Malos recuerdos de Ñancahuazú

gramuntJosé Gramunt de Moragas, S.J.En la mañanita, a primera hora del pasado jueves, al abrir el correo me topé con el atinado articulo de mi amigo Winston Estremadoiro, titulado “La guerra de los subtenientes”. ¡Qué acertado! Le aseguro que me llegó al alma. Encontré que muchos de los recuerdos que usted guarda de la guerrilla del Che coinciden con los que yo conservo en mi rebotica.Me acuerdo muy bien de que en aquellos días de plomo, el presidente Luis Adolfo Siles invitó a un grupo de periodistas —entre los cuales yo me encontraba—, nos invitó a recorrer algunos de los lugares —empezando por Ñancahuazú— por donde el Che y sus camaradas habían  pasado, dejando atrás regueros de sangre boliviana.Aquella experiencia me sirvió para escribir la primera parte de mi libro titulado, “De los años de plomo al populismo autoritario”.Allí dejé escrito lo que yo sentía sobre la guerra revolucionaria y sus inmediatas consecuencias. Violencia armada, primero y después, populismo autoritario.Por mi parte califiqué al argentino-cubano como invasor y a renglón seguido rendí los debidos honores a los oficiales, clases y soldados que habían dado su vida por la Patria.En el recorrido que hicimos con los periodistas, conocí al entonces capitán Mario Vargas Salinas, que había comandado una hábil operación antiguerrillera en el Vado del Yeso.El capitán Vargas aprovechó de una de las tácticas guerrilleras que es la emboscada. Vargas observó cuidadosamente el repliegue de la segunda columna guerrillera que caminaba hacia la frontera argentina. Colocó a sus hombres en varios puestos junto al vado del río. En el momento oportuno dio la orden de fuego, y en pocos minutos los soldados bolivianos acabaron con los invasores.En fin, todo esto es ya historia.Ahora la guerra burocrática pseudojudicial contra el General Gary Prado está en pleno desarrollo. Como no podía ser de otro modo, el abogado Gary Prado Araúz, hijo del general, está tratando de contrapesar el acoso judicial contra su padre.Que Dios le ilumine.Los Tiempos – Cochabamba