Una treintena de trabajadores cuenta en qué momento se torció aquella fiesta que parecía de confraternización. Y lo peor no fue eso: lo peor llegó el día siguiente
9. Julio, 44 años, contable: “A un compañero no se le ocurrió otra cosa que grabar un vídeo pretendidamente humorístico con otros dos compañeros. Era una patochada de musical donde criticaban lo rápido que había ascendido una chica que acababa de entrar en la empresa. Es la típica cosa que se le ocurre al macho alfa cuando está borracho. El vídeo no hizo gracia al director de la empresa y desembocó en el despido de los tres”.
10. Inés, 38 años, administrativa: “Éramos 30 y habíamos concretado el menú con dos semanas de antelación en un restaurante. Llamamos un día antes para avisar de la baja de varias personas, pero no pudimos hablar con ellos. Pensamos que se debía a que estarían liados por las fechas que eran. Cuando nos presentamos el día de la cena, el restaurante había cerrado y no nos habían avisado. Terminamos cenando en un Burger King porque fue imposible encontrar ningún otro sitio”.
11. Santiago, 39 años, informático: “Un compañero se lió en dos cenas de Navidad distintas con dos compañeras. Este año estamos esperando a ver con quien se lía… Por cierto, el tipo tiene novia”.
12. Daniel, 47 años, contable: “En una de mis primeras cenas de empresa, la directora del equipo, que era una crack, se subió borracha a un escenario en un karaoke, y se insinuó a lo bestia a varios compañeros. Al día siguiente, se escondió una semana en el despacho”.
13. Alejandra, 45 años, enfermera: “Una celadora llevaba nueve meses de baja por problemas de espalda y cadera. Al menos eso se suponía. Asistió a la cena de Navidad, porque nunca se pierde una fiesta. Intentaba controlarse negándose a bailar porque, decía, le dolía la espalda. Al final, bailó una canción y estuvo más de tres horas de bailoteo, con unos tacones de palmo. Fue la reina de la pista. Después de la cena, siguió de baja unos meses más…”.
14. Manuela, 52 años, ginecóloga: “Una enfermera, casada con un médico de su mismo hospital, acudió sin su marido a la cena de trabajo. Allí ella y otro médico del mismo departamento que su marido comenzaron a coquetear. La cena se celebraba en un hotel, en el que este médico, que vivía en otra ciudad cercana, había reservado habitación para quedarse a dormir. Los dos tortolitos, bebidos, subieron a la habitación. Pero otro de los compañeros avisó al marido, que se presentó en el hotel y los pilló en el pasillo. Se liaron a tortas. Intervino la policía local, pero la fiesta siguió para los demás”.
15. Micaela, 48 años, secretaria: “Unos responsables de departamento presumían en una comida navideña ante el jefe de los logros de sus respectivas áreas en facturación y ventas. El presidente de la empresa interrumpió la conversación, hizo venir al de contabilidad y le pidió que diera las cifras por departamentos. Allí, en la comida de empresa. Los números no eran los mismos de los que presumían. Desde ese momento se respiró mucha tensión en la comida”.
16. Jaime, 43 años, maestro: “Era una cena navideña con la directora del colegio. Ella era un personaje peculiar, muy mandona y malhumorada. No dejaba pasar ni una. No estaba acostumbrada a beber y se emborrachó con la primera copa. Empezó a tirar los trastos a todos. Nos sorprendió mucho. Pensamos que a lo mejor le hacía falta este tipo de encuentros para convertirse en una persona normal. El primer día de clase tras las fiestas, un profesor le preguntó si había dormido bien después de la juerga. La directora, con mirada asesina, le fulminó: ‘Una cena es una cena, aquí estamos trabajando’. Volvió a ser la misma de siempre”.
17. Antonio, 54 años, marketing: “En la cena, el jefe se pasó la noche contando chistes rancios. Una de las compañeras no pudo más, se levantó y pidió permiso para irse alegando no poder seguir escuchando tanto chiste machista. Nos dio una lección a los demás”.
18. Francisco, 55 años, cajero de banco: “Uno de los jefes y una empleada, solteros ambos, mantenían una relación en secreto. Durante la cena, ella iba varias veces al baño y él salía constantemente a fumar. Unos compañeros decidieron seguirles y le pillaron besándose en el pasillo de la cocina del restaurante. Desde ese momento oficializaron su relación”.
19. Pedro, 41 años, agente inmobiliario: “Me fui de cena de empresa la noche de un viernes. Bebí más de la cuenta, pasando el punto de no retorno. Cuando me levanté a la mañana siguiente, tenía un mensaje de WhatsApp de mi mejor compañero de curro: ‘¡Uf, la que liamos! ¿Estás bien?’. Respondí: ‘Sí. Pero, ¿qué pasó?’. Me dijo con un emoticono de risa tronchante: ‘Ni idea. Suerte’. Decidí que no quería saber lo que pasó. Y así sigo. Gracias, Juan, por no contármelo”.
20. Adela, 45 años, administrativa: “Durante el baile en una discoteca después de la cena, nos habíamos quedado unos cuantos compañeros y un par de jefes. Un empleado, borracho, le pellizco el culo a una compañera y ella le devolvió un bofetón. Al día siguiente, ella se dirigió al comité de empresa y a él le echaron a la calle”.21. Luis, 41 años, rehabilitador físico: “En una cena de empresa del hospital, el jefe se presentó con dos chicas que acaba de conocer en un bar. Así lo justificó: ‘Total, aquí hay comida para muchos y así no las tengo que invitar yo a cenar”.22. Vicente, 39 años, publicista: “Un grupito de un departamento, hartos de los precios del bar del hotel donde se celebra la cena, cargaron el maletero de uno de los coches con neveras y bebida, en plan botellón. De tanto en tanto, salían del bar a tomarse una copa fuera. Dijeron que fue el propio hotel que, viendo las idas y venidas, llamó a la Policía Local. También había algún porro por ahí. La policía se los llevó a todos al cuartelillo. Los de dentro ni se enteraron”.23. Ángela, 43 años, directora de comunicación: “En una gran empresa de muchos empleados y diferentes departamentos, nos reunimos en una cena y empezamos a gritar ‘que se besen, que se besen’ a los jefes de dos departamentos. Tenían una relación. Todos lo sabíamos, pero ellos no sabían que estábamos al tanto. Ahora ya no están juntos”.24. Marina, 45 años, secretaria: “El presidente de mi empresa es famoso por torturar con un discurso interminable al becario de turno la noche de la cena de Navidad. Esta tradición le hace gracia a todo el mundo menos al pobre becario que debe aguantar estoicamente la charla mientras ve cómo el resto bebe, baila y se divierte. Para evitar que el becario se escaquee de la cena ante tal panorama, evitamos mencionarle el tema del discurso y las semanas previas a la cena las dedicamos a hablar de lo bien que lo pasamos siempre en la cena de empresa”.25. Sergio, 37 años, periodista: “Lo más surrealista que me ha ocurrido durante una cena de Navidad fue acabar sujetándole la chaqueta a mi jefe mientras vomitaba en la calle. Yo sólo pensaba en lo incomodo que iba a ser verle al día siguiente en la redacción, pero él hizo como si no hubiera pasado nada y nunca se volvió a hablar del tema”.26. Álvaro, 35 años, ejecutivo de cuentas: «Después de la cena dos de los directores de la empresa, bastante bebidos, se liaron a tortazos limpio por una de las trabajadoras. Fue vergonzoso, a la par que divertido. Lo cierto es que el lunes aparecieron los dos con secuelas, pero como si nada. Todavía siguen trabajando en la misma empresa».27. Mateo, 54 años, empresario: «Después de la comida de empresa, nos fuimos a un local a tomar la última. No me acuerdo de cuantas más cayeron, ni de la hora a la que llegamos finalmente. Resulta que había quedado con mi pareja para hacer algo que no recuerdo. Dormí en el jardín de casa».28. María, 30 años, diseñadora: «Sin duda, eran las dos personas que peor se llevaban de la empresa. Siempre estaban peleándose, en plan competitivo. Creaban un ambiente raro a su alrededor. Y el día de la cena de Navidad, se sientan juntos en la mesa, se van juntos y… después de dos años, siguen juntos».
Fuente: elpais.com