La gran rivalidad que hizo que Richard Gere y Sylvester Stallone llegaran a las manos

En 1974 ambos eran jóvenes (y desconocidos) aspirantes a estrella. Iban a protagonizar una película juntos cuando un detalle nimio hizo que todo explotara entre ellos.

Richard Gere VS Sylvester Stallone

En un momento de la controvertida visita de Richard Gere del pasado jueves al programa Hora Punta de Televisión Española, una colaboradora del espacio televisivo le preguntó al popular actor si era cierto que se llevaba mal con Julia Roberts, su compañera de reparto en Pretty Woman y Novia a la fuga. Después de todo, no hubiera sido el primero en chocar con la eterna novia de América. El actor, que claramente ya había escuchado esta pregunta antes dada su reacción, desmintió los rumores tirando de lugares comunes. Lo que no sabía Javier Cárdenas, que esa noche se puso el disfraz de cordero para dejar las preguntas incómodas a otros, es que Gere sí había tenido varios encontronazos con otros colegas de profesión. Concretamente dos: Debra Winger, su partenaire en el drama romántico Oficial y caballero, y Sylvester Stallone, con el que acabó llegando a las manos y generando una de las leyendas urbanas más bizarras en la historia de Hollywood.



Los dos actores estuvieron a punto de rodar juntos una película hace más de cuarenta años, hasta que una rivalidad poco conocida paralizó la producción de Black Jackets. Días felices, la historia de una pandilla de jóvenes neoyorquinos sin sueños ni esperanzas de futuro. Era el año 1974 y ambos todavía eran dos aspirantes que buscaban abrirse camino en la jungla de Hollywood (Stallone lo conseguiría en el 77 con Rocky y Gere en el 78 con Días del cielo) cuando recibieron una oferta para protagonizar un drama urbano que recibió la luz verde después del inesperado éxito de American Graffiti, el clásico de culto sobre el fin de la adolescencia que dirigió George Lucas antes de crear La guerra de las galaxias.

Los motivos del enfrentamiento se conocieron décadas después, cuando Stallone participó en un coloquio organizado por el portal Ain’t It Cool News y abrió la caja de los truenos. “Nunca nos llevamos bien. Richard se pavoneaba por todas partes con su chaqueta y su exageradamente grande motocicleta. Se comportaba como si fuera el caballero más chulo de la mesa”. Una calma tensa marcaba la relación entre ambos actores, hasta que un día Gere y Stallone llegaron a las manos por culpa de un ridículo incidente relacionado con un derramamiento de comida.Según el protagonista de Rocky, él estaba descansando en el asiento de un Toyota, el único lugar cálido en el que se podía resguardar en un descanso de los ensayos que tenían lugar en Brooklyn. “Yo estaba comiendo un perrito caliente cuando Richard subió al coche con medio pollo cubierto de mostaza. La grasa se salía del aluminio. Le dije: ‘Vas a mancharlo todo'». Gere le quitó importancia. Stallone no estaba dispuesto a dejar estar la situación. “Si me manchas los pantalones, te vas a enterar”. Richard sigue a lo suyo y le da un mordisco al pollo, haciendo que una mancha pequeña pero grasienta caiga sobre mi muslo. Le di un codazo en el lado de la cabeza y básicamente lo empujé fuera del coche.” La relación entre las estrellas era insostenible y el director tuvo que elegir quién abandonaba el proyecto. Martin Davidson se quedó con Stallone y sustituyó a su compañero por el actor Perry King. Según el protagonista de la saga Los mercenarios, Gere todavía le guarda rencor y le hace responsable del chisme que le ha perseguido durante años. “A día de hoy le sigo cayendo muy mal. Incluso cree que yo soy el responsable de difundir el rumor de que una vez le sacaron un jerbo vivo de su ano”. Stallone negó su participación en la historia, no sin antes lanzar un dardo envenado. “No es cierto, pero el rumor es el que es”.Gere ha utilizado constantemente a los medios de comunicación con fines políticos, pero nunca ha entrado en dimes y diretes sobre sus relaciones con sus compañeros de profesión. No abordó su enfrentamiento con el italoamericano y tampoco ha hablado públicamente de sus problemas con Debra Winger durante el rodaje de Oficial y caballero, un emblemático romance ochentero que convirtió a sus dos protagonistas en estrellas a pesar de su explosiva relación detrás de las cámaras. La química que desprendía cada una de las escenas de la pareja se desvanecía en cuanto el director gritaba ¡corten! La actriz definió a su compañero como un “ladrillo” y a su director Taylor Hackford como un “animal”. La reputación de actriz difícil que siempre ha perseguido a la protagonista de La fuerza del cariño (también tuvo una relación complicada con Shirley MacLaine) fue la excusa utilizada para justificar el enfrentamiento entre la pareja, aunque tal y como comentó Winger en otras entrevistas la situación habría sido muy diferente si un hombre se hubiera comportado de la misma forma. Ella siempre reconoció su actitud quisquillosa, pero también reivindica que las mismas acciones en un compañero se hubieran visto como una señal de pasión o perfeccionismo. Debra Winger fue estigmatizada. Richard Gere salió indemne. La frialdad entre los actores pasó con el tiempo. En 2002 la actriz habló sobre su relación en The Guardian. “Me encuentro con Richard a menudo y siempre me pregunta, medio en serio, medio en broma: ¿Todavía sigues diciendo cosas terribles de mí?”.El paso de los años ha provocado que la estrella de Richard Gere haya dejado de brillar con la misma intensidad de antaño. Sin embargo, su lugar en la cultura pop sigue siendo incuestionable. Sus abrumadores recibimientos en el Festival de San Sebastián lo demuestran en cada una de sus visitas. Con más de cuatro décadas en la profesión, es natural que hayan ido apareciendo enemigos en el camino de Gere. El último es el más peligroso para su futuro profesional, a pesar de no tener nada que ver con lo que pasa en los platós. «Recientemente tuve un episodio en el que alguien dijo que no podía financiar una película conmigo porque molestaría a los chinos», reconoció la semana pasada en una entrevista concedida a The Hollywood Reporter. Su apoyo al Tibet (en la gala de los Oscar de 1993 aprovechó su condición de presentador de un premio para denunciar ante cientos de millones de personas la «horrenda situación de los derechos humanos») ha acabado provocando el boicot de un país que cada vez es más influyente en los designios de Hollywood.Una vez más, Javier Cárdenas se equivocó de pregunta.Fuente: revistavanityfair.es