Una parte de la economía familiar se sustentará en la hacienda a la que el exsenador le dedicó mucho tiempo y esfuerzo. Dos de sus hijas son abogadas y la otra es sicóloga. Aseguran que seguirán adelante con esas profesiones
La familia del exsenador Róger Pinto no piensa volver a Bolivia tras su muerte, porque considera que en Brasil están más seguros. Las tres hijas son profesionales, y Denise, una de ellas, asegura que podrán sobrevivir con su trabajo. Una ayuda, empero, es la hacienda ganadera que aún les queda.“Gracias a Dios cada una de nosotras tiene su profesión. Yo soy abogada, mi hermana Priscila también, su esposo trabaja. Además, Daniela, que perdió a su esposo en otro accidente aéreo hace menos de un año, es sicóloga”, manifestó.La joven admitió que antes de que su padre tuviera que refugiarse en Brasil el patrimonio de la familia era mayor, pero se ha reducido.“Con mi papá teníamos algunas cosas, pero muchas de ellas tuvimos que vender. Para no-sotros, lo más importante es que estamos juntos en familia. Mi papá siempre decía que no importaba vivir bajo un techo pequeño si tienes gente que te ama. Creo que por eso todos nosotros si tuviéramos que cruzar la frontera con la ropa en el cuerpo, pues lo haríamos”, dijo.La vida fue implacable. “Es difícil, ahora tendremos que comenzar de nuevo y creo que es hasta peor, porque, le confieso algo, hasta las decisiones más pequeñas le consultábamos a mi papá”.Por ello, no queda más que “tomar aire y continuar”, una frase que él siempre repetía “y nos dejó la presencia de Dios, esa fue una siembra clave”, dijo.Su yerno Ivo recuerda que Pinto compró hace años un chaco con unas cuantas vacas. “Pero con brazo, con pulmón fue haciéndola crecer. Así construyó ese emprendimiento, que está a 49 kilómetros de Cobija. Para mí fue un ejemplo porque se ponía un objetivo y no descansaba hasta conseguirlo. Le gustaba el campo. Cuando era senador bajaba del avión directo a cuidar su ganado”.Daniela, la hermana mayor, estaba casada con Miguel Alejandro Quiroga (Miqui), piloto del avión de LaMia que se estrelló con integrantes del Club Chapecoense. “Sufrimos mucho ese golpe, él era un apoyo muy fuerte para la familia, en lo sentimental, en lo laboral, en lo económico”, recuerda Ivo.‘Miqui’ e Ivo tomaron las riendas de la familia cuando Róger Pinto estaba asilado. “Con la ausencia de ambos, hay que replantear las cosas, ganar fuerzas y seguir adelante”, señala Ivo.De hecho, Denis dice que en menos de un año se le fueron sus dos papás. “Conocía a Miqui desde que yo era pequeña. Se casó con mi hermana y siempre lo quise mucho. Cuando mi papá tuvo que irse a Brasil, yo emigré a Colombia. Allá me sentía segura y él me recalcaba que Miqui iría corriendo hasta donde yo lo necesitara, así era el cariño”, relató la hija del fallecido exsenador.Las amenazas políticas no solo afectaron a Pinto. Toda la familia sufrió algún nivel de persecución, por lo que encontraron algo de paz en Epitaciolandia, “donde nos acogieron y nos quedaremos”.Ivo asegura que la hacienda, aunque ya no es lo que era hace algunos años, es un buen punto de inicio para la supervivencia de la familia. “Es una fuente de ingreso. Yo tengo aparte actividades comerciales, y un trabajo fijo en Bolivia. Contribuyo a la familia en la medida de las posibilidades. Además, como somos cristianos, sabemos que no estamos desamparados, así que vamos a estar bien”, recalca.Para el domingo estaba planificado llevar las cenizas del exsenador a la hacienda familiar y esparcirlos allá. Pero Denise manifestó que eso no ocurrió al final. “Queremos honrar a mi papá como él se merece. Hemos decidido esperar, haremos algo bonito, en donde pueda participar la gente. Lo diremos en su momento”, agregó. Pinto murió el 16 de agosto, a consecuencia de las heridas que sufrió en un accidente aéreo ocurrido el 12 de agosto en Goiás.
Fuente: eldeber.com.bo
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