Una vez le preguntaron al expresidente Bill Clinton sobre literatura y respondió que uno de sus libros favoritos es “Cien años de soledad”, del Premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez. Ambos personajes se conocieron y llegaron a ser muy amigos.
El escritor no solo se sorprendió de la brillantez del mandatario sino que se quedó boquiabierto cuando su hija Chelsea, (en ese entonces una adolescente) le demostró con lujo de detalles que había leído cuatro de sus libros. Hace poco, cuando Barack Obama bajó hasta el sur, no solo destacó el valor histórico del cubano José Martí, sino que también habló de sus escritos, al igual que citó a Borges y a Cortázar, dos gigantes de la literatura argentina.
En estos días se ha hablado de algunas “mentes brillantes” que trabajan en el gabinete y durante los últimos años se ha mencionado una gran cantidad de libros leídos, con lo que se pretende reconocer que la intelectualidad es un valor muy bien visto en el liderazgo.
Acabamos de conocer las habilidades para la poesía existentes en el entorno presidencial, aunque mencionar a un tal “Borgues” no es precisamente una buena señal de brillo mental. Habrá que buscar nuestro subdesarrollo en los libros, ahí parece estar la respuesta a todo.
Fuente: eldia.com.bo