Morir en El Alto

CAJIASLupe Cajías¿Fue un hecho fortuito el incendio del edificio principal del Gobierno Autónomo Municipal de El Alto? Los indicios publicados y los testimonios de los testigos sugieren que la tragedia fue resultado de un asalto planificado y muy bien coordinado. Quizá los promotores del fuego no querían provocar muertes pero ese riesgo entraba en el cálculo de probabilidades, de los “costos colaterales”.Alguna vez apuntábamos que el Movimiento Al Socialismo (MAS) no es un partido orgánico sino más que todo un estado de ánimo y un método de lucha. A lo largo de su historia ese método privilegió el bloqueo de caminos, los cercos a las instituciones incluyendo el Congreso Nacional, la acción directa de grupos de choque contra objetivos seleccionados. La amenaza, el fomento al temor, al miedo son herramientas más utilizadas que la negociación o el diálogo o el intercambio de ideas.Las turbas pueden ser fácilmente aprovechadas por provocadores para lograr fines ocultos. Usualmente hay que desconfiar en una manifestación de aquel o aquellos que alientan tomas de edificios, agresiones contra policías, incendios. Suelen ser los agentes incrustados por los sistemas de seguridad. Más de un tonto útil, por inocencia o por inercia, cae en la trampa.El Alto se caracteriza por cobijar a una sociedad civil vigorosa y combativa y así avanzó ante la sordera de los Gobiernos de turno. Sin embargo, muchos estudios y reportajes muestran que los pobladores ansían más una vivencia pacífica, progresista, con espacio para emprendimientos y mayor seguridad ciudadana.Los padres de familia reclamaban obras en vísperas de unos comicios ya crispados por diferentes acontecimientos. ¿Cómo pudo esa manifestación ser la base para que otros la vuelvan sumamente violenta? ¿Por qué querían ingresar al recinto? ¿Cómo comenzó el fuego? ¿Qué hacían ahí activistas ajenos al reclamo familiar?Como tituló un matutino, el Horror volvió a El Alto, la ciudad símbolo de la agenda que trazó un nuevo recorrido histórico desde 2003. Las turbas desbordadas fueron usadas para el asalto a las oficinas administrativas con un saldo criminal.Sin embargo, las reacciones de voceros oficialistas son incoherentes, uno culpa a fantasmas del pasado; otro culpa al propio gobierno municipal como si el retraso en alguna obra justificase el incendio; alguno más quiere responsabilizar a la autoridad que investigaba los hechos de corrupción de la pasada gestión. Y la cereza: se apresa a funcionarios por cerrar la puerta, ¿qué debían hacer? ¿dar paso a la turba para que arrase cómodamente? La investigación debe ser impecable y ejemplificante para evitar espirales incontrolables.Los Tiempos – Cochabamba