EE UU y el mundo asisten en tensión al advenimiento de la era Trump

Investidura presidencial EEUULa ceremonia de investidura culmina el desconcertante ascenso a la cumbre del poder de un hombre que hace dos años no era más que un personaje de la farándulaMarc Bassets / EL PAÍSWashingtonDonald John Trump, un magnate de la construcción y estrella de la telerrealidad nacido hace 70 años en Nueva York, se convertirá este viernes en el 45º presidente de Estados Unidos con su país y el mundo en tensión. La ceremonia inaugural culmina el desconcertante ascenso a la cumbre del poder mundial de un hombre que hace dos años no era más que un estrambótico personaje de la farándula con una tendencia irrefrenable al exceso verbal y al exabrupto racista. Su inexperiencia política y su carácter imprevisible, además de los conflictos de interés con sus empresas y su fascinación con el presidente ruso, Vladímir Putin, lastran una presidencia que, según el eslogan del nuevo comandante en jefe, debe devolver la grandeza a América.Trump y Pence este jueves, en el cementerio de Arlington. J. E. / AtlasEl republicano Trump, vencedor en las elecciones de noviembre pese a sacar casi tres millones de votos menos que su rival demócrata, Hillary Clinton, hereda de Barack Obama una economía en crecimiento y el paro bajo mínimos, además de la mayor maquinaria de guerra y espionaje de la historia. Le espera un mundo inestable, con guerras en Oriente Próximo, amenazas nucleares en Asia y países como China y Rusia con ambiciones expansionistas. La jornada inaugural es lo más parecido en la república americana a una ceremonia de entronización monárquica o papal. El ritual congrega a decenas de miles de personas en la capital federal para celebrar el traspaso pacífico del poder, solo perturbado, desde la fundación de EE UU, por la Guerra Civil.Al mediodía (hora de Washington), Trump jurará el cargo ante el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts. Jurará con dos ejemplares de la Biblia, uno que le regaló su madre cuando tenía nueve años y otra que perteneció a Abraham Lincoln, el presidente que acabó con la esclavitud. Será el presidente de mayor edad de la historia en asumir el cargo y el menos preparado, sin ninguna experiencia ejecutiva ni legislativa, ni tampoco militar. Después, ya como presidente, pronunciará el discurso en el que dará el tono de los próximos cuatro años.Trump se medirá con algunos de los discursos más brillantes de la historia. En 1865, al final de la Guerra Civil, Lincoln pronunció un discurso de reconciliación: “Con malicia hacia nadie, con caridad para todos…”. “A lo único que hay que tener miedo es al miedo”, dijo Franklin Roosevelt en 1931. “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por tu país”, dijo John Kennedy en 1961. “El Gobierno no es la solución a nuestro problema, el Gobierno es el problema”, dijo Ronald Reagan en 1981.“Mi tema, y es lo que oirás el viernes, es América primero”, dijo el presidente electo hace unos días al periodista Mike Allen. America first es, como make America great again, una de sus frases fetiche, la síntesis del trumpismo: nacionalismo y populismo; repliegue geopolítico y económico. America first también era a principios de los años cuarenta el eslogan de los filonazis estadounidenses que se oponían a la entrada de EE UU en la Segunda Guerra Mundial. Trump ganó las elecciones agitando el odio a las minorías y el racismo: el trauma fundacional de este país. Que el hombre que agitó el racismo sustituya al presidente negro; que el que juega a la división incluso tras su victoria electoral ocupe el lugar del presidente que inició su mandato bajo el signo de la unidad y la esperanza; que el comandante en jefe más impulsivo sustituya a uno de los más reflexivos, refleja lo brusco del cambio en Washington. Con sus ataques a la prensa, a las minorías, a musulmanes e hispanos o a adversarios electorales, Trump ha abierto un debate sobre la resistencia de las instituciones democráticas y el sistema de contrapoderes.“No subestimen al tipo”Trump ganó las elecciones agitando el odio a las minorías y el racismo: el trauma fundacional de este paísEl profesor emérito de Columbia Robert Paxton, autor del clásico La anatomía del fascismo, dijo durante la campaña: “Con Trump tenemos una especie de cuasifascismo populista, o protofascismo, más que un fascismo del todo desarrollado”. “Creo que Donald Trump ya ha dañado el sistema democrático de EE UU”, consideró esta semana en un correo electrónico. “Ha empeorado algunas tendencias desafortunadas, como la transformación de la elección a presidente en una rama del mundo del entretenimiento. Ha degradado el lenguaje de la política con epítetos e insultos. Ha alentado la expresión de opiniones racistas y xenófobas”. “Lo que viene ahora, después de la inauguración”, añade Paxton, “solo podemos imaginarlo, porque no sabemos aún qué declaraciones de Trump no significan nada y cuáles revelan prioridades serias sobre su futuro. Un área de peligro particular es la prensa. Trump es un hombre vengativo, y es muy posible que use el poder de la presidencia para dañar a los periodistas que le critiquen”.Los excesos de su personalidad, su desconocimiento de la profesión y la opacidad de sus vínculos económicos pueden complicar su presidencia. Algunos ya vaticinan que sufrirá un proceso de destitución. Sería erróneo darlo por hecho. “No subestimen al tipo”, ha dicho Obama. Con una mayoría clara de su partido, el republicano, el Congreso, y con la economía en expansión, el nuevo presidente podrá apuntarse los éxitos de Obama si no comete errores de bulto, y si no le sorprende una crisis internacional.“Al menos al principio, él será Donald Trump en la Casa Blanca. No creo que cambie”, comentaba esta semana en Washington el veterano periodista Bob Schieffer. “Lo que hemos aprendido en esta campaña es que no podemos predecir lo que ocurrirá, porque en cuanto pensábamos que lo habíamos entendido, ocurría otra cosa. Mucha gente está feliz por la elección, otra está triste, pero todos estábamos sorprendidos, incluso el equipo de Trump”. Trump quiere ser Trump. Desde sus inicios como constructor en Queens y en Manhattan, el método le ha funcionado. “Cultivo las fantasías de la gente”, escribió en 1987 en El arte de la negociación. “Quizá la gente no siempre piense a lo grande por sí sola, pero les emociona ver a otros que sí lo hacen”. Presidente Donald Trump: a mediodía estas palabras que para muchos siguen sonando a fantasía serán realidad.Una prueba de resistencia para la democracia americanaLa llegada de Donald Trump a la Casa Blanca también supone una conmoción para el movimiento conservador, alejado por ideología y talante del nuevo presidente.Arthur C. Brooks, presidente del laboratorio de ideas American Enterprise Institute y cabeza pensante de la nueva derecha estadounidense, cree que el sistema aguantará. “No me gustan las cosas que dijo y estoy en desacuerdo, pero no creo que nada de esto comprometa los valores democráticos americanos. Creo que las amenazas que muchos izquierdistas americanos perciben son exageradas”, dijo el jueves a EL PAÍS. “Confío en el sistema americano. Un presidente puede hacerle algún daño pero fundamentalmente el sistema es fuerte. Mucho más que los sistemas europeos porque es más antiguo y porque los americanos están mucho más dedicados al proceso democrático de contrapoderes que los europeos. Así que, aunque elijan a alguien que dice cosas que no son muy democráticas, no tendrá éxito a la hora de aplicarlas”.Brooks cree que el presidente debería afrontar las causas profundas que llevaron a su elección. “Lo que más temo es que Trump interprete su victoria como un mandato para dedicarse a los temas estrella de su campaña: el comercio, la inmigración, etcétera, en vez de afrontar las causas que están en la raíz de su victoria: el crecimiento económico asimétrico, esta es la principal razón por la que las personas sienten que han quedado atrás, y es el único desafío real de Trump”.

Donald Trump se convierte en el 45° presidente de Estados Unidos

Su victoria, que dejó atónito al planeta, está anclada sobre todo en los votos de una clase trabajadora blanca que desconfía de los políticos tradicionales y que siente que la globalización les ha perjudicado, trasladando empleos a México o China.Biografía del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.Biografía del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Foto: AFPLa Razón Digital / AFP / WashingtonEl outsider multimillonario Donald Trump prestará juramento este viernes como 45° presidente de Estados Unidos, con la promesa de crear nuevos empleos y tornar a la primera potencia mundial más cerrada al libre comercio, a los inmigrantes y al resto del mundo.La altanera exestrella televisiva de gran jopo dorado y sin ninguna experiencia política sucederá al demócrata Barack Obama en las riendas del país, que desea administrar como si fuese una empresa.Su victoria, que dejó atónito al planeta, está anclada sobre todo en los votos de una clase trabajadora blanca que desconfía de los políticos tradicionales y que siente que la globalización les ha perjudicado, trasladando empleos a México o China.Los aliados tradicionales de Estados Unidos observan al magnate inmobiliario neoyorquino con inquietud: tras una divisiva campaña, el republicano Trump, de 70 años, llega a la Casa Blanca con la menor popularidad de un presidente electo en cuatro décadas.Espere…– ¿Unificar el país?Trump promete unificar al polarizado electorado, pero esto se contradice con sus constantes ataques a detractores, generalmente por Twitter: de la prensa a la actriz Meryl Streep o al héroe de los derechos civiles John Lewis, de las agencias de inteligencia a la canciller alemana Angela Merkel o a Europa.En el frente diplomático es donde surgen las mayores dudas. Los líderes del planeta se interrogan sobre cómo interpretar sus declaraciones, contradichas muchas veces por sus futuros ministros sobre las relaciones con Rusia o el acuerdo nuclear iraní.Tras haber pasado la noche en la Blair House, la residencia frente a la Casa Blanca reservada a los altos dignatarios, Trump y su tercera esposa Melania, una exmodelo de 46 años nacida en Eslovenia, tomarán un té con Obama y su esposa Michelle antes de dirigirse juntos en una limusina al Capitolio.Cientos de miles de seguidores y también de opositores son esperados a lo largo del «Mall», la inmensa avenida que parte del Congreso, donde estarán vigilados por 28.000 miembros de las fuerzas de seguridad. Otros tres expresidentes también asistirán a la investidura: Jimmy Carter, George W. Bush y Bill Clinton.La esposa de Bill, Hillary, que perdió ante Trump la chance de convertirse en la primera mujer presidente de Estados Unidos, también estará presente cerca de la escalinata del Congreso, donde Trump prestará juramento.»Haremos que Estados Unidos sea grande otra vez», insiste el presidente electo, un as de la autopromoción que se califica a sí mismo como «el mayor creador de empleos que Dios jamás ha creado».– México, castigadoEl gabinete de Trump es el más blanco y el más rico en décadas. Incluye a un solo negro y por primera vez en casi 30 años, a ningún hispano, lo cual le ha valido fuertes críticas de la primera minoría del país, con más de 55 millones de personas (17% de la población).La ausencia de hispanos en el gabinete no es sorprendente para un presidente que promete deportar a entre dos y tres millones de inmigrantes sin papeles, construir un muro en la frontera con México y cobrárselo a los mexicanos quizás a través de impuestos a las remesas de inmigrantes.Y también quiere renegociar o eliminar el TLCAN, el acuerdo de libre comercio con México y Canadá, así como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (del que son signatarios Chile, México y Perú, entre otros), medidas que junto a la pérdida de inversiones pueden arrastrar al vecino del sur de Estados Unidos a una recesión en 2017.Trump también podría dar marcha atrás en el acercamiento con La Habana impulsado por Obama, según declaraciones de su designado secretario de Estado Rex Tillerson, y todo indica que será más agresivo con Venezuela.Trump prestará juramento a mediodía (17h00 GMT) sobre dos biblias: una que le regaló su madre en 1955, y la de Abraham Lincoln, que luchó por la abolición de la esclavitud, también utilizada por Obama hace cuatro años.Luego pronunciará un discurso de unos 20 minutos, «un documento filosófico, de su visión del futuro del país, del papel del gobierno y del papel de los ciudadanos», dijo su portavoz Sean Spicer.Ya a partir del lunes, su primer día oficial de trabajo en la Casa Blanca, se esperan varios decretos que desmantelarán medidas adoptadas por Obama, por ejemplo en cobertura de salud pública, y quizás en inmigración, según sus allegados.»Las cosas van a cambiar», anticipó el jueves el presidente electo. (20/01/2017)