El expresidente se ha enfrentado a Richard Branson en un reto acuático que el millonario grabó en vídeo. Y no vamos a decirle quién ganó para evitar spoilers.
Nadie pone en duda que el de presidente de Estados Unidos debe ser uno de los mejores trabajos del mundo. Que se lo digan a Donald Trump: todos hacen lo que les manda , porque así es como debe ser; y todo el que no, un mentiroso y un enemigo de la democracia. Punto. Pero existe otro trabajo que es todavía mucho mejor que ese. Y no hablamos de ser Dios, que ese puesto, si existe, ya está cogido. No, el único trabajo que supera al de ser presidente es el de ya haberlo sido. Palabra de Barack Obama.Por supuesto que Donald Trump todavía disfruta lanzando tweets incendiarios nada más despertarse, firmando leyes que la justicia le paraliza por entrar en conflicto con la constitución y enfadando a medio mundo con sus declaraciones. La Casa Blanca para el magnate todavía es una novedad, un juguete por estrenar. Y por eso no se aburre.Pero mientras que las citas de su agenda incluyen, entre otros compromisos, hablar esta misma noche por teléfono con Mariano Rajoy –que ya era hora, por otra parte–; Obama disfruta de todo el tiempo del mundo para divertirse practicando deportes de riesgo en islas vírgenes junto a su multimillonario Richard Branson.
vacaciones animadas
Nada más abandonar la Casa Blanca, el dueño del imperio Virgin invitó al matrimonio Obama a disfrutar de los encantos de Isla Mosquito, un paraíso virgen en el que los Obama, entre cóctel y baño, se han entretenido poniendo en marcha su nueva oficina antes de regresar a la vida real en Washington. Pero no ha sido lo único. Tal y como acaba de publicar Branson en su blog personal, esta escapada de lujo también ha servido para que el expresidente se enfrentara a un reto acuático: el político aprendería a hacer kitesurf y el magnate aprendería a hacer foilboarding. Al terminar las clases, el que más tiempo aguantara fuera del agua, ganaría.
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«Nada más terminar, un miembro de su equipo se le acercó y le dijo: Esta es la última vez que surfea en ocho años»
Y ojo que no se trataba de un reto gratuito. Esta competición tenía un sentido: que Obama retomara una costumbre perdida.“Una de las primeras historias que Barack me contó cuando llegó a la isla fue cómo antes de convertirse en presidente había estado surfeando en Hawai y como nada más terminar, un miembro de su equipo se le acercó y le dijo: ‘Esta es la última vez que surfea en ocho años’”, escribe Branson. “En todo este tiempo Barack no ha podido disfrutar los deportes acuáticos ni otras muchas cosas que amaba. Fue magnífico ofrecerle la oportunidad de volver a hacerlo”.Un proceso de aprendizaje que Branson grabó en vídeo y que ahora ha compartido con todos sus seguidores. “Como podéis ver en este vídeo, Barack y yo nos caímos varias veces, pero seguimos intentándolo todos los días. Estuvimos codo con codo hasta el útlimo día, cuando conseguí levantarme a tres metros del agua durante 50 metros. Me sentí genial, pero solo hasta que vi a Barack recorrer 100 metros en su tabla. No me quedó más remedio que quitarme el sombrero y celebrar su victoria”. Por supuesto, esta victoria no ha cambiado el mundo. Pero saber que Obama todavía puede ganar algo es, hasta cierto punto, un gran consuelo.
Fuente: revistavanityfair.es