Bolivia: 2003-2016

MAUOCHOA11Mauricio OchoaEl año 2003, marca un punto de inflexión en la historia contemporánea boliviana. En aquel momento se desató una lucha violenta – supuestamente – en el afán de reivindicar la defensa de los recursos naturales nacionales, y derrocar a un gobierno tildado de “vendepatria”, que en realidad fue elegido democráticamente por las urnas. 2003, marca el inicio de la descomposición paulatina de la nación boliviana, cuyos referentes – Evo Morales Ayma, entre muchos otros – habrían operado, según una entrevista última al ex ministro Sánchez Berzaín, desde un sistema trasnacional asentado en Cuba y Venezuela.En los hechos, esta descomposición es latente en el actual control gubernamental boliviano de los Órganos de Gobierno, la corrupción generalizada, la lucha entre regiones que acabaría luego con la oposición política de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, el incremento del narcotráfico, el fraude electoral, etc.El problema de la democracia boliviana actual, tiene también otros referentes pasados: la aprobación fraudulenta de la malhadada Nueva Constitución, que puso en un ataúd a la República de Bolivia el año 2009; la fractura de la convivencia social pacífica como resultado de la propaganda y puesta en práctica de un régimen que cercenó – y todavía lo hace – derechos fundamentales y libertades políticas a los adversarios o disidentes del régimen.Muchos mitos se han tejido a lo largo del camino: uno de ellos que Morales Ayma sería el representante de mayorías indígenas oprimidas. Salta a la vista para cualquier conocedor de la sociedad, la idiosincrasia y la composición étnica en Bolivia, el sincretismo cultural, la mayoría mestiza de la nación, y que los indígenas llegaron a tener una historia social y política relevante desde la Revolución Nacional de 1952, que entre otras cosas, abolió el pongueaje y marcó un hito al establecer el voto universal. Ya desde los primeros tiempos de la fundación de Bolivia, también salta a la vista otro hecho no menos principal: los próceres de la independencia fueron gente de todos los estratos sociales y composición étnica.En el imaginario colectivo latinoamericano sesgado por el discurso filocastrista se quiere presentar a Bolivia como un país de explotados y explotadores, amigos y enemigos de la Patria, todo lo cuál representa un malentendido propalado por los medios de comunicación y una supina ignorancia de la realidad y la historia boliviana. Ciertamente, el maniqueísmo al que se ha conducido a la nación boliviana, sumida en el precario mundo de lo blanco y lo negro, no puede dar abasto al respeto por los derechos fundamentales y las libertades políticas. Más de mil son los exiliados bolivianos por el régimen de Evo Morales. Más de mil que claman al menos una amnistía general e irrestricta. Son familias, son hombres y mujeres. Son niños y ancianos.La comunidad internacional, y en especial la Organización de las Naciones Unidas, tienen el deber de encausar por la vía democrática al país. Lo otro, significaría obviar esta realidad y la historia presente misma.