EL DEBER
“Definitivamente afecta, ya está afectando”, es la conclusión del presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, Ronald Nostas. Y es que la crisis económica de Brasil no es de ahora, sino que comenzó hace un par de años.
Desaceleración económica, problemas de déficit fiscal y fundamentalmente la devaluación del real frente al dólar son piedras que incomodan demasiado al sector industrial de ese país.
La consecuencia directa es que los productos brasileños cuestan mucho menos y, por eso, llegan de contrabando a Bolivia.
“El tema monetario le ha quitado competitividad al producto boliviano, el contrabando masivo afecta a la industria nacional y puede agravarse”, dice Nostas.
El presidente de la Cámara de Exportadores, Wilfredo Rojo, corrobora y dice que la frontera boliviana está sufriendo por el impacto cambiario. En su criterio, la falta de definiciones políticas en el país de Rousseff puede complicar más el factor económico.
Quien contrasta con esos dos puntos de vista es el ministro de Autonomía, Hugo Siles. Desde su mirada, la economía nacional tiene características diferentes a las de Brasil: “Aquí se hace mucha inversión pública, se fortalece la participación del Estado en la industrialización y se cuenta con un plan de desarrollo cuyas metas refieren que hasta 2020 habrá una inyección de capital que puede llegar a los $us 50.000 millones”.
La mirada optimista del ministro lo lleva a decir que la economía de Bolivia está blindada y que por eso es uno de los países con mayor proyección de crecimiento del continente.
El politólogo Gustavo Pedraza cree que el impacto negativo alcanza a todos los países del Mercosur y ve con preocupación que ya hay sectores que se declaran en quiebra por la internación de productos de contrabando.
Fuente: eldeber.com.bo