Después de más de 48 horas desde que se lo declaró con muerte cerebral, la vida del futbolista Paúl Burton se apaga poco a poco. Este jueves los familiares continuaron a la expectativa en la clínica Incor para tratar de ver una luz al final del túnel. «Mi sobrino aún está conectado a la máquina hasta que Dios quiera, pero la esperanza es lo último que se pierde», afirmó a DIEZ la noche de este jueves una familiar del deportista.
El corazón de Burton sigue latiendo porque se encuentra conectado a un respirador mecánico en la sala de terapia intensiva de la clínica cruceña. El zaguero albiverde fue sometido a una cirugía de hernia de disco el 22 de noviembre. Después de una serie de complicaciones el jugador beniano quedó en coma hasta que los galenos oficializaron el daño irreversible.
La familia, que en su mayoría llegó desde la población beniana de Huacaraje (provincia Iténez), una vez más afirmó que no firmará ninguna autorización para que se desconecte al jugador. Carola Hoyos, esposa del futbolista, disparó sus dardos en contra de los médicos que operaron a su esposo.
Desde hace unos días, la administración de la clínica ordenó que no ingresen los periodistas, que esperan por horas en las afueras del centro de salud alguna información oficial sobre el zaguero refinero.
Fuente: diez.bo