Cerca de 300 personas asistieron a la función para invitados especiales de la película ‘Atómica’, que organizaron la distribuidora Andes Films y Cinemark. La película de Universal Pictures protagonizada por Charlize Theron, llega a los cines del país el jueves 31 de Agosto.
En el ingreso a la sala se podía escuchar el sound track de la película, además este espacio estuvo decorado con fotografías en blanco y negro de fotógrafos locales y los invitados fueron quienes personificaron al personaje protagónico con pelucas de Negritas Atelier y gafas de La Óptica al estilo de ATÓMICA.
“Charlize Theron interpreta a una espía con un estilo fuera de lo común. Las mujeres que se probaron las pelucas y gafas pudieron sentir esa energía y sensualidad que se observa en la película”, destacó Sandra Cortéz, gerente de Marketing de Andes Films.
Así también se obsequiaron manillas de neón a los asistentes, quienes al ingresar a la sala donde se proyectó la película conformaron un ambiente muy colorido.
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Año 1989, el muro de Berlín está a punto de caer. Un agente del MI6 encubierto aparece muerto y la espía Lorraine Broughton (Charlize Theron) debe encontrar por todos los medios una lista que el agente estaba intentando hacer llegar a Occidente, y en la que figuran los nombres de todos los agentes encubiertos que trabajan en Berlín oriental. Lorraine no se detendrá ante nada para conseguir dar con esa lista, enfrentándose a varios asesinos y sumergiéndose en un mundo en el que nadie parece ser quien dice ser.
Todo en la película es rabiosamente atractivo: la clásica trama de espionaje (basada en una novela gráfica de Antony Johnston y Sam Hart) es situada en el Berlín de finales de los ochenta, en los estertores de la Guerra Fría; eso permite al director de arte David Scheunemann y a la diseñadora Cindy Evans desplegar un homenaje a la década más audaz en la historia de la moda, al tiempo que obliga a una banda sonora festiva y evocadora, lúdico contrapunto de escenas de violencia extrema (sublimes, superiores incluso a las de Antoine Fuqua) en las que vemos a una mujer desgarrarse a jirones en una lucha mortal por su propia vida.
A nivel teórico, la obra está concebida como una subversión del orden patriarcal, pero el acierto de Leitch y Theron reside en crear un producto adictivo al desplegar un universo regido por unas leyes tácitas completamente distintas a las establecidas: en el mundo de Lorraine Broughton los varones son o intelectuales pusilánimes o mera fuerza bruta… en ambos casos henchidos de injustificada presunción; por su parte, las mujeres aúnan los atributos de inteligencia y estrategia, y es esa autosuficiencia la que las dota de un aura cuasi socrática de inaccesible belleza.