El Defensor en su laberinto

yanezArturo Yáñez CortesComo nunca ocurrió en su relativamente corta vida institucional, la Defensoría del Pueblo enfrenta un enorme desafío a partir de las circunstancias que han marcado la designación de su flamante titular. No cabe duda que el desempeño relativamente crítico del anterior Defensor precipitó que, inusitadamente, la Asamblea Legislativa apure la elección del nuevo…a la medida de sus requerimientos partidarios. Fuera absurdo –siguiendo los razonamientos y críticas formulados al anterior defensor– que en esta ocasión, en un extrañísimo arranque de honestidad e institucionalidad, “repitan el error” de nombrar a un independiente o por lo menos, corran el riesgo que pueda serlo.Empero, como no existe inventor que no se joda con su invento, una vez más las filas azules han dejado suficientemente comprobado que son las pasiones las que pierden a los hombres (según mi tocayo Pérez Reverte) y desde el mismo inicio de la gestión del flamante elegido, no han hecho sino ponerle en el peor de los laberintos, una suerte de presente griego o mejor para estar a tono, plurinacional. Veamos:Aunque no existe una norma que lo prohíba –y si la habría, seguro que igual le hubieran metido nomás–, convendrán conmigo que por la elemental naturaleza de la defensoría (institución universalmente conceptuada como contrapoder) resulta poco inteligente que el nuevo defensor provenga precisamente de las huestes de empleados públicos, caracterizados, en su mayoría, por su militancia partidista. En el caso, el error se amplifica pues no se trataba de uno de menor rango, sino de un alto cargo que estuvo prestando sus servicios en la última década, en situaciones que fuera imposible de alcanzar sin esa militancia partidaria.Pese a la magnífica experiencia que debiera de haberle producido dirigir la Defensoría Pública (de lejos, la mejor especialización en la defensa de uno de los sectores más desposeídos), los aproximadamente 11 minutos del audio de su examen ante la Comisión Legislativa no sólo siembran fundadas dudas de sus aptitudes técnicas para el desempeño de este nuevo altísimo cargo, sino muestran también la impostura de sus examinadores: triste el destino de un país, en el que se elige al que se aplaza en la prueba para el cargo (salvo que hayan evaluado sus dotes artísticas para cantarle loas a su jefazo en algún karaoke).Luego, en el mismo acto de su posesión, no sé si cabría tomarlo como una prueba más de la perversión que produce el ejercicio del poder –peor si es tan prolongado–, ignorancia supina de la función que le ordena la CPE, la ley y el derecho comparado; la imposibilidad de disimular siquiera la angurria o todos los anteriores y otros peores, nuevamente el Presidente y el Vice se dieron a la tarea de ¿instruirle? al flamante defensor que…no cumpla con sus elementales funciones y se convierta en otro amarrawato más, entre la ya muy poblada corte que pasa la lengua a su jefazo, defiende su bragueta y ejecuta el trabajo sucio, a título de “servicio público”.Y por si lo anterior no fuera suficiente, el flamante funcionario ha inaugurado su trabajo, con sonados autogoles. Sus discursos, propios de arenga de sindicato oficialista y no de un defensor de los derechos humanos; su estruendoso silencio sobre la sistemática y cobarde tortura judicial, fiscal y policial que se propina públicamente al abogado León, y su penosa “intervención” en el lacerante trato que el Estado brinda a las personas con capacidades diferentes –torturados e ignorados por el Gobierno– ayudando so pretexto de buen chango el conveniente retorno de un grupo, hacen temer que el defensor no estaría dando la talla para el cargo que la Asamblea, pese a su examen, le entregó: la defensa de los derechos humanos de tod@s frente al poder y, principalmente del Gobierno que administra el estado.Naturalmente que ese pequeño gran detalle constituye la esencia de su función y le sitúa frente a esta jodidísima disyuntiva: ¿Ser el Defensor o un amarrawatos más? Eso sí, haría bien en considerar con Curtler que: “Entre más indefensa es la víctima, mayor es el crimen”.Correo del Sur – Sucre