Argumentos al desnudo

Bajo el Penoco

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Hace unos 20 años, las telenovelas mexicanas eran líderes indiscutidas en las pantallas. Pero en el camino se interpusieron las producciones colombianas, las brasileñas y también las peruanas, que le quitaron la hegemonía, pues trajeron nuevas historias y se salieron el trillado esquema de la “Natasha”, “Chucho El Roto” y “Los ricos también lloran”, que repetían una y otra vez el drama de la chica pobre que se casa con su patrón y descubre que es la hija ilegítima de la vieja villana.

Para evitar el colapso, los realizadores mexicanos apelaron a otra treta muy antigua que consistió en ponerle algo de picante a las escenas, con faldas más cortas, escotes más pronunciados e imágenes de erotismo nunca antes usadas en este género televisivo. Y cuando vemos que aparecen fotografías muy osadas de la “dama de los ministerios”, de “la reina de los contratos”, la “diva de los chinos”, nos hace pensar que tal vez alguien está preocupado por la caída del rating de esta telenovela nacional, lo que hace peligrar que la audiencia se incline por argumentos más sólidos, como volver a preguntar por el Fondo Indígena o tal vez por el fondo de la película, es decir, el tráfico de influencias que necesita esclarecerse. Además de estas distracciones, la novela de la Zapata nos ha hecho olvidar la grave amenaza de crisis económica. Algunos ya están hablando de despidos, no solo en instituciones estatales.



Fuente: El Día