Traci Lords, la eterna reinvención de la diva del porno

traci lordsLa industria del porno es como el sureste asiático, cada cierto tiempo recibe una sacudida fortísima que la devasta. Y a mediados de los 80, en plena era del puritanismo reaganiano, ese temblor fue provocado por una jovencísima rubia de Ohio. Tan jovencísima que ni si quiera había cumplido 18 años, pero, para sorpresa de las autoridades, ya había participado en 100 películas. Y sólo una, grabada el día de su decimoctavo cumpleaños, era legal.

Traci Lords, o más bien Nora Louise Kuzma, había nacido en Stubenville, Ohio, la tierra natal de Dean Martin, en 1968. Hija de un emigrante ucraniano alcohólico y una madre con problemas mentales que abandonó a su marido y se trasladó con sus hijas a California antes de que Nora cumpliese los doce. Y no parece que romper con sus raíces supusiese un trauma para Nora. Hace tres años, cuando Stubenville ocupó las páginas de sucesos tras la violación de una adolescente a manos de dos menores, su ciudadana más ilustre (con permiso de Dino) alzó la voz y declaró en prime time que ella también había sido violada cuando sólo contaba diez años de edad.

«California era totalmente distinta al lugar de donde venía. Mi piel era tan blanca que parecía una extraterrestre. Jamás había tomado sol para ponerme morena. Esas cosas no se hacen en Ohio». declaraba Nora. Y tomar el sol no era la única novedad que se iba a encontrar en el estado dorado. Su rubia palidez y un cierto aire de capitana del equipo de cheerleaders del instituto local, (como si Kelly Taylor y Brenda Walsh se hubiesen fundido en un solo cuerpo) hizo que los ojos de los cazadores de belleza de baja ralea que pululan por la cuna de la farándula pusiesen los ojos en ella.



Y Nora, que ya parecía tener cierto olfato para el dinero no tardó en facilitarse el acceso al mercado laboral. A los quince años falsificó un certificado de nacimiento y un permiso de conducir, adelantó su nacimiento cinco años y pasó a llamarse Kristie Nussbaum. Y antes de que se hubiese secado la tinta de su firma falsa ya posaba en el mítico Penthouse de 1984 que costó la corona de Miss Universo a Vanessa Williams. Y de las páginas de las revistas, Lords pasó al cine X y a despedir a Kristie Nussbaum: había nacido Traci Lords.Su aspecto adolecente (era una adolescente) la convirtió en la estrella más demandada y su producción e ingresos se duplicaban anualmente. Era el momento de crear su propia productora Traci Lords Company. La desarraigada Nora Louise Kuzma se había convertido en la gran estrella del porno de la década de los 80. En dura puja con su archienemiga Ginger Lynn, con la que a pesar de pasar muy buenos ratos en pantalla mantenía una rivalidad indisimulada.

A LOS QUINCE AÑOS FALSIFICÓ UN CERTIFICADO DE NACIMIENTO Y UN PERMISO DE CONDUCIR, ADELANTÓ SU NACIMIENTO CINCO AÑOS Y PASÓ A LLAMARSE KRISTIE NUSSBAUM. Y ANTES DE QUE SE HUBIESE SECADO LA TINTA DE SU FIRMA FALSA YA POSABA EN EL MÍTICO PENTHOUSE DE 1984 QUE COSTÓ LA CORONA DE MISS UNIVERSO A VANESSA WILLIAMS.

Pero en julio de 1986 la policía de California irrumpía en cada de Lords para poner fin al sueño.La actriz acabó detenida bajo la acusación de haber participado en producciones pornográficas siendo menor de edad. Lo que desencadenó un proceso judicial que hirió severamente a la industria del porno. Todas las imágenes de Tracy antes de cumplir los 18 tenían que ser destruidas, millones de revistas y cintas de vídeo fueron desintegradas como en un moderno y ardiente Farenheit 451. Las pérdidas fueron millonarias. De las casi cien películas en las que había intervenido sólo una era legal “Traci, I love you”, rodada en París el día de su cumpleaños.

La ola de la detenciones que provocó el suceso causó un rechazo generalizado hacia Lords, a la que muchos  en la industria acusaron de provocar su propia detención para librarse de su pasado, ser la única con acceso a su propio material y a la vez convertirse en objeto de culto. Una jugada maestra. Y a juzgar por como ha conducido su carrera no lo podríamos tachar de vulgar conspiranoia.

En 1987 apartada ya del género que la convirtió en un mito se matriculó en la célebre academia de Lee Strasberg y dedicó todos sus esfuerzos a buscar un lugar en el cine convencional. No tuvo mal inicio, su primer papel seguía manteniendo tintes eróticos, pero llegaba de la mano de Roger Corman, uno de los productores más legendarios de Hollywood. Pero fue otra leyenda viva la que le proporcionó su primer papel relevante. En 1990, John Waters, el genio de Baltimore, experto en refrescar sus repartos con caras rescatadas de la cultura pop norteamericana, la fichaba para Cry Baby, el delicioso musical protagonizado por un jovencísimo Johnny Depp.

A partir de ahí sus esfuerzos han sido más o menos exitosos. Tuvo pequeños papeles en series imprescindibles como Matrimonio con hijos o Melrose Place, en la que conoció a una de sus parejas, John Emos III, el fornido transeúnte que hace sentir a a Samantha Jones como “pollicienta”. Y papeles más destacados en producciones como Profiler.

En el cine no ha vuelto a despertar el mismo entusiasmo que hace 30 años, pero se ha mantenido activa. Llegó a ser considerada seriamente para el papel que Sharon Stone desempeñó en Casino y ha trabajado con estrellas como Denzel Washington, Russell Crowe o Wesley Snipes y directores de culto. Gregg Araki contó con ella en Nowhere y Kevin Stmith le escribió un papel a medida en ¿Hacemos una porno?

Pero el cine no es el único interés de Lords. También ha escrito su autobiografía, Traci Lords: Underdneath in all (Tracy Lords: Debajo de todos) sutil, muy sutil, ha desarrollado una carrera musical que la ha llevado a colaborar con figuras destacadas como Manic Street Preachers, Jefferson Airplane o Iggie Pop y mantiene un enconado activismo a favor de los derechos de los homosexuales.

A sus recién estrenados 48, casada y con un hijo de nueve años, no reniega de su pasado como pornostar, pero tampoco siente nostalgia. Porque como ha declarado alguna vez «nunca he conocido a una estrella porno feliz».Fuente: www.revistavanityfair.es