Lo fácil que es robarle desnudos a Anne Hathaway, y lo poco que te cae si te pillan

La actriz es la nueva víctima del ‘fappening’: sus fotos íntimas han sido robadas y difundidas en Internet

Anne Hathaway

Una vez más, y es la tercera desde 2012, ha trascendido el hackeo de la cuenta de una famosa con el fin de apropiarse de fotografías suyas ligeras de ropa. Esta vez le ha tocado a la actriz Anne Hathaway y, como contenido extra, también aparece su marido, el actor Adam Shulman.La actriz neoyorquina, conocida por sus papeles en Princesa por sorpresa, El diablo viste de Prada o, más recientemente, Colosal de Nacho Vigalondo, siempre se ha mostrado muy celosa de su intimidad. Tan es así que cuando, en marzo de 2017, subió una fotografía a Instagram de su hijo reconoció que “nada más hacerlo deseé no haberlo hecho. Creo que a veces tienes que cometer errores para poder ver las cosas con claridad”. La imagen mostraba al niño de espaldas viendo el discurso de su madre sobre igualdad de géneros en la ONU, organización de la que es embajadora de buena voluntad.

No es de extrañar que su respuesta ante el robo y publicación de fotos íntimas haya sido una cita de la poeta y activista por la igualdad de género y razas, Cleo Wade: «y que el terrible odio de otros te sirva para adentrarte de manera más profunda en tu labor como guerrero del amor, la justicia y la libertad en la lucha contra la opresión y la intolerancia»

¿Cómo roban las fotografías de las famosas?

En primer lugar, porque las famosas se hacen esas fotografías. La vieja máxima de “no hagas nada en internet que no quieras que vea tu madre” podría aplicarse a este caso. Ahora bien, en estos tiempos en los que tu propia madre quien publica vergonzosas fotografías de tu infancia en las redes, quizás no sea la cita más adecuada. Dejemos las cuestiones morales y centremos en las técnicas.Solemos pensar que el robo de fotografías de los smartphone se produce como consecuencia de legiones de hackers programando código sin parar. Nada de eso. El robo de las primeras oleadas de fotografías de famosas —Jennifer Lawrence, Kaley Cuoco de Big Bang Theory o Scarlett Johansson— se produjo por la versión digital del timo de la estampita: el phising. Un truco más viejo que el hambre consistente en mandar correos haciéndose pasar por un proveedor de servicios como Apple, Microsoft o Google. El mail suele indicar que hay algún problema y que necesitas hacer clic en un enlace para solucionarlos metiendo tu correo y contraseña. Así fue como Ryan Collins, un residente en Pensilvania de 36 años, consiguió acceder entre noviembre de 2012 y septiembre de 2014 a 50 cuentas del Apple y 72 de Gmail. Comenzaba así The Fappening, un término producto de unir acontecimiento —happening— y masturbacíon —fap—. No hace falta explicar más.

Anne Hathaway

¿Y ahora qué?

El autor del primer fappening, el citado Ryan Collins, fue condenado a 18 meses de cárcel. Una pena benévola, ya que la fiscalía estadounidense pedía 5 años de prisión para él. En España, el hackeo puede conllevar entre uno y cuatro años de cárcel según el código penal vigente. Pero también son responsables las personas que suban ese tipo de contenidos a la red —entre dos y cinco años— y también podrían ser condenados quienes compartieran esos contenidos en sus redes sociales privadas con entre uno y tres años de cárcel.Conseguida la justa condena por sus actos, pasamos a pensar en qué pasa con las fotografías volviendo a recurrir a una vieja cita: “Lo que pasa en Internet, se queda en Internet”. Es decir, que una vez que una imagen comienza a difundirse en la red, las posibilidades de que desaparezca por completo son nulas. Podrá pedirse que se cierren las webs o los perfiles que compartan esas fotografías y algunos se cerrarán. Podremos hablar con Google para que retire las entradas que muestren este tipo de contenidos cuando se utilice el buscador y algunos enlaces dejarán de aparecer. Pero, lamentablemente, nunca desaparecerán. Alguien habrá guardado las imágenes en un disco duro, alguien habrá hecho capturas en su móvil, alguien habrá pasado las fotografías por WhastApp o Telegram. Y tarde o temprano, por mucha limpieza que se realice, volverán a aparecer las fotografías de the fappening como setas tras la lluvia para comenzar un nuevo ciclo de limpieza, desaparición y aparición sin fin.

¿Y, de nuevo, ahora qué?

“No hagas nada, ni dejes que hagan nada en lo que salgas tú en internet, en smartphones, en fotografías, en vídeos o en holografías que no quieras que vea tu madre”Fuente: revistavanityfair.es