Lo que se sabe sobre Lutero no es demasiado y está salpicado de medias verdades y leyendas. Una aproximación a algunos aspectos de su vida y su persona muestra una imagen multifacética y polémica.
Lo divino y lo humanoLutero no fue un revolucionario en el sentido moderno. Pretendía reformar la Iglesia con la jerarquía y no en contra de ella. Su meta era la renovación de la fe, el redescubrimiento de la religión a nivel de los individuos y la sociedad. La tolerancia y el pluralismo fueron solo efectos indirectos de sus actos.Lutero diferenciaba entre el reino de Dios y el mundo secular. El levantamiento que derivó en la Guerra de los Campesinos, que se remitían a sus nuevas enseñanzas pero también planteaban demandas sociales y políticas, le pareció inaceptable, porque entremezclaba ambos ámbitos. Si bien al comienzo exhortó a la paz, posteriormente instó a las autoridades a reprimir a los rebeldes. Lutero demandaba nada menos que la obediencia de los súbditos a los terratenientes.Libertad de concienciaAl eliminar virtualmente a la casta sacerdotal como puente entre los creyentes y Dios, con la Reforma de Lutero se creó un vacío que pasó a ocupar la «conciencia”. Cada cristiano pasó a ser responsable de sus pensamientos y actos ante su propia conciencia. Fue algo revolucionario, pero poco tiene que ver con el individualismo en el sentido actual. Para él, la libertad de conciencia significaba concretamente el «cautiverio” en la palabra de Dios.En otro orden de cosas, Lutero fue, por así decirlo, el «inventor de los cantos eclesiásticos. El canto de la comunidad, el coral, es un elemento que marcó el movimiento de la Reforma y se convirtió en parte integral del oficio religioso. Cantar juntos en idioma alemán forma parte desde entonces y hasta hoy de la tradición protestante.Celibato y sexualidadYa desde mucho antes de su boda con Katharina von Bora, Lutero había asumido ante monjes y monjas una postura clara con respecto a la sexualidad. En una carta señaló que la abstinencia exigía esfuerzos sobrehumanos y que solo pocos entre miles estaban en condiciones de mantenerla con la ayuda de Dios. En síntesis: la sexualidad y el matrimonio eran para Lutero parte del orden divino.Si bien de joven vivió una vida célibe, poco después de su matrimonio habló del «infierno del celibato”, que corrompe al cristiano. Desde entonces, la casa parroquial con matrimonio e hijos se convirtió en la imagen misma del protestantismo.
Los judíos¿Se puede celebrar a un hombre que habló y escribió tan despiadadamente sobre los judíos? Ante el trasfondo del Holocausto que tuvo lugar siglos después, la Iglesia evangélica tiene un problema este año del aniversario. La polémica de Lutero sobre los judíos muestra agresividad irrefrenada, unida a fantasías exterminadoras. Lutero no tuvo mucho contacto directo con judíos. Su pensamiento emanaba de las pretensiones de verdad absoluta del cristianismo. Pero su antijudaísmo no tenía mucho que ver con el antisemitismo que surgió más tarde. No obstante, los nazis se apropiaron ampliamente de las diatribas de Lutero contra los judíos. Recién en los años 50 del siglo XX la Iglesia evangélica se distanció de la imagen de los judíos de Lutero. ¿Y hoy? Su hostilidad hacia los judíos lo descalificaría, señaló recientemente la presidenta del Congreso Evangélico, en una entrevista. Y esto, al grado de que presumiblemente no sería invitado en la actualidad a un congreso evangélico.Autor: Volker Wagener (ERS/MS)
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