Estados Unidos en alternancia democrática y Venezuela como narcotiranía

Eleonora BruzualHa sido sensacional mirar el cambio de gobierno en los Estados Unidos. Ver a dos hombres absolutamente antagónicos recibir y entregar el mando de la nación más poderosa del mundo. Uno de ellos, Barack Obama, el gran jefe de campaña de Hillary Clinton, recibió en la Casa Blanca a Donald Trump con la educación y el sentido democrático que marcan la diferencia con estos paisitos nuestros, en especial los de la esfera de influencia castrocomunista, donde la alternancia es casi un imposible y el juego democrático, un cuento bobo que disfraza la realidad.Un Obama en su papel de presidente de la gran nación del norte poniendo de lado por ese último día de su mandato su ya anunciada actividad política opositora y mostrando ese respeto hermoso por la majestad y la institucionalidad del más importante cargo público de su país. Donald John Trump, ese hombre nacido para ganar, poniendo al mundo a beber cada palabra, cada gesto de su primer día como presidente. Primer día donde compartió una limusina con Obama y juntos se trasladaron al Capitolio para que prestara juramento como el 45º presidente de Estados Unidos.Realmente vuelvo a calificar de sensacional haber mirado este acto histórico. Ver a dos hombres diametralmente diferentes entregar y recibir el poder en esa nación tan criticada y tan deseada, tan estigmatizada y tan fundamental. Sensacional escuchar a Donald Trump jurar «preservar, proteger y defender la Constitución de Estados Unidos» y muy de él, no rogar sino irreverente como es, casi de tú a tú, decir: «¡Así que, Dios, ayúdame!».Donald Trump, pasto nuevamente de ridículas críticas, dado que no esquivó polémicos temas que lo llevaron a ser el triunfador de la contienda presidencial y lo posicionaron en lo más alto de la vida política de su país. Puso nuevamente en el tapete, el primer día de su presidencia, la lucha contra el terrorismo islámico, la política internacional, la generación de empleo y el sensible asunto de la inmigración. Frases cortas, fuertes, como fuerte es ese neoyorquino de 70 años que decidió ser presidente y, contra todo pronóstico y grandes alianzas en su contra, lo logró. De esas frases me impactaron varias…Le escuché decir: «Estamos transfiriendo el poder de Washington DC y se lo estamos devolviendo a ustedes, el pueblo» y entendí que sigue su compromiso con esos obreros, con esos granjeros, con esa Norteamérica profunda tan alejada de la politiquería de Washington y sus conciliábulos de poder.Eché en falta una nueva mención a la canalla claudicación de la administración Obama frente a esa maligna tiranía que lleva ya 58 años martirizando al pueblo cubano, alterando y destruyendo las democracias latinoamericanas. Eché en falta también alguna mención a su posición frente a la horrenda tragedia que vive hoy Venezuela.Me animo y doy alguna connotación esperanzadora a su frase donde aseguró: «El crimen, las pandillas, las drogas… en Estados Unidos termina aquí y ahora». ¡Ojalá! Y que su influencia y su apoyo puedan cambiar también esta locación sangrienta y viciosa que es hoy mi país. Que pueda ayudarnos a poner fin a estos 18 años de horror donde de república pasamos a narcoestado, donde dos sobrinos de la pareja presidencial están juzgados en los Estados Unidos por tráfico de cocaína y aquí eso pareciera equivalente a participar en alguna competencia deportiva. Donde es vox populi la existencia de cárteles de la droga en el estamento militar y la señalización de jerarcas del régimen como sus capos.Busco desesperadamente un asidero para apalancar mi ánimo y creer que cercando a tanto malandro rojo que hasta ahora goza de impunidad y buen resguardo en ese su país que los castrochavistas satanizan, pero que los cautiva de manera descarada, podamos terminar con estos 18 años de peste roja en el poder aupando y trajeando de impunidad los crímenes y la conversión del pobre en hampón, hecho terrible cuyo saldo es la pérdida de la vida de 306.323 ciudadanos de manera brutalmente violenta. Cercando y juzgando a chavistas y cómplices, a delincuentes que han saqueado Venezuela, pero se sienten intocables porque compran a muchos para silenciar sus robos. Robos que por segundo año consecutivo colocan a Venezuela encabezando el Índice de Miseria Mundial.Sueño con una verdadera presión y no esa farsa de diálogo que sólo ha atornillado aún más a Nicolás Maduro y su pandilla, ese peligroso bravucón que se atreve a llamar «monstruo de ramo verde» al ciudadano Leopoldo López y no lo libera ni a él ni al resto de los presos de conciencia.Infobae – Buenos Aires