Carlos Federico Valverde BravoFinalizando el mes de mayo, el procurador general del Estado, Héctor Arce Zaconeta, explicó que el presidente Evo Morales “firmó los documentos iniciales (inscripción de EFMZ y reconocimiento de paternidad) de buena fe, porque cumplía su responsabilidad de padre y reconocía legalmente a su presunto hijo, como cualquier persona. Esa fue la verdad de lo que ocurrió, aquí no hay ninguna falsificación, no hay ningún acto contrario a la normatividad”.Dicho esto, está claro que la investigación y la denuncia demostraron no solo su validez, sino que también se respaldaron en documentación oficial del Estado, de manera tal que aquello parece ser un tema ya sin debate, aunque sigo insistiendo en que al presidente Morales habría que investigarlo por posible tráfico de influencias. Gabriela Zapata Montaño no pudo lograr lo que logró sola, ese es un hecho.Ahora, el poder ha decidido acentuar la ‘política del miedo’ y, para ello, usa al Poder Judicial a fin de tratar que las casas periodísticas presenten la nómina de los reporteros y de los periodistas que cubrieron las declaraciones de Zapata, con el argumento de que hay un ministro que va a iniciar una querella contra la expareja del primer mandatario.Poco sutil la idea del amedrentamiento; el argumento es que se pretende “acumular antecedentes que permitan la apertura de una acción penal por calumnia e injuria” de parte del ministro de Obras Públicas, Milton Claros, a Zapata, quien, casualmente, vive buscando a fiscales, a jueces y a medios de comunicación para desdecirse de todo lo que ya dijo y disculparse con quien se ponga en la fila, de modo que esto último solamente puede interpretarse como una más de las tantas intenciones de no dar tregua ni respiro a la política del miedo (si no te respetan, que te teman) que decidieron aplicar cuando entendieron que su credibilidad se cayó y que el respaldo que tuvieron (incluso el 21 de febrero, día del referendo) parece no ser el mismo.Por su lado, el vicepresidente Álvaro García Linera dijo que “Zapata, sus abogados, una rosca de medios de comunicación mentirosos… hicieron el peor engaño de la historia de Bolivia”, sin tomar en cuenta que su perorata se cae casi sola. Basta recordar que el periodismo dio a conocer lo que ocurrió hace casi nueve años, de manera que ningún medio intervino en nada que no sea dar a conocer los hechos.Pero, claro, eso tampoco importa, cuando lo evidente es que se quiere atemorizar a todos; si se comienza por los medios de comunicación, mejor… ¿o no?El Deber – Santa Cruz