El médico que diagnosticó su propio cáncer (y lo convirtió en bestseller)

Las emotivas memorias del neurocirujano Paul Kalanathi ya han vendido 500.000 copias en todo el mundo. Sin embargo, él no ha podido verlokalanithi«Revisé las imágenes de la tomografía computarizada, el diagnóstico era evidente: los pulmones estaban manchados por innumerables tumores; la columna, deformada; un lóbulo entero del hígado, aniquilado. Un cáncer ampliamente extendido. Yo era un médico residente de la neurocirugía y estaba entrando en el año final de mi formación. Durante los seis últimos años, había examinado infinidad de escáneres de este tipo, por si existía la remota posibilidad de realizar una intervención beneficiosa para el paciente. Pero este escáner era diferente: era mío.»

El que habla aquí es Paul Kalanithi, un neurocirujano y escritor que a los 36 años se autodiagnosticó un cáncer de pulmón que parecía incurable. Desde entonces, sus días se convirtieron en una continua y dramática pelea con la enfermedad contra la que curiosamente tantos años llevaba luchando como profesional.

Kalanithi había entregado su vida a la prevención constante de la muerte, y ahora era la muerte la que estaba a punto de acabar con su vida.



Irónico, por no decir terrible. Y Kalanithi lo sabía.

Leyendo artículos suyos y algunos fragmentos de las memorias que se apresuró en escribir antes de que el bicho maligno le devorase por completo, uno se llega a imaginar que el plan que el destino tenía para él nunca había sido otro.

Como si los libros que leía de niño, las conversaciones familiares que más le marcaron o sus primeras experiencias en el mundo de la medicina fueran señales clarísimas de su suerte que él tardaría un poco más en resolver.

Y ese mensaje del destino le llegó en forma de dolor: primero por la espalda, después una punzada en el pecho, más tarde el mareo, el temblor, la náusea, la pérdida del pelo y del apetito, la desorientación, el miedo.

Paul Kalanithi conocía de sobra esos síntomas, y sin embargo al sentirlos en su propia piel no podía dar crédito. Cuando llevas tanto tiempo analizando el dolor de los demás, ¿cómo de desesperante debe ser sentirlo dentro de ti?

Todas estas dudas y contradicciones son las que llevaron a este neurocirujano amante de los libros a sentarse frente a su ordenador y comenzar lo que sería una especie de memoria novelada de todo el proceso que estaba viviendo.

Al fin, sus dos enfrentadas pasiones acabarían fundiéndose. Su pasión por la literatura, y su profesión por la que pasó tantas horas entre consultas y habitaciones de hospitales, le hacían ahora teclear con furia con el sueño de vencer al cáncer.

Y así es como nació Recuerda que vas a morir. Vive., un libro muy honesto —y unas veces demasiado empalagoso, y otras veces demasiado crudo— con el que Kalanithi se obligaba a sí mismo a mantener la cabeza bien cuerda, a escribir para recordar y para no dejar de luchar.

Pero el cáncer se propagaba y se alimentaba de su energía mucho más rápido de lo que sus dedos eran capaces de teclear, hasta que un día su cuerpo dejó de palpitar para siempre.

Con 36 años, Paul Kalanithi dejó a medias una vida, un matrimonio y una novela. Pero empeñada en que sus magníficas ideas no desaparecieran con su muerte, su mujer , Lucy Kalanithi se propuso publicarlas para que llegaran más lejos.

Y qué lejos: en menos de un año, las memorias de el neurocirujano han vendido alrededor de medio millón de copias entre Estados Unidos y Reino Unido, y ahora están empezando a traducirse y publicarse también en el extranjero.

En España, ha sido la editorial Seix Barral la encargada de propagar la historia de Kalanithi, que aunque esté revestida de un fenómeno de best-seller, y aunque miles de ojos la estén devorando en estos momentos, guarda en su interior una intimidad desbordante, una sinceridad terrorífica.

Su libro no nos salvará la vida, pero sí nos enseña a caminar hacia la muerte con la cabeza alta

Porque a pesar de lo que sin duda parece, Recuerda que vas a morir. Vive,no es una autobiografía más sobre el cáncer, ni un artefacto fabricado para tocar la fibra sensible del lector con unas cuantas anécdotas tremendas.

Tiene la claridad de Siddhartha Mukherjee en El emperador de todos los males  y a veces incluso tiene el ingenio de Oliver Sacks.

Sólo por eso, podríamos decir que Paul Kalanithi escribió contrarreloj —y bajo los efectos de la guerra librada en su cuerpo— una obra que más allá del furor editorial momentáneo que está causando, se podría encontrar ya entre los ensayos imprescindibles de una “Biblioteca de la Enfermedad”.

Y el suyo no será uno de los libros que nos salven la vida, pero sí nos enseñará a caminar con la cabeza alta hacia la muerte.

Fuente:  www.playgroundmag.net/