Decía un cubano hace unos días que ni en los días más duros de la crisis, en su país se tomaron medidas como las que está adoptando Venezuela para paliar la crisis energética. El país de Nicolás Maduro lleva casi un mes con un régimen laboral de cuatro días por semana, pues el gobierno decidió cortar una jornada para ahorrar electricidad, producto de una grave sequía que ha paralizado las plantas hidroeléctricas.
La cosa están tan oscura, que el régimen bolivariano ha determinado también cambiar nuevamente el huso horario para aprovechar mejor la luz natural y por si fuera poco, la población tendrá que soportar cortes del suministro doméstico por cuatro horas al día, a partir de este lunes.
Las restricciones, según los anuncios oficiales, tendrán un alcance de cuarenta días, hasta que vuelvan las lluvias. El problema corre el riesgo de empeorar, pues el gigantesco embalse de Guri, que provee el 63 por ciento de la electricidad del país, ha llegado a niveles alarmantes y está muy cerca del colapso. Muchos se preguntarán cómo es que una potencia energética como Venezuela ha llegado a esta miseria, pudiendo haber generado alternativas para este tipo de emergencias. La respuesta es una sola: Populismo y a este paso, solo falta que declare “País cerrado por refacciones”.
Fuente: eldia.com.bo