Junko Takahashi, la mujer que te enseña cómo llegar sano a los 100 años

Foto: Junko Takahashi durante la entrevista con El Confidencial. (Carmen Castellón)Junko Takahashi durante la entrevista con El Confidencial. (Carmen Castellón)

En 2016, Japón ha logrado el récord mundial de ser la nación con más centenarios registrados. En concreto, 65.692 ancianos habían sobrepasado el umbral del siglo. En todo este tiempo, el país del sol naciente ha pasado de ser un Estado extremadamente pobre, donde la esperanza de vida era de 44 años, a estar hoy en el puesto más alto del ‘ranking’ (tanto en hombres como en mujeres) con 84 años de media, según la Organización Mundial de la Salud.¿Qué ha ocurrido para que se haya producido semejante cambio? Es la pregunta que se ha hecho Junko Takahashi, quien publica en nuestro país ‘El método japonés para vivir 100 años’ (Planeta). Takahashi es una periodista que vive entre su país y el mundo hispano. La autora ha sido coordinadora de medios extranjeros y ha trabajado como reportera y realizadora en las delegaciones de Tokio de algunos de los principales medios de comunicación españoles e iberoamericanos.Takahashi dice que ha superado la cuarta década. Acudimos a entrevistarla y descubrimos que no aparenta su edad. Tras hablar con numerosos centenarios, ¿ha encontrado ella también la fórmula para llegar a sobrepasar el siglo?, ¿se ha puesto ya manos a la obra? Indagamos un poco más en lo que ha descubierto.

Junko Takahashi. (Carmen Castellón)
Junko Takahashi. (Carmen Castellón)

 PREGUNTA. Para entender un poco su país, si bien es verdad que Japón es la nación donde hay más individuos con más de 100 años, también es el Estado donde existen más muertes prematuras por causas como el suicidio. ¿Cómo es posible que se den estos contrastes tan enormes?RESPUESTA. Es una buena pregunta. Lo cierto es que se trata de dos personalidades muy diferenciadas. No digo que alguien que llega al extremo al que te refieres sea débil, pero seguro que se siente muy decepcionado por la vida. Algunos de los centenarios que he entrevistado se han sentido así en algún momento de su existencia, y pensamientos tan terribles como estos han podido pasar por sus cabezas.«No hay que llenar jamás el estómago. En Japón lo llamamos ‘hara hachi bun me’, come solo hasta estar lleno en un 80%»La diferencia estriba en que su espíritu les dice que no han de rendirse nunca. Como todos, los centenarios han tenido que soportar grandes dificultades, pero las han ido superando, ese es simplemente su secreto.P. En su libro entrevista a ancianos que se convirtieron en deportistas a los 90 años, que retomaron su trabajo como fotoperiodistas a los 70 o que empezaron a presentar programas de televisión al borde de los 100. A pesar de ser un país con unas fuertes convenciones, dice que casi todos los ancianos tenían un punto de extravagancia. ¿Ser convencional es malo para la longevidad?



Hidekichi Miyazaki,
Hidekichi Miyazaki, ‘recordman’ centenario. (Planeta)

R. No es del todo así. Las normas y las costumbres no tienen que ser dejadas de lado, sin olvidar también que hay que llevar una existencia calmada. Podemos decir que ellos realizan actividades curiosas, particulares, que no son tampoco tan extraordinarias. Eso sí, haciendo lo que hacen encuentran una motivación que les permite tirar para adelante. Por eso, también practican estas ocupaciones de manera muy regular: son muy disciplinados, funcionan como relojes, y viven sus actividades con mucho entusiasmo.P. La dieta japonesa es particularmente saludable. Usted destaca, sin embargo, una importante carencia que tenía Japón hasta hace unas pocas décadas: no se comía carne por motivos religiosos. Fue Occidente quien realmente la introdujo. A partir de ahí la esperanza de vida comenzó a aumentar. ¿Qué alimento o qué costumbre alimentaria deberíamos importar nosotros de Japón?R. Es curioso, he encontrado muy pocas cosas en común entre vuestra dieta y la nuestra. Aunque son mayores, los centenarios comen, efectivamente, carne, aunque sea difícil de digerir. Toman poca, ya que por tradición las proteínas animales las obtienen del pescado. La carne añade, sin embargo, esa pequeña cantidad de lípidos necesarios en cualquier régimen. Pero claro, en Occidente, ingerís demasiadas grasas. Esa es quizá la primera lección: no hay que excluir las grasas como hacíamos nosotros, pero tampoco hay que pasarse, como hacéis aquí.«Un futón pesa cinco kilos, imagínate el esfuerzo que supone moverlo. Nosotros lo recogemos y lo guardamos todas las mañanas»De ahí viene la segunda enseñanza: no hay que llenar jamás el estómago. En Japón lo llamamos ‘hara hachi bun me’, come solo hasta estar lleno en un 80%. Por último, no hay que dejar de lado la importancia de masticar bien. Si masticas correctamente, el estómago trabaja menos. Parece muy simple, ¿verdad? Lo que pasa es que los centenarios lo han interiorizado de una manera muy profunda. Cuando yo era pequeña, mis padres me machacaban con estas ideas, pero claro, ante una buena comida, ¿quién se puede contener?P. Cuenta en su libro cómo la mayor parte de centenarios utilizaba sus tareas domésticas a modo de ejercicio. En particular, destaca el esfuerzo que requiere hacer la cama en Japón. ¿Deberíamos cancelar nuestra suscripción al gimnasio, dejar de utilizar el ascensor y, por qué no, sustituir la cama en Occidente por un futón?

R. Un futón pesa cinco kilos, imagínate el esfuerzo que supone moverlo, porque nosotros lo recogemos y lo guardamos todas las mañanas. Es mucho trabajo. Los centenarios japoneses hacen la cama todos los días. Si un occidental quiere probar a hacer un futón, para él va a ser como ir al gimnasio. De todas formas, seguro que dentro de vuestra vida cotidiana existen muchas costumbres que se pueden aprovechar.

«Entrevisté a un centenario que sueña con vivir los Juegos de Tokio con sus bisnietos. Así encontró su motivación para seguir adelante»

Recuerdo que uno de los ancianos a los que entrevisté empezó a sacar fotos y documentos sin parar para contarme su historia. Al final tenía toda la mesa llena, y a mí me daba mucha pena porque pensaba que el hombre tendría que hacer un gran esfuerzo para recogerlo todo. Él, al contrario, me decía que no me preocupara, porque solo tener que colocar todo aquello iba a ser un óptimo ejercicio para él.

P. Pensamos que los sujetos que llegan a ser tan longevos deben de tener una genética envidiable. Usted deshace un poco ese mito, y cuenta cómo muchos ancianos han sobrevivido a problemas de salud tan graves como el cáncer. ¿Cree usted que un centenario nace o se hace?

R. Definitivamente, se hace, no hay lugar a dudas. Muchos han sufrido episodios en los que han estado al borde de la muerte. De estas experiencias, además, se aprende. Por eso, cuando pasan los años, ellos se van volviendo también mucho más cautelosos. Si ven que algo no va bien, cualquier nimiedad, no lo dudan y acuden al doctor de manera inmediata. Además, se hacen chequeos médicos de manera muy regular.

P. Casi todos los ancianos de su libro demostraban ser muy activos a pesar de su edad. ¿La adicción al trabajo tan típica de Japón es en el fondo buena? ¿No deberíamos jubilarnos nunca?

R. Si nos gusta mucho nuestro trabajo, deberíamos continuar con él. Nos da un motivo para vivir. Todo se resume en hacer algo que nos entusiasme. Si el empleo que hemos desempeñado en nuestra vida es duro, quizá convenga dejarlo y llevar una vida más tranquila, pero en esos casos hay que sustituirlo por algo que verdaderamente nos satisfaga.«Las mujeres centenarias se siguen cuidando, se pintan las uñas y se maquillan. Estas pequeñas cosas reafirman su feminidad»No es necesario tampoco ser productivos. Basta hacer algo tan simple como relacionarse más con la gente. Uno de los centenarios que entrevisté sueña con algo tan sencillo como llegar a compartir los Juegos de Tokio de 2020 con sus bisnietos. Él ha encontrado así, a sus 102 años, su motivo personal para programarse y seguir adelante.P. Parece que en la vida de los centenarios las amistades y las familias juegan un papel muy destacado. ¿Podemos llegar a cumplir 100 años sin ayuda? ¿Que alguien llegue a semejante edad es también mérito de las personas que lo rodean?R. No he encontrado ningún centenario que fuera una persona solitaria. Todos estaban rodeados de su familia, de sus amigos o de sus vecinos. Es curioso, los demás no los ayudan tampoco como creemos que se debe asistir a un anciano. No se trata de esa idea tan común de que los familiares tengan que cuidarlos. Jiro Nishikawa tiene 106 años y lee el periódico todos los días, de la primera a la última página, para tener temas de conversación con los que charlar con su hija. Él dice que su hija es muy joven (tiene 70 años) y existe entre ellos mucha diferencia de edad. Para los dos es muy complicado encontrar puntos en común, pero, de repente, hallan ese nexo de esta forma tan sencilla.«El amor romántico no es tan relevante. Muchos centenarios no le daban demasiada importancia a este tema»Los centenarios no piden tampoco a sus familias que los atiendan, y hacen todo lo posible para que exista una buena relación con los demás. Te pongo otro ejemplo. A los mayores les cuesta mucho bañarse. Yone Koishihara vive sola, su familia la envía a un centro de día, dos veces a la semana, para que la ayuden con esta tarea. Esta señora, aun así, la noche antes de ir al centro se lava sola, ¿por qué? No quería molestar a los empleados por si olía mal. Es un caso extremo, pero refleja que los centenarios se sienten integrados en la sociedad, y como cualquier ciudadano están muy atentos a no molestar y resultar agradables. Las mujeres, por ejemplo, se siguen cuidando, se pintan las uñas y se maquillan. Según los gerontólogos, estas pequeñas cosas reafirman su feminidad.P. El amor romántico, sin embargo, no juega un papel tan destacado en su libro. La mayoría de centenarios japoneses provienen de una cultura donde no podían elegir a su pareja, eso era tarea de los padres. Los mismos entrevistados no se mostraban muy dispuestos a hablar de este tema. ¿El amor romántico no es un hecho relevante en la fórmula para llegar a cumplir los 100 años?

Mieko Nagaoka, nadadora centenaria. (Planeta)
Mieko Nagaoka, nadadora centenaria. (Planeta)

R. Creo que, efectivamente, no es tan importante. No digo que el amor no pueda ser muy positivo para algunos, pero muchos centenarios no le daban mucha relevancia a este tema. Habían aceptado las decisiones de sus padres de manera natural. Quizás han acabado desplazando ese sentimiento hacia otras cosas que les han dado esa misma satisfacción. No digo que no tenga que haber nada de amor. Los occidentales sois mucho más románticos, y la pasión y el amor pueden ser también un buen motor para la vida. Eso sí, esa pasión no tiene por qué ser hacia una persona. No tiene tampoco que convertirse en una obsesión, pues es importante que el estrés y la ansiedad no estén presentes.

P. En un momento del libro, dice que no pudo eludir el tema de la espiritualidad ante lo importante que era para sus entrevistados. En Japón, muchas personas son sintoístas y budistas al mismo tiempo, y pueden abrazar incluso una tercera religión como el cristianismo. Con todo, si preguntas a muchos si son religiosos, responderán que son en realidad ateos. ¿Deberíamos tomar nota en Occidente de la naturalidad con la que se vive en Japón esta parte de nuestra psicología?

R. Claro, la mayoría dicen que son ateos porque, en realidad, el sintoísmo está profundamente arraigado en sus costumbres. Por la mañana ofrecen el té verde al altar de sus casas y rezan a sus ancestros, pero para ellos es un hábito y por eso dicen que no son religiosos.

«La resignación es una manera de resetear aquello que no funciona. Cuando una puerta no se abre, es mejor buscar otras salidas»

No digo que la religión no sea relevante, pero el punto está en tener una creencia. Llamémoslo ‘un poder invisible’, algo intangible que te apoye. Eso ayuda no solo a un centenario, sino a cualquier persona.

P. Los protagonistas de su libro han pasado por guerras, terremotos, pobreza y enfermedades. Dice usted que son cabezotas y que por sistema no se rinden. Sin embargo, usted destaca que estos ancianos sabían también resignarse ante ciertas situaciones de la vida. ¿Cómo llega uno a aprender a resignarse? ¿Se trata de un sentimiento que deberíamos incorporar a nuestra cultura?R. La gente lucha absurdamente por lo que es imposible, y no para de intentarlo. Los centenarios me enseñaron que eso era un error. Intentar por intentar es acabar en un callejón sin salida. Hay muchas más posibilidades. La resignación es una manera de resetear aquello que no funciona. Cuando una puerta no se abre, es mejor buscar otras salidas diferentes, por mucho que creas en aquello a lo que has dedicado tanto esfuerzo.

Junko Takahashi. (Carmen Castellón)
Junko Takahashi. (Carmen Castellón)

 

P. Debido a ciertos problemas de memoria y a que cuando uno cumple 100 años no piensa mucho en el futuro, usted dice que los centenarios son el mejor ejemplo de personas que saben vivir en el presente. ¿A los 100 años se puede seguir disfrutando de la vida?

R. Los centenarios piensan mucho en su situación presente y en su felicidad, y no tanto en el pasado y en el futuro. Yo tengo 40 años y en cada época de mi vida, mi felicidad ha cambiado en sintonía con la edad. A los 100 años, la felicidad tiene que ser una cosa realmente distinta. Aun así, creo que es muy simple, creo que se basa en algo tan sencillo como sentir que uno está todavía vivo.

Fuente: elconfidencial.com