Rehenes de falsos movimientos sociales

ferrufino1Claudio FerrufinoTardó en hacerse oír la voz que pediría otra posibilidad de reelección para el bendito Evo Morales. ¿Quiénes pregonan este derecho (que no lo es) para que el cacique se quede para siempre en el poder? Porque hay que ser claros, lo de una o dos reelecciones es simple añagaza: el objetivo apunta a perpetuidad.Los llaman “movimientos sociales”, que lo son, en algún sentido, siendo en la cruda realidad asociaciones, impuestas en muchos casos, dedicadas al beneficio, y al arbitrio, de castas de dirigentes maleados. El objetivo está en el saqueo nacional, sin importar que bajo el yugo que imponen caigan odiados oligarcas, a quienes se esmeran en imitar, o pueblos indígenas sujetos al uso vertical del poder desde siempre (no acusemos solo a España, que viene de muy atrás).Para quienes hemos sido trabajadores, inscritos a un sindicato que hacía lo que podía para rescatar o conservar beneficios mientras luchaba por otros, la desvirtuación del movimiento obrero-campesino, de la largamente engañada y malversada “revolución” a manos del masismo y su indiscutible –y violento- jerarca, ha colmado la olla de las diatribas posibles en contra de la historia boliviana. Morales y su casta, que incluye originarios, burgueses, comunistas, fascistas o monstruo de cualquier laya que se incline ante su virgen política, ha dejado a los caudillos, dictaduras militares, movimientistas y etcéteras chicos comparándolos.Jamás poseyó Bolivia corrupto rodillo tal, afianzado no por dotes ultraterrenas que lo calificaran de elegido sino por simples y beneficiosas coyunturas económicas que lo permitieron. La parafernalia divina o cuasi divina que comenzó con Morales se va disolviendo lentamente. El abandono de los mecenas gringos escondidos en las oenegés y ávidos de hacer una prueba social que nunca harían en casa, ayuda a que el dirigente cocalero hecho presidente pierda el aura que lo comparó a Mandela en una ceguera imposible de creer. Eso y otras cosas, como la última que tuvo hasta un viceministro sacrificado.Cuando el pastel se achica, los comensales olvidan quién es el anfitrión y quién el invitado. Bregan por su pedazo y se acabó. Sucede hoy con los cooperativistas mineros, una mafia que se escuda detrás de una gran tradición rebelde y que no representa más que un cártel de capitalistas salvajes dispuestos a todo con tal de lucrar, lanzando a sus asociados a protestar por concesiones cuyos beneficios no han de alcanzar al trabajador asalariado; es más, la cúpula del “cooperativismo” minero impide la formación de sindicatos entre los trabajadores. Ello implicaría un alto, así fuere mínimo, al trabajo esclavo que los define.Los cocaleros están en otro espacio. Hablamos de territorio, de una narco republiqueta. Otra vez, no sabemos la extensión de los beneficios que el narcotráfico da al conjunto de habitantes de la zona. Que existen imperios y feudos dinásticos se ha comprobado. Y una obligatoria ley de silencio so pena de muerte. Que hay pobres también, y obreros y sirvientes, seguro. Alta estratificación social de acuerdo al rango en su relación con el poder y el peso en dólares.Pareciera que la población urbana, Cochabamba en específico, no presta atención a las manifestaciones del mal. Sigue la gente vacacionando en el Chapare tropical como si nada pasara, sin pensar que esta a ratos idílica campiña es fuente de terror y desaparición. Allí se juega el destino de tierras comunales indígenas, del medio ambiente y la supervivencia al desastre ambiental, del derecho de todos a un espacio geográfico y a cierta estabilidad económica. Conceder a los delincuentes una máscara de normalidad conlleva un error fatal.Pronto se pronunciarán por la eternidad del curaca. Existe una confabulación entre los grupos delincuenciales como los anotados y una progenie intelectual que dora la píldora a nombre de una fabulosa “izquierda”, amén de empresarios y otros. Democracia no hay, guárdense entonces la lírica subjetiva…El Día – Santa Cruz