La política y las herencias culturales

ALCIDES_thumbFreddy ZárateLa historia del pensamiento en Bolivia es una historia de contrastes. Los unos que logran alcanzar cierto reconocimiento por sus aportes a la faena cultural y la gran mayoría es silenciada, olvidada, por círculos académicos, universitarios y la población en general. Las absurdas modas literarias del momento, las coyunturas políticas, son factores decisivos para la recepción académica en las ciencias sociales. Un ejemplo ilustrativo de cómo la política produce rupturas y dogmas en el campo de las letras fue suscitado por la Revolución de 1952. Una vez instaurados en el poder, el partido del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) empezó una agresiva campaña mediática.En poco tiempo esta instrumentalización de los medios masivos de comunicación logró borrar de la memoria colectiva boliviana cinco décadas de ensayistas, literatos, artistas, historiadores y poetas. La malograda generación de escritores de 1900 a 1950 estuvo encarnada por Daniel S. Bustamante, Alcides Arguedas, Bautista Saavedra, Carlos Romero Cavero, Abel Alarcón, Jaime Mendoza, Tristán Marof, Claudio Cortez A., José Salmón Ballivián, Daniel Pérez Velasco, Gustavo Adolfo Otero, Alfredo Jáuregui Rosquellas, Pastor Valencia Cabrera, Agustín Iturricha, José Felipe Costas, Julio Aquiles Munguía, Luis Toro Ramallo, entre otros.La Guerra del Chaco (1932-1935) fue el germen para un nuevo escenario político y la aparición de nuevos protagonistas. Terminada la contienda bélica con el Paraguay se fueron afianzando en el espectro político nuevas posturas ideológicas. Los vencedores de la crisis generacional del Chaco lograron imponer su visión de país a través de la ensayística, la historia, la poesía, el arte, la literatura y sobre todo acentuaron la tradición autoritaria bajo la lógica amigo/enemigo para reducir a todo adversario contrario el régimen. Hasta el día de hoy se puede advertir el éxito propagandístico de la década de los cincuenta por la vigencia de ideas dogmatizadas por el Chueco Augusto Céspedes, Carlos Montenegro, el mago Mariano Baptista Gumucio, Guillermo Bedregal Gutiérrez, Carlos Ponce Sanjinés, René Zavaleta Mercado y el amauta Fausto Reinaga.El proceso pre-revolucionario y post-revolucionario está cargado por el exceso ideológico del MNR que marcó de manera determinante hasta el día de hoy la forma de concebir la historia y la cultura. Tal es el caso del Viceministro de Descolonización del actual gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) Félix Cárdenas, quien aparece en su portal oficial del gobierno como “indio aymara en ejercicio, dirigente sindical, confinado y detenido político en la era neoliberal (…) inclaudicable defensor y luchador por los Derechos de los Pueblos Indígena Originario Campesinos, Presidente de Comisión Visión País de la Asamblea Constituyente el 2006-2008, Licenciado en Ciencias Jurídicas, académico e investigador en constitucionalismo y pueblos indígenas”; a pesar de tener estas credenciales revolucionarias y académicas, de manera convencional cuestionó que se siga leyendo en colegios y universidades la obra de Alcides Arguedas (1879-1946). El Viceministro cataloga el legado arguediano como una visión totalmente racista.Sugiere que en la nueva malla curricular el texto base tendría que ser Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano. El Viceministro Cárdenas como gran parte de la población boliviana según el psicoanálisis cultiva una fijación negativa de acuerdo a la historiografía e ideológica del MNR, para ser más exacto repite acríticamente la visión cespediana sobre Alcides Arguedas.El ensayista Fernando Diez de Medina (1908-1990) resaltó que la historia de las ideas no puede cerrar los ojos al flujo político de los hechos históricos, que son al fin y al cabo los que sirven de fondo a la pugna del pensamiento. Esto nos remite a la conocida sentencia: “La historia la escriben los vencedores”.El Día – Santa Cruz