Da en el clavo la periodista Maggy Talavera en una reciente columna de su autoría, al señalar que “la furibunda actuación de JRQ estuvo más bien dirigida al interior del MAS, urgido éste por la necesidad de recomponer su maltrecha figura y reposicionar su imagen”.En efecto, el destemplado discurso de Quintana ante la Cámara de Diputados no alcanza a explicarse por un interés en amedrentar a la prensa o por el simple gusto de denostar a la oposición: todo apunta a una jugada estratégica para desactivar las movidas internas en el Movimiento Al Socialismo y el gobierno para sacarlo del Ministerio de la Presidencia.Y es que el ministro de las “hormonas amazónicas” ha sido el más afectado por el escándalo Zapata-Camc, dado que difícilmente la ex del caudillo podría haber hecho sola todos los negociados multimillonarios que se le atribuyen.De ahí que J.R. haya estado –y quizás todavía esté- pendiendo de un débil hilo de tolerancia presidencial, a la espera del momento propicio para ser despachado a algún exilio dorado diplomático, a la manera de otros ex integrantes del gabinete ministerial.Huérfano de bases electorales propias y pendiente su cargo de una anunciada “evaluación” de las organizaciones sociales masistas, el funcionario parece haberse jugado todo en su presentación congresal, con violenta y calculada sobreactuación, para mostrarse como un seudo-campeón antiimperialista del “proceso de cambio”…[email protected]