Real Madrid 3-2 Deportivo. Vibrante segunda parte. Se adelantaron los blancos con gol de Morata, dio la vuelta Joselu y al final llegó la épica: Mariano y Sergio RamosEl Madrid se despide del año liguero llegando al apogeo de sí mismo. Otra remontada a base de canteranos y gol final de Ramos. Zidane supera así el récord de imbatibilidad merengue de Beenhaker, que quedaba como un tiempo muy dulce del Madrid. Pero esto es otra cosa, algo desconocido.Todo pasó en la segunda parte. Ser cronista de este Madrid es toda una experiencia.La manera en la que Ramos acude a sus remates es digna de verse. Va recto, nadie le intercepta, madridistas previos le dibujan la estela y siempre merodea Lucas, encargado primero y definitivo del juego subterráneo. Es como si el juego aéreo del Madrid tuviese un primera fase rasa que es suya.Ramos va siempre al mismo remate con los ojos fijos y siempre llega. Son goles de anticipación. Pero quizás haya que empezar a fijarse en lo que pasa antes. ¿Por qué Ramos tiene siempre la ola preparara para cabalgarla?El Madrid lleva medio año jugando así. Es un equipo apocalíptico, de juicio final, pero sus minutos de preguerra comienzan cada vez antes. Hay segundas partes enteras que ya juega a la épica. Tiene tres o cuatro santones. Es un equipo de superstición.Pero vayamos al inicio.El Madrid comenzó con toque ligero, pero escasa llegada.Isco tenía el día propicio. Todo puesto para él. Dos medios de cimentación detrás y Morata de nueve zapador. Estaba de mediapunta mediapunta. Y se le vio contento, con mucho recorrido, cómodo. Muy participativo. En esa posición era más él, era propiamente Isco. Y se vio lo que tiene de producto nacional de décadas, de respuesta genética. Jugó bien, pero sin desequilibrar del todo. Tiene tanta confianza que, de modo inaudito, le intentó ganar una contra en velocidad a Sidnei. Eran como dos corriendo en el túnel del viento.Isco recuerda, en sus trazas mediapuntiles, a esos jugadores españoles de los 90, no del todo conseguidos. Los años posteriores a De la Peña. A los Sandro o Rivera madridistas. Un cierto tipo de jugador que en Isco ha tomado forma, por fin, sin llegar a ser del todo. Se notó en la insuficiencia definitiva en el último pase o en la zancada decisiva.El mediapunta español estético corre y suelta sus extremidades como satisfaciendo la perversión erótica de alguien en la grada. Hay como una secreta seducción homoerótica.El mediapunta español es la continuación (solapada) en lo deportivo de la torería algo erotizante masculina del toreo. Indica lo sublime subiendo un poco la mano, con un gesto recogido de la muñeca.El mediapunta español es la impotencia. Exacto. La sensualidad rebuscada, pero sin fruto. El gusto sin grito. La postura y el movimiento sin penetracion.Y luego salen los Lucas, con su fútbol espermatozoide.Pero su conexión con el aficionado es absoluta. En un lance le robó un balón a Andone en posiciones de defensa y (lo juro) un señor en la grada se puso de pie para aplaudir.Es un concepto equino de la doma del artista que a cierto sector del Bernabéu le pirra.A su lado, James y Asensio. En general, jugadores algo discontinuos.Asensio colgó un balón perfecto para James, y luego desapareció un rato. James estuvo en el tono del equipo, pero en general se notó que respecto los titulares, estaos futbolistas desentonaban por constancia y ritmo. Había un vacío de voluntad, de arrastre, de responsabilidad. Como si en la zona decisiva a nadie le incumbiese del todo la tarea de atacar.Con esas intermitencias, el Madrid iba pespunteando su juego. Pero parecía jugar sobre terreno fregado. Y los ojos se fueron yendo a Casemiro, mucho mejor con el balón que en días anteriores y totalmente magnético en la recuperación. Su juego aéreo recuerda mucho al de Hierro, lo que desperta viejas nostalgias.El Depor, bien asentado sobre Guilherme y Borges, no se iba del partido. Emre tuvo una buena ocasión, con susto de Ramos, y Borges remató un córner al palo. El partido era igualado.Hubo una cruel pitada a Danilo en el 30, que se fue repitiendo con saña acostumbrada. Pero Danilo acabó siendo el triste percutidor” madridista en la banda, único ser humano vertical en una media propensa al caracoleo. James y Asensio, por naturaleza, Isco casi por vicio. Sin un Lucas, sin Marcelo, sin Bale, el Madrid tenía menos profundidad que el dibujo de un niño. Su media era caracoleante y “caracolenta”. Así que era Danilo, con sus melancólicas carreras, el que se atropellaba a sí mismo entre los pitos incomprensivos de cierto Bernabéu incorregible.Nada más empezar la segunda parte pasó lo que se pedía. Un jugador dio un puñetazo en la mesa. Sacó el partido de su calma correcta, de su técnica medianía. Isco le dio un balón a Morata de espalda, se dio la vuelta, se colocó el balón, todo ello mirando al suelo (¡qué más da!), con una tozudez casi cómica, y alargó un chut violento al lado del palo. Gol, partido encarrilado y Zidane saltando. Morata pide el sitio. Es un jugador que trasmite y que ha dado puntos decisivos al Madrid.Para decidir un partido hay que decidirse antes. Y él lo hace.El Madrid ya se gustó con su red de toques en la media y jugó mucho en el campo del Dépor.En una de las contras, Casemiro se encantó al evacuar el balón y regaló un disparo franco a Joselu, que había salido hacía minutos. El Dépor empataba cuando mejor estaba el Madrid.Generosamente, el público se dedicó a silbar a quien meses antes le había regalado una Copa de Europa. En el lio, otro error defensivo del Madrid lo aprovechó de nuevo Joselu a la contra, adelantándose a Ramos siempre en los límites de lo extemporáneo.Zidane reaccionó de la mejor manera que sabe: Lucas Vázquez, que es como el reflejo rotuliano del entrenador. El estadio ya estaba en “modo tremolina”.El Madrid abrió aa Lucas y Nacho y comenzó a jugar directo. Pugnaba Morata y salió Mariano (por un Isco ovacionado, ojo). Están la Odisea, la Iliada y la Canteránida de Zidane.No era fútbol directo ya, era fútbol sumario y abreviado, en un clima bronco de remontada.El Madrid vive así. Le falta fluidez al juego. Es como si acabar cada día fuera una gesta.El Depor empezó a atacar como el Borussia de la Coruña.En clara “desrotación”, Zidane sacó a Marcelo.En el 38, entrando en calor: Lucas para el gol Mariano de cabeza. El canterano como ungido. Desde Morales a Raúl.El Bernabéu vibraba. El Madrid está acercando el fútbol al baloncesto. Hay que llegar al final. Jugaba como el Ipswich Town, aunque soltando centrales ¡pero a quién le importa el juego ya!Ramos se sumó al ataque y Mariano y Lucas (¡vaya dos!) guerreaban el el área. El Madrid no solo marca en los córneres, se los trabaja antes, los llena de zanjas y trincheras. Los rivales quieren impedirlo a toda costa.Estamos a punto de vivir la politización (la Gurucetización) de los córneres madridistas.Porque sí, en el 92, llegó el gol de Ramos otra vez. Y no hay periódico ni tiempo para contar lo que se vivió.Con menos milagros se han fundado algunas religiones.Origen: Real Madrid-Deportivo en directo: Sergio Ramos y el Madrid lo vuelven a hacer