Albano Bizzarri: «Soy un jugador de clase media; triunfar es otra cosa»

A los 21 años pasó de Racing a Real Madrid. Atajó en España, Italia y la Selección. A los 39 es el arquero de Pescara. Quisiera jugar para siempre, asegura.

A orillas del Adriático. Bizzarri disfruta en Italia de sus últimos años de fútbol.



El rastro se desvanece hace más de tres lustros, cuando dejó Argentina corporizado en una de las mayores promesas en el arco del país y recaló en la Casa Blanca del fútbol. Entonces, Albano Bizzarri tenía 21 años y la misión de reemplazar a Paco Buyo, histórico cancerbero -al decir español- del Real Madrid. Competía con Bodo Illgner, campeón del mundo alemán, mientras en la cantera merengue Iker Casillas esperaba dar el salto a Primera. Pagaron dos millones de dólares por su pase, publicado a través de un edicto judicial porque Racing estaba en quiebra. Y aterrizó en España publicitado como el segundo arquero argentino en ubicarse bajo los tres palos del gigante blanco. Sucedió casi medio siglo después de la incorporación de Rogelio Domínguez, a quien le decían el Flaco y llegaba de la Academia, igual que este cordobés nacido en Etruria, un municipio de apenas 4 mil habitantes.

John Toshak no dudó en apostar a Bizzarri. Pero apenas 7 partidos duró el sueño en el Madrid. La derrota ante Rayo Vallecano (3 a 2) en el Santiago Bernabéu hizo explotar al entrenador galés. «Cada vez que entra el balón en nuestra área cierro los ojos… me dan ganas de llorar… tenemos un problema en la portería», disparó, carente de los códigos que tanto ponderan los técnicos argentinos. A partir de ese momento, debutó Casillas y fue titular durante 16 temporadas.

A la distancia, Bizzarri admite sus errores y establece una mirada retrospectiva de su carrera, cargada de altibajos. De aquella ilusión en uno de los equipos más grandes del planeta y la convocatoria de Marcelo Bielsa a la Copa América de 1999 a esta actualidad en Pescara, mucha agua corrió debajo del puente del fútbol. Afirmado en un club que pelea por la permanencia en la Serie A, a orillas del Mar Adriático, charla con Clarín. Es invierno en Europa y la nieve se mezcla con la arena, casi como el acento italiano que se impone sobre el cordobés.

-Cuando uno busca Albano Bizzarri en Google, dos de las primeras notas que aparecen están vinculadas a tu frustrado paso por Real Madrid. ¿Por qué no te fue bien en la Casa Blanca?

-Por varias razones… La primera es que no tenia formación para jugar en el Real Madrid. Yo fui a Racing a los 17 años y hasta esa edad me entrenaba dos o tres veces por semana a las 9 de la noche en mi pueblo. Nunca había tenido un entrenador de arqueros. Después de dos años y medio, ya era titular en Racing. Fue todo muy rápido, y cuando me tocó jugar en España cometí dos o tres errores muy graves. Tenía 21 años y no tuve la madurez para salir adelante. En el Real no te esperan. Y hacen bien, son las exigencias del club, Si no funcionás, chau, juega otro. Me acuerdo cómo sufría cuando llegaba a mi casa. Estaba solo y me preguntaba por qué me hacían esos goles, qué me estaba pasando. ‘Seis meses antes atajaba todo y ahora no paro una’, me decía. Era la oportunidad de mi vida y no estaba a la altura.

Fugaz. Bizzarri (derecha) solo atajó siete partidos en Real Madrid. Aquí con Vicente Del Bosque e Iker Casillas.

-Venías de atajar en Racing, el arco de un equipo grande. Y para muchos, fue una sorpresa tu pase al Real Madrid porque habías jugado 40 partidos en Primera. ¿Te pesó demasiado la responsabilidad?

-Fui un fichaje de cara al futuro, pero la oportunidad se me presentó bastante rápido. No estaba preparado y ni siquiera tuve un mínimo de suerte. Con el tiempo, y después de jugar tantos años, te das cuenta lo importante de estar en el momento justo y en el lugar apropiado. Con el viento a tu favor se puede enderezar tu carrera. Después de ese año y medio, fui a las oficinas del club y pedí irme. Todos los que me rodeaban me decían que estaba loco, que del Madrid no hay que irse nunca. Yo pensaba diferente, sabía que había perdido mi chance y que mi puesto lo había agarrado un arquero al que todo el mundo quería. Yo tenía toda mi carrera por delante y quería disfrutarla.

-Después de Racing y Real Madrid, jugaste en Lazio, pero casi no tuviste posibilidades por el buen nivel de Fernando Muslera. Luego te afirmaste en varios clubes chicos, incluso, ganaste el premio al mejor portero en Italia. ¿Qué te faltó para sostenerte en un equipo relevante?

-Como te decía antes, estar en el momento justo y en el lugar indicado. Apenas llegué a la Lazio me lesioné del hombro y estuve un año sin jugar. Cuando volví, ya tenia la etiqueta de suplente y no me dejaron ni pelear el puesto. Fue un error ir a la Lazio. Jugaba en el Catania, estaba en el mejor momento de mi carrera, con el pase en la mano y no me supe manejar. Fui a un lugar donde no me necesitaban. Después de eso fue muy difícil encontrar un club que me diera una oportunidad de jugar. Sabía que podía rendir si me la daban, no quería irme del fútbol así. Hasta que apareció Chievo Verona a mis 36 años. Y terminé haciendo los que posiblemente sean los dos mejores años de mi carrera. Fui elegido dos temporadas consecutivas entre los mejores arqueros de Italia. Obviamente, jugando en un equipo chico no se entera nadie. Ahora estoy en el Pescara, feliz de pelear por esta causa.

Intacto. Bizzarri atajando para Pescara.

-¿Qué vio Bielsa en vos que te convocó a su primera lista y te llevó a la Copa América de Paraguay? ¿Y cuánto aprendiste del Loco?

-Era el año 99, iniciaba una nueva etapa en la Selección, faltaban 3 años y medio para el Mundial y yo era el arquero joven del momento en la Argentina. Era algo normal que me convocara. Duró poco mi experiencia, pero me encantó. Aprendí mucho con Bielsa. Lo valorás con el tiempo. La seriedad con la que hace las cosas es única. La claridad que tiene para decirte las cosas a la cara no la encontrás en muchos lugares de este mundo. Por eso todos hablan bien de él, por la honestidad con la ejerce su profesión. Es inigualable.

-Y nunca te volvieron a llamar de la Selección. ¿Te tuviste fe durante algún tiempo?

-No, nunca más me llamaron. En un momento me tuve confianza. Fue entre 2008 y 2009. Yo jugaba en el Catania, estaba en mi mejor momento y en la Selección había muchas dudas, cambiaban siempre de arquero: (Juan Pablo) Carrizo, (Mariano) Andújar, (Sergio) Romero… Ninguno se afirmaba. Un día viene (Walter) Zenga, que era nuestro entrenador, y me dice: ‘Le mandé a decir a Maradona que te tenga en cuenta’. Pero, en realidad, yo nunca creí de verdad que me pudieran llamar. Me fui muy joven de Argentina y ya nadie se acordaba de mi. Y para ir a la Selección hacen falta muchas cosas, no sólo jugar bien.

-¿Qué cosas?

-Hay muchos factores. Que el técnico esté predispuesto a sumar gente a un grupo que ya está armado es uno. Hay un ejemplo muy claro. Wilfredo Caballero fue el mejor arquero argentino en Europa de 2011 a 2014 y nunca fue citado a la Selección. Por eso digo que no sólo alcanzar con jugar bien.

-¿Sentís que triunfaste en el fútbol?

-Todo es relativo. Pero no. Triunfar en el fútbol es otra cosa. Yo soy un jugador de clase media. Cumplí el sueño que tenia desde chico: jugar al fútbol en Primera División y en Europa. Vivo esta profesión con una pasión única, quisiera jugar para siempre. Tengo 39 años y juego de titular en un equipo de la Serie A, llegué a más que de lo que imaginaron muchos. Pero triunfar es otra cosa.

Los comienzos y el amor incondicional por Racing

-Atajaste en el Racing de la quiebra y hoy todo es muy diferente. ¿Imaginabas semejante crecimiento?

-Qué hinchada la de Racing, ¡Madre mía! A veces entrabas a la cancha y no veías a tus compañeros de la cantidad de papelitos, ja, ja.. ¡Qué época aquella! A Racing lo terminás queriendo de un modo incondicional. La pensión, vivir abajo de esas tribuna, te deja mil anécdotas. Las horas con Tita (Mattiussi), los pibes, qué espectáculo… No teníamos un peso y esperábamos un día cumplir el sueño de ser jugador. Estaba rodeados de chicos igual que uno. Creo que es una experiencia única, reúne todo: esperanza, alegría, tristeza, compasión, amistad… ¿Cómo se lo explicás hoy a los pibes que tienen de todo antes de llegar a Primera? Quedás como un gil, no te creen.​

El inicio. Maximiliano Estévez, Nico Diez, Javier Lux y Albano Bizzarri, cuatro pibes de Racing convocados al sub-21.

-¿Nunca pensaste en volver a Racing?

-La verdad, nunca tuve propuestas serias. Hace unos 10 años hubo un interés de Lanús, que al final terminó llevando a Chiquito Bossio. Pero después, nunca más, Tiempo antes había llamado yo a Racing. Me contestaron que querían el retorno de (Gustavo) Campagnuolo y no volví a tener propuestas de nadie. Después, (Sebastián) Saja estaba en un gran momento. Me hubiera encantado volver a Racing. Cuando tenia 30 años siempre decía: «El año que viene vuelvo». Quería que mi viejo me viera jugar los últimos años, después falleció y ya no me planteé volver.

-¿Tu carrera termina en Europa?

-Nunca se sabe. Físicamente, estoy para otros dos o tres años más, pero va ser difícil que vuelva a la Argentina. No lo creo, sinceramente.

-¿Por qué no volverías?

-Cada seis meses regreso a Etruria. Nunca falté en 18 años. El olor del pueblo no se olvida… A vivir, no lo sé. De momento me quedo acá, me gusta. Argentina la veo muy dividida, confusa, enquilombada (sic). En Italia está todo muy organizado, sabemos a qué hora se juega durante todo el año. Allá ni siquiera se sabe si empieza el campeonato.

Fuente: clarin.com