Sucre: ¿ciudad racista?

yanezArturo Yáñez CortesPretendía analizar esta semana la sentencia del caso 24 de mayo, pero un compromiso académico que me tiene lejos de la Capital me impide hacerlo, pues no tengo acceso a esa pieza –dicen, de 152 páginas-. No obstante, a propósito me ha llamado la atención que nuevamente hayan surgido algunas voces, las juzgo bastante desinformadas para escribir lo más elegante, respecto a que esa sentencia, confirmaría –dicen ell@s- el racismo de la ciudad de Sucre.Cabría empezar con lo obvio y elemental. Una ciudad –“conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas”- según cualquier mataburros, no podría ser racista, como sale de la elemental compresión de esa definición.Ahora, si lo que se pretende con ese cacareado mote es incluirnos a l@s sucrenses, es otra reverenda estupidez, pues como enseña Keyserling: “Generalizar siempre es equivocarse”. Sin duda habrá personas que tienen pensamiento racista en Sucre, como en cualquier otra ciudad o población no sólo de Bolivia sino del mundo entero, sin que ello implique que tod@s sus habitantes lo sean. En la viña del Señor hay de todo y para todos los gustos…Lo más grosero es que se incurra en la falacia de sostener que la condena de miembros del Comité Interinstitucional sea por racismo. Eso es sencillamente imposible, pues ninguna de esas personas fueron juzgadas y menos sentenciadas por tal hecho, lo cual desde el punto de vista legal no fuera viable ya que el delito de racismo fue recién introducido a nuestro Código Penal por la Ley No. 45 del 8 de octubre de 2010 contra el “Racismo y toda forma de discriminación” y los hechos que nos ocupan se produjeron varios años antes, sin que esa norma pueda ser retroactivamente aplicada, incluso bajo la aberración de la Constitución de La Calancha, que así lo ordena respecto de algunos otros delitos.Incluso, si nos atenemos a la definición que contiene esa norma (art. 5º) reitero, vigente a partir del 8 de octubre de 2010, resulta que: “se considera racismo a toda teoría tendente a la valoración de unas diferencias biológicas y/o culturales, reales o imaginarias en provecho de un grupo y en perjuicio del otro, con el fin de justificar una agresión y un sistema de dominación que presume la superioridad de un grupo sobre otro” por lo que el delito de racismo es así tipificado: “La persona que arbitrariamente e ilegalmente, restrinja, anule, menoscabe o impida el ejercicio de derechos individuales o colectivos por motivos de raza, origen nacional o étnico, color, ascendencia, pertenencia a naciones y pueblos indígena originario campesinos o el pueblo afroboliviano o uso de su vestimenta o idioma propio, será sancionado con pena privativa de libertad de tres a siete años”.Así los argumentos, cualquier persona con inteligencia media podrá –y sin mucho esfuerzo- concluir que endilgar a la ciudad o a todos sus ciudadanos e incluso, a los sentenciados por el caso 24 de mayo el racismo, es una afrenta al sentido común, aunque, como bien decía Voltaire: “Decimos una necedad y a fuerza de repetirla acabamos creyéndola”.Correo del Sur – Sucre