Cómo la muerte de Anna Nicole Smith puso a la sociedad americana en evidencia

El icono white trash que la clase media de Estados Unidos elevó a los cielos para reforzar su estatus falleció hace diez años. Lo mismo que la encumbró acabó con ella.

Anna Nicole Smith, en una foto publicada por Playboy.

Vickie Lynn Hogan se transformó en Anna Nicole Smith tan pronto como pudo. Lo hizo para escapar de una familia disfuncional que la marcaría de por vida. Pero cambiar de nombre  y cuerpo a veces no es suficiente para hacer borrón y cuenta nueva. Anna Nicole Smith abandonó su pasado para ser famosa, cierto. Pero los millones de dólares que acabó manejando al final de su vida no evitaron que su historia acabara pareciéndose más de lo que le gustaría reconocer a esa infancia infeliz de la que huía.Smith fue la segunda hija de Virgie, una adolescente de 16 años que ya estaba casada con su segundo marido cuando Anna Nicole llegó al mundo. No duró mucho ese matrimonio: Virgie se divorció del padre de Smith al enterarse de que había violado a su hermana de 10 años. Una experiencia traumática que no impidió a Virgie casarse cuatro veces más y tener otros dos hijos. Aunque llegado el momento se presentó ante el público como una madraza estricta pero cariñosa, su famosa hija tenía una versión bastante distinta de los hechos. “¿Quieres oír todas las cosas que me hizo? Todas las cosas que dejó que mi [padrastro] me hiciese, o que dejó que mi hermano nos hiciese a mí y a mi hermana? ¿Todas las palizas y los golpes y las violaciones? Esa es mi madre”, le contó Smith a un periodista en una entrevista para la televisión.Aunque esas complicadas circunstancias familiares ahogarían en la desesperación y la tristeza más absoluta a casi cualquier ser humano, Smith supo sacar fuerzas de la adversidad para convertirse algún día en la mujer que siempre había soñado. Desde muy pequeña supo que se convertiría en alguien especial y que no repetiría el patrón de su madre, a pesar de haber sido “casi analfabeta” durante toda su vida. Las dificultades a las que se había enfrentado desde pequeña la alejaban de la alta cultura, pero Estados Unidos había habilitado desde hacía unas décadas un reducto para la gente como ella que quería triunfar: la cultura popular.De alguna manera Smith lo intuía y durante sus ratos libres se divertía imitando a Marilyn Monroe en aquella famosa escena de Los caballeros las prefieren rubia donde la actriz interpretaba Diamonds Are A Girl Best Friends. La pequeña sabía que esta sería su única opción si quería aspirar a una existencia menos desgraciada que la que había conocido hasta entonces.No era mal método para hacer más llevadera su adolescencia. Si para la mayoría de ustedes ese es un periodo complicado, imaginen para alguien como Smith que tenía que lidiar con un ambiente bastante tóxico. De hecho, la joven no estaba dispuesta a aguantar lo que de por sí le venía dado. Por eso se enfrentaba de manera continua a su madre, que acabó enviándola a vivir con sus tíos y sus primos a Mexia, en Texas. Allí se matriculó en un nuevo instituto, pero solo aguantó un año porque prefirió ponerse a trabajar en la versión local del KFC, el Jim’s Krispy Fried Chicken.

Anna Nicole Smith, acompañada de su hijo al salir de un juzgado.

Fue allí donde conoció a su primer marido, Billy Wayne Smith, con el que tuvo a su primer hijo, Daniel Wayne, con 19 años. Al poco tiempo se marchó a Houston: Billy la maltrataba y no estaba dispuesta a tolerarlo más. En esta nueva etapa de su vida, Smith pagaba las facturas con un trabajo en la cadena de tiendas Wal-Mart al que después se sumó otro en el restaurante Red Lobster.

UNA NUEVA VIDA

Una noche, de vuelta a casa tras una intensa jornada laboral, Smith se fijó en un cartel en el que una chica ataviada solo con un bikini y unos tacones sugería a los conductores que pasaban por delante que se acercasen a verla. Era el anuncio de un club llamado Gigi’s, y Smith, a pesar de los complejos físicos que la acompañaron de por vida, se desvió de su trayecto habitual para pedir trabajo allí. Aunque se mostraba muy reticente a la hora de enseñar su cuerpo porque pensaba que sus pechos eran muy pequeñas, y era un completo desastre moviéndose al ritmo de la música, los dueños del local le ofrecieron una oportunidad porque les gustaba su naturalidad innata. Un atributo que no conservaría mucho tiempo.Por aquel entonces fue cuando comenzó su adicción a los tranquilizantes, después de que una compañera de trabajo le ofreciese su primera pastilla de Xanax para relajarse. Anna Nicole no estaba contenta con esa vida, pero allí habría seguido de no ser porque una noche algo cambió: un anciano que venía en una silla de ruedas entró en el club, se colocó delante de ella y no despegó ni un momento la vista de los pechos turgentes y recién operados de la stripper.Se trataba del multimillonario y magnate del petróleo J. Howard Marshall II, que estaba pasando por una mala época y deseaba volver a enamorarse para restablecer la felicidad en su vida. Después del tonteo inicial, la inusual pareja pasó la noche en un hotel de lujo y Smith disfrutó como nunca del servicio de habitaciones y de los cuidados del magnate. Para él, ella era una chica pizpireta y divertida, y pronto cayó rendido a sus encantos. Esa mañana, cuando Smith se disponía a irse, Marshall la obsequió con un sobre repleto de billetes de cien dólares. “No te vayas a trabajar, mi amor. Desde ahora nunca más tendrás que volver a hacerlo”.Así fue. Smith dejó su antiguo trabajo y se preparó para disfrutar de todas las comodidades que Marshall le ofrecía: pasaba los días conduciendo un descapotable rojo y luciendo las joyas que él le había regalado. Y eso que pese a haber aceptado la transacción bidireccional que esta le había propuesto, la joven seguía pasando los días junto a su novio culturista. Fue este joven el que le habló de un anuncio que había visto en la revista Playboy en el que buscaban modelos. Ella mandó las fotos, y a Hugh Hefner y a sus secuaces les encantaron tanto que en marzo de 1992 fue la elegida para protagonizar la portada y, dos meses más tarde, ocupó el póster central de la revista.Desde ese momento, la imagen de Smith se convirtió en un activo del que muchos quisieron sacar tajada. El presidente de la firma Guess, Paul Marciano, voló hasta Houston para conocerla. Quería que la rubia suplantase a otra rubia, Claudia Schiffer, como imagen de la marca. De hecho, fue el empresario el que le sugirió que usase el nombre de Anna Smith, al que ella le puso la guinda cuando le añadió Nicole. La campaña fue un éxito y Hefner la nombró Playmate del año. Entonces ya era la imagen de H&M y además fue portada de la New York Magazine, cuya imagen acompañaba la frase El país de la basura blanca. Su abogado demandó a la publicación por ensuciar la reputación de Smith.

Anna Nicole, con Leslie Nielsen en un fotograma de

Marshall estaba tan orgulloso de su amiga especial que no dudó en seguir concediéndole aun más caprichos: le compró un apartamento en Nueva York, una casa de campo a las afueras de Houston con caballos árabes y ganado, y otra algo más céntrica. Fue en el nuevo rancho en donde el multimillonario intentó, de nuevo y sin éxito, que se casase con él. Pero, a pesar del anillo de diamantes de más de cien mil dólares, la respuesta fue negativa: Smith alegó que necesitaba concentrarse en su carrera como modelo y actriz –acabaría protagonizando el filme To the Limit (1995) y realizando otros pequeños papeles– para asegurar el futuro de su hijo.Mientras Smith se veía con una nueva novia y se rodeaba de la compañía de otros hombres; a Marshall no le importaba siempre que él fuese el primero de su lista. “Odio que los hombres quieran follar todo el rato. Odio el sexo en realidad”, reconoció la joven, que por entonces solo tenía 26 años y ya estaba hastiada de los varones heterosexuales.  Sin embargo, en junio de 1994, Smith terminó cediendo a los deseos del anciano de 89 años, con el que se casó en una ceremonia a la que el magnate asistió con un esmoquin blanco y en silla de ruedas. Nada más terminar, Smith cogió un avión para realizar una sesión de fotos lejos de allí.

MARSHALL Vs MARSHALL

Mientras todo esto ocurría, Pierce, uno de los hijos de Marshall, estaba volviéndose cada vez más loco al ver que la fortuna de su padre podría desvanecerse en manos de Anna Nicole. Tanto que incluso había contratado a unos detectives para evitar que este cambiase el testamento. Era evidente que su padre estaba muy enfermo y no le quedaba mucho tiempo de vida. De hecho, en diciembre de 1994 sufrió una severa neumonía y lo único que deseaba era poder dormir con Smith, pero ella no estaba dispuesta a hacerlo. “Oh, no, Paw Paw. Ya sabes que no debes meterte en cama conmigo. Lo meas todo”, aseguraban algunos medios que dijo. Seis meses más tarde, Marshall falleció debido a un cáncer de estómago. Al entierro Smith asistió con el vestido de novia con el que se había casado y vistió a su hijo de 9 años con el mismo esmoquin blanco que había llevado ese día.Los problemas solo estaban comenzando. El caso que dictaminaría en manos de quién quedaría la herencia multimillonaria de Marshall tardó cuatro años en comenzar, por lo que  Smith pasó de tener una vida despreocupada a tener que rascarse los bolsillos como había hecho siempre. Para colmo, la niñera de su hijo la acababa de demandar: aseguraba que la había intentado convencer de que se acostase con ella mediante drogas y alcohol con la amenaza de que si no lo hacía, la echaría de su casa y del país. La diva contraatacó diciendo que había sido justo al revés, pero finalmente tuvo que compensarla con 800.000 dólares.

Por aquel entonces fue también cuando los médicos le diagnosticaron varios nódulos benignos en sus pechos, que acabaron infectándose y necesitaron una intervención. En medio de este desastre vital, Smith se mudó a otro apartamento con su hijo y el director de películas de serie B, Ray Martino. No quería estar sola bajo nincún concepto, ya que aestaba convencida de que el hijo de Paw Paw –como ella llamaba al difunto magnate– acabaría matándola. Tanto pánico sentía a ser asesinada que, para aliviar su miedo, se atiborraba de pastillas. Después de una estancia temporal en la clínica de rehabilitación Betty Ford, intentó relajarse y llevar una vida más tranquila, pero este propósito no duró demasiado. Pronto sus implantes necesitaron otra cirugía de reconstrucción y Smith se refugió de nuevo en los calmantes.

«No soy feliz»

En aquella época Nicole conoció al abogado Howard K. Stern. Un hombre con el que por primera vez tenía una relación que no se basaba en la sexualidad, justo lo que necesitaba en un momento en el que lo estaba pasando muy mal. “No soy feliz, nunca lo he sido realmente. Me siento muy sola. Ahora sé cómo te has sentido con los hombres”,  le confesó a su madre por carta. En la misiva también le hablaba de un aborto que había sufrido y de las ganas que sentía de tener un hijo. “No quiero a nadie, pero acabaré encontrando a alguien solo para que me deje embarazada y después nunca lo sepa. ¿Estoy diciendo algo horrible? No lo creo. Los tíos son unos cerdos”Mientras Smith esperaba por la resolución de la sentencia, se preparó para protagonizar su propio reality, El show de Anna Nicole Smith, el más visto de la cadena estadounidense E!. En cada episodio se comportaba de la manera más obscena posible: se atiborraba de comida basura, eructaba, se arrastraba por el suelo, hablaba con acento del sur y mostraba sin pudor los michelines que asomaban tras su ropa embutida. Al verlo, el pueblo respiraba aliviado al poder constatar su vulgaridad y sentir, con cada minuto de metraje, que era muy diferente a ella.Smith, por su parte, se sentía gorda y fea y pensaba que los hombres ya no la amaban. Decidió adelgazar usando unas pastillas que ella misma anunciaba y comenzó una relación con el fotógrafo Larry Birkhead, al que le aseguró que tendrían un hijo muy guapo. Pero quedarse embarazada no resultó sencillo: Smith sufrió un aborto y constantes recaídas en las drogas. Por no hablar de su hogar, fuente interminable de discusiones que hicieron que su hijo Daniel se empezara a rebelar haciendo lo mismo que habían hecho su madre y su abuela: ponerse hasta arriba de alcohol y pastillas.

todos culpables

El día que Smith dio a luz en Bahamas, Daniel se trasladó allí para acompañarla en el feliz momento. Pero tres días después de que su hija Dannielynn Hope naciese, su hijo apareció muerto debido a una mezcla de fármacos y metadona. Smith no podía sentirse más desgraciada. Por favor, Jesús, llévame a mí. No me hagas cambiar un bebé por el otro”. Su desesperación era tal que semanas después se casó en un catamarán con Howard K. Stern  en un estado preocupante. Sellaron su amor lanzándose al mar. Ahora Smith aseguraba que habían estado enamorados en secreto desde hacía años y las fotos, que se vendieron por más de 1 millón de dólares, darían buena cuenta de ello.Cuatro meses más tarde del nacimiento de su pequeña, Smith repitió el patrón de su hijo y apareció muerta el 8 de febrero de 2007 debido a una sobredosis de pastillas. Entonces la herencia millonaria que cobraría Dannielynn estaba en juego, y cinco hombres demandaron su paternidad con garras y dientes. Entre ellos se encontraba el exmarido de la actriz Zsa Zsa Gabor, de 90 años, que aseguraba que había tenido un affaire con Smith durante 10 años; el fotógrafo Larry Birkhead; el abogado Howard K. Ster; su exnovio, Marcos Hatten, y su guardaespaldas, Alexander Benk.Finalmente las pruebas de ADN concluyeron que el padre de Dannielyn era Larry Birkhead, que se llevó a la niña a Kentucky para alejarla de la prensa sensacionalista. En la actualidad la pequeña tiene 10 años y es la principal heredera de un patrimonio de 180 millones de euros. De momento, parece seguir los pasos de su madre, a pesar de que su padre se esfuerza en negarlo: hace unos años fue presentada en sociedad en el Kentucky Derby con un vestido rosa de princesa y protagonizó un anuncio para la firma Guess en un claro homenaje a su madre fallecida.La humorista Margaret Cho quiso mostrar públicamente el aprecio que sentía por su amiga y de alguna manera ofreció algunas claves interesantes para entender su muerte. “Tuvo que ver con la depresión posparto y con una culpa insoportable debido a la muerte de su hijo. Ambos tenían un problema con los calmantes y otras drogas parecidas. No sé si hay alguien que sea el culpable. Por supuesto, todos somos culpables. Cualquiera que fuese cercano a ella es culpable, si es que había alguien cerca”, declaró a la revista People.Anna Nicole Smith fue una maestra a la hora de romper el sistema desde dentro. Conocía el mundo en el que se movía y el papel que jugaba en este. Desde muy joven decidió que lo aprovecharía: si querían tratarla como un objeto, entonces ella actuaría como tal para lo bueno y para lo malo. Solo necesitaba una melena rubia, unos pechos turgentes y un marido multimillonario con las horas contadas.Pero con 39 años Smith murió víctima de una dinámica que nunca tuvo en cuenta a las personas, y mucho menos a las que son como ella. Su historia se parece demasiado a la de Marilyn Monroe, la actriz también tenía una seria adicción a las pastillas y murió debido a una sobredosis de barbitúricos. Años antes de fallecer, el fotógrafo David LaChapelle la convirtió en la rubia eterna en una de sus fotografías y, de alguna manera, le permitió cumplir uno de sus sueños desde pequeña: convertirse en una estrella.Fuente: revistavanityfair.es