La visita de Barack Obama a Cuba no fue política, sino cultural. No es por menospreciar los gestos que se han producido, los encuentros entre mandatarios, los discursos y las promesas, pero la mayor fuerza de la estadía del presidente norteamericano estuvo en el recorrido que hizo por las calles de La Habana; en su paso por los denominados “Paladares”, esos restaurantes caseros que representan la capacidad emprendedora que pueden descubrir los cubanos acostumbrados a esperar todo del Estado.
Obama estuvo en el famoso programa humorístico de “Pánfilo”, un crítico muy sutil del sistema; también conversó con bailarines, con deportistas, se tomó un mojito en “La Bodeguita” y fue el promotor de un partido de béisbol entre un combinado norteamericano y las grandes estrellas de la isla. Pasada la gira, estarán en La Habana nada menos que los Rolling Stones, esa mítica banda que sellará con broche de oro este hito histórico que debe cobrar fuerza a través de la cultura, mucho más fuerte que las ideologías, que los partidos y que las revoluciones.
Cuba no solo tiene que descubrir el mundo que se perdió durante más de 50 años, sino que debe encontrarlo dentro, en la propia fuerza cultural.
Fuente: eldia.com.bo
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