Las casas también se “enferman”: cómo detectarlo y cómo curarlo

¿Sabías que tu casa puede enfermarse? No es fácil ser un inmueble saludable. El paso del tiempo, el clima, el descuido; muchos factores inciden en la salud del hogar y, por ende, en la de sus habitantes. Cuando de repente todo se rompe, una y otra y otra vez, eso es más que solo mala suerte: tu casa quiere decirte algo, está “enferma” y hay que curarla. Con los consejos que hoy compartimos vas a cuidar bien de su salud.

 

La importancia de tener un hogar saludable

¿Qué enferma a una casa? Los factores que influyen en la salud de tu casa son por ejemplo el orden, la limpieza, la ventilación, la iluminación. Pero también los vínculos entre las personas que viven en ella, tu estado de ánimo, tu humor, el nivel de estrés, todo tiene un efecto tarde o temprano en la casa. ¿Por qué es tan importante mantener la buena salud del hogar?Porque es práctico: Si todo está en orden, la vida en el hogar es más fluida, las tareas se hacen más rápido y con más entusiasmo. En un hogar ordenado y limpio siempre estamos de mejor humor que en uno sucio y desordenado.Porque es saludable para todos: Existe un “síndrome de la casa enferma”, donde las personas afectadas presentan cuadros alérgicos, dolores de cabeza y garganta, problemas visuales, fatiga y hasta pueden desarrollar asma o sinusitis. Esos síntomas son ocasionados por factores como el polvo, la humedad y la mala ventilación.



Síntomas de que tu hogar tiene problemas de salud

Roturas, averías o plagas: Con un poco de atención vas a notar que no solo se rompió la cafetera, sino que las paredes tienen humedad, y seguramente haya insectos en el jardín. Los síntomas pueden ser variados, pero tienen la característica de que se acumulan, se vuelven frecuentes y por más que pase el tiempo siguen allí.A qué prestar atención:

  • Las plantas son las primeras en saberlo: Por falta de cuidado, plantas y flores empiezan a marchitarse. Es muy frecuente que cuando descuidamos la salud de nuestra casa, empecemos por las plantas. Lo importante es armarse un calendario para no olvidarse de las tareas básicas como darle agua a la vida vegetal del hogar, o alimentar las mascotas.

  • Falta de orden e higiene: Cosas fuera de su lugar, objetos que ya no se usan pero que siguen ahí, platos sin lavar, ropa tirada, polvo por todos lados, camas sin tender, desechos acumulados, cosas inutilizadas amontonadas en un rincón… No es muy difícil darse cuenta que cuando esto pasa estamos ante una casa enferma. Muchas veces sucede por falta de organización, así que el consejo se repite: un simple cronograma puesto en un lugar visible evita que nos olvidemos de hacer las tareas esenciales, y hasta nos sirve para saber cuándo las hicimos por última vez.
  • Desperfectos técnicos: Cerraduras rotas, fallas de energía, goteras y problemas en cañerías… Cuando pasa mucho tiempo sin que hagamos el mantenimiento correspondiente las cosas envejecen y eso tarde o temprano empiezan a dejar de funcionar.

  • Se nota el paso del tiempo: Aparecen manchas de humedad, se descascara la pintura, muebles que se aflojan, vidrios que se rompen, cortinas y alfombras rotas, son todos síntomas de que el tiempo pasa y no hacemos nada al respecto. Al igual que con los desperfectos técnicos, hay que estar atentos y hacer el mantenimiento correspondiente a todos los elementos de la casa. Es fundamental reparar o cambiar lo que está viejo y lo que ya dio una señal de aviso (un tornillo flojo, un vidrio astillado, mesas y sillas que ya no son tan firmes como antes).

¿Qué podemos hacer?

Lo cierto es que para evitar que una casa enferme no se necesita de mucho esfuerzo. Con simples cambios de actitud podemos mantener sano nuestro hogar.– Decorar: Evitar que las habitaciones estén saturadas de objetos, y que las paredes no tengan colores muy fuertes en zonas de descanso. Las cosas que no se usan desde hace seis meses o mas, reciclarlo o regalarlo. Reordenar y rotar los muebles es otra de las tantas cosas que podemos hacer para renovar nuestra casa y cuidar su salud.– Mantener zonas de fácil circulación: Nadie disfruta chocar contra un mueble o tirar un florero. Hay que mantener siempre despejados los lugares por donde solemos caminar en la casa, y si disponemos de espacios pequeños con más razón.– Luz: Siempre es positivo que ingrese mucha luz natural durante el día, y disponer las luces de tal forma que la casa no tenga rincones oscuros. Se pueden sumar lámparas a la luz que ya está instalada de origen, siempre teniendo el cuidado de no iluminar por demás (nada es bueno en exceso). Abrir las cortinas ni bien nos despertamos es una buena rutina para no tener que preocuparse por esto el resto del día.– Buena ventilación: No tengas las habitaciones cerradas por mucho tiempo, eso junta siempre malos olores, moho y humedad. Y abrir las ventanas un rato todos los días es fundamental para recambiar el aire.– Higiene: Hay que mantener la casa limpia, y eso incluye eliminar esa suciedad que nadie ve. Es importante que regularmente se vacíen las habitaciones una a una para limpiarlas, cambiar las sábanas, organizar los papeles del escritorio, ordenar el ropero.– Si está roto se repara: No postergues las reparaciones. ¿Cuánto hace que esa puerta no cierra bien? ¿Que el vidrio de la mesa está roto? ¿Qué no usás el secador porque no enciende? La solución es no dejarlo para mañana. Es tan simple como llamar a alguien que lo repare. Tomarse esos minutos realmente va a repercutir en tu vida diaria y en que la casa se sienta mejor.

Ya sabés identificar si tu casa enferma; es hora de sanarla. Cuidarla es cuidarte: tu casa habla mucho de vos, siempre hay que darle amor a lo nuestro y no hay nada mas tuyo que tu hogar.