pretensiones no democráticas. Por ello mismo va ser determinante cuidar el voto, y que se gane o pierda en buena ley.