El debate sobre los transgénicos

Carta del Instituto Boliviano de Comercio ExteriorSanta Cruz, 14 de diciembre de 2016IBCE E-2032/2016Señora Isabel Mercado Directora Página Siete La Paz.-Ref.: Editorial «El debate sobre los transgénicosDe mi consideración:Tengo el agrado de dirigirme a Ud. para, luego de saludarle muy atentamente, referirme al Editorial publicado el miércoles 14 de diciembre, primero destacando la preocupación que tan prestigioso medio de prensa muestra con relación a la temática, y, en segunda instancia, aclarar, con el mayor respeto, ciertos conceptos en función de la respetada línea editorial del mismo.En primer lugar, recordar que son 20 años ya que los alimentos genéticamente modificados son consumidos en la mayoría de países del mundo a partir de semillas genéticamente mejoradas, utilizadas por 18 millones de productores en cerca de 30 países, entre los que -a propósito de la alusión que el Editorial hace a Europa- destacan España, Portugal, Eslovaquia, Rumania y República Checa. De hecho, España ha dado una lección por 16 años sobre la producción óptima de «maíz Bt (resistente al ataque del «gusano cogollero que tanto daño hizo al maíz boliviano este año), reduciendo el uso de insecticidas y fungicidas, sin generar resistencia a esa plaga, al realizarse un buen manejo de esta tecnología de punta.Respecto al reportaje de Danny Hakim del New York Times, es necesario informar a usted que el mismo fue refutado en menos de 24 horas por un reconocido experto internacional en manejo de herbicidas y, al cabo de tres días, una cantidad de científicos independientes hizo llegar cartas de reclamo al New York Times porque Hakim, al no ser experto en la materia, no realizó un amplio estudio y generó más bien confusión con datos desactualizados  y sesgados. Tal vez no sea de su conocimiento, pero el reportaje que el Editorial comenta adolece de errores garrafales, como comparar cifras de Estados Unidos en libras contra cifras de Francia en kilos, sin informar, además, que Francia utiliza más agroquímicos que Estados Unidos, pese  a tener una menor superficie de cultivo.Hakim tampoco reporta las micotoxinas halladas en los alimentos no transgénicos producidos en Francia, en contraste con los de Estados Unidos, donde los cultivos genéticamente modificados no son expuestos al ataque de los hongos que producen tales toxinas, que sí son de alto riesgo para la salud, produciendo cáncer, deformaciones congénitas, insuficiencia renal, etcétera.Volviendo a la alusión a Europa, ni el reportaje y tampoco el Editorial informan a la población que son 24 los países en Europa que importan y consumen alimentos transgénicos. Si tal fuera la magnitud del rechazo en dicho continente, ¿cómo se explica que Alemania, Suiza, Noruega, Francia, Holanda y Austria, por citar algunos, importen, y consuman transgénicos? Esta situación es fácil de confirmar.Como dato anecdótico, cabe mencionar también que el Reino Unido está en igual tesitura y científicos independientes ven en el Brexit una oportunidad para fortalecer a sus agricultores y superar la paranoia verde europea que los perjudica.Hubiera sido importante mencionar también que aparte de los 28 países que ya producen alimentos genéticamente modificados, hay otros 13 países en vías de desarrollo que están en las últimas etapas de «evaluación de riesgo para sumarse como tales, a saber: Camerún, Egipto, Etiopía, Ghana, Indonesia, Kenia, Malawi, Mozambique, Nigeria, Panamá, Tanzania, Uganda y Vietnam.Entre los cultivos en etapa final de evaluación, cabe mencionar: papa resistente al ataque de hongos, maíz resistente a la sequia, algodón y trigo resistentes a la salinidad, arroz con mejor capacidad de uso de nitrógeno, plátano biofortificado con vitamina A y resistente al ataque de hongos y frejol resistente al ataque de insectos. Para tranquilidad de los lectores, hubiera sido bueno informar que no son las transnacionales, sino sus propios investigadores en universidades, entidades de gobierno y algunas empresas privadas, las que están llevando a cabo tal proceso.No es un tema menos importante el que los cultivos genéticamente mejorados durante los últimos 20 años no hayan presentado un solo caso de daño comprobado a la salud, como tampoco es un tema secundario el hecho que hayan ayudado a reducir la aplicación de plaguicidas que contaminan la tierra y el medioambiente, permitiendo así que más tierra se conserve, evitando una mayor deforestación, además de reducir la emisión de CO2 en cerca de un 20%, una ventaja contundente e indiscutible frente a la agricultura convencional u orgánica, esta última, por cierto, cara y gran demandante de tierra por su baja productividad.Finalmente, como mencionó el reconocido científico e investigador de Embrapacernagen del Gobierno brasileño Dr. Fransisco Aragao: De no haber sido por la biotecnología y cultivos transgénicos, hubiera sido necesario duplicar la cantidad de tierra cultivable para producir igual cantidad de alimentos a la lograda en los últimos 20 años. ¿No es ésta una razón suficiente por sí sola para validarlos?Estimada señora Directora, a tiempo de valorar la preocupación de tan acreditado medio en relación a los alimentos transgénicos, pongo a su disposición la información científica con que contamos para contribuir a su análisis con rigor analítico, en el interés de brindar la mejor información sobre la temática a los consumidores y lograr la ansiada soberanía alimentaria para nuestro querido país.Con este motivo, aprovecho la ocasión para reiterar a usted mi atenta consideración. Lic. Gary Antonio Rodríguez A. Gerente General Instituto Boliviano de Comercio ExteriorFuente: paginasiete.bo