Sobreviviente de LaMia. ‘Quiero volver a trabajar como azafata’

Importante. La sobreviviente del vuelo de LaMia, en noviembre lanzará su libro y la próxima semana viajará al lugar del accidente.

Es delgadita de cuerpo, de agradable trato, coqueta con las cámaras y de blanca sonrisa que a pesar de las adversidades de la vida está firme en su rostro. Quien la ve no se puede imaginar que Ximena Suárez (28), cayó de un avión en Colombia y ahora está más fuerte que nunca para contar su historia de vida.Ella cuenta a El Día que el accidente fue una prueba que le dio Dios para que ella replantee su vida y esto ha hecho que se acerque más al Señor, no por nada lleva en su cuello un rosario que le regalaron en Colombia y que solo se lo quita para bañarse.No cabe duda que Ximena es como el ave fénix que renació y volvió con más fuerza para seguir adelante por sus dos hijos. Pero la joven azafata comenta que tiene muchos planes y que tiene fuerzas y coraje para seguir de pie, no por nada en noviembre presentará su libro con todos los detalles de cómo fue ese día trágico, ella está de la mano de Homero Carvalho para hacer realidad este sueño, es por ello que viajará este 10 de agosto hasta el Cerro Gordo, donde sufrió el accidente para sanar su corazón y traer más experiencia para su ejemplar.



P. ¿Está mejor después de los ocho meses que pasó el accidente? X.S.: Dios me ha ayudado mucho, también los psicólogos, psiquiatras y el modelaje como terapia. Ya duermo más tranquila, no podía descansar bien, sigo con tabletas pero ya descanso mejor.

P. ¿Qué le da fuerzas para seguir? X.S.: Mis hijos, mi familia y Dios. Después del accidente di un vuelco total a mi vida, he cambiado, no soy la misma de antes.

P. ¿Qué cambió? X.S.: Espiritualmente me acerqué más a Dios, le estoy dando más importancia a mi familia. Antes yo prefería salir que estar con ellos, ahora disfruto de su compañía.

P. ¿Qué hace ahora que no hacía antes? X.S.: Yo era una persona muy bolichera, me gustaba salir, ahora me quedó en casa con mis hijos. También siempre me invitaban a las iglesias cristianas yo iba y luego las dejaba, ahora oro todos los días y voy a la iglesia.

P. ¿Cree que Dios le regaló una vida nueva? X.S.: No hay otra explicación, hasta ahora puedo entender que estoy viva y estoy aquí con usted en la entrevista.

P. ¿Ese rosario quién se lo regaló? X.S.: Este rosario lo mandó el papa Francisco al padre Miguel de Colombia, él me lo entregó a mí y yo no me lo saco jamás, solo para bañarme.

P. ¿Volvería a ser azafata? X.S.: Estoy en terapia para volver a trabajar como azafata. Muchos creen que solo somos las chicas que servimos gaseosas y no es así, nosotros resguardamos a los pasajeros y por lo tanto debo estar bien para volver a ser lo que me gusta, que es ser azafata, por ahora no me siento preparada, pero más adelante quiero ser azafata.

P. ¿Ha vuelto a subirse a un avión? X.S.: Fui a La Paz a sacar una visa, a la ida estaba medicada a la vuelta ya no y justo en el aterrizaje me asusté y sobresalté, porque se sintió cómo el avión aterrizó a tierra.

P. ¿Por qué decide viajar a Colombia sola? X.S.: Algo le falta en mi corazón y sé que debe ir donde fue el accidente, necesito ir, además quiero complementar mi libro con lo que vea allá, no quiero perder ni un detalle para que todos sepan cómo fue el accidente. Esto lo hago por mí misma, quiero sanar mi corazón, quiero agradecer a todas las personas que me ayudaron.

Estoy consciente de ese viaje, será un golpe duro pero va a llenar mi corazón.

P. ¿Su libro ya está listo? X.S.: Ya empezamos con Homero Carvalho, es quien me está ayudando, es un gran sueño que tengo. Escribir me ayudó muchísimo como terapia, allí podrán leer todo de mi vida y del accidente. Aún no tengo el nombre del libro porque es sorpresa (risas).

P. ¿Sigue en contacto con su colega y amigo Tumiri (otro sobreviviente del vuelo)? X.S.: Claro que sí, todos los días charlo y chateo con él. Tumiri fue quien me ayudó a salir del avión, con él caminamos hasta el otro lado del cerro, porque había un olor fuerte a gasolina y lo primero que nos enseñan es alejarse del avión y así lo hicimos.

Yo no me quebré nada, sí tuve cortes profundos en el brazo, la pierna y el pie. Pensé que iba a perder mi brazo porque se veía el hueso a raíz de una cortadura, aún así salí caminando, fue Dios que estaba ahí y me ayudó a salir.

Fuente: eldia.com.bo