Pinto decidió en vida que sus órganos sean donados; pensaba retornar a Bolivia en 2018

El político pandino y opositor al gobierno de Evo Morales tenía pensado retornar a Bolivia en 2018 y estaba consciente de las posibles consecuencias, ya que tenía más de 20 procesos iniciados en su contra, recordó su exabogado Luis Vásquez.

El exsenador Roger Pinto pensaba retornar a Bolivia en 2018

Quien fue su abogado, Luis Vásquez, contó algunos detalles de los momentos que le tocó vivir junto al fallecido senador de la oposición. Dijo que también decidió que sus órganos sean donados.Una fotografía del exsenador Roger Pinto, quien falleció en Brasil tras sufrir un accidente de aviación.Una fotografía del exsenador Róger Pinto, quien falleció en Brasil tras sufrir un accidente de aviación.El exsenador Roger Pinto, quien estuvo asilado en Brasil desde 2013 y falleció este miércoles en ese país, tenía pensado retornar a Bolivia en 2018 y estaba consciente de las posibles consecuencias, ya que tenía más de 20 procesos iniciados en su contra y una sentencia a cinco años de cárcel por delitos como incumplimiento de deberes y contratos lesivos al estado relacionados con la venta de terrenos públicos cuando se desempeñaba como responsable de la Zona Franca Cobija.Así lo hizo saber su exabogado Luis Vásquez Villamor, quien además contó otros detalles de la vida del fallecido exlegislador, quien era un pastor evangélico y que en vida decidió que sus órganos sean donados.“Iba a tomar un vuelo, lo iba a anunciar públicamente, probablemente iba a aterrizar en Viru Viru (Santa Cruz) y seguramente lo iban a detener, pero él estaba dispuesto a correr el riesgo de eso”, dijo el abogado, quien defendió legalmente y acompañó al extinto legislador cuando pasó cerca de 15 meses en los ambientes de la legación diplomática brasileña en La Paz antes de partir a Brasil.Fernando Tiburcio, abogado de Pinto en Brasil, también contó que su defendido le comentó que tenía pensado retornar a Bolivia a pesar de las consecuencias que ello implicaría.Pinto se encontraba desde 2013 con asilo en Brasil tras haber huido con ayuda del diplomático Eduardo Saboia en un vehículo oficial y tras burlar el control policial que se había dispuesto para vigilarlo. Se asentó en el Acre, región vecina a Bolivia, junto a su familia. Antes de fallecer tras un accidente aéreo, estaba dedicado a realizar vuelos de tipo comercial desde diferentes aeropuertos.La aeronave que pilotaba el sábado cayó a tierra provocándole graves daños que terminaron con su vida la madrugada de este miércoles en Brasilia. El siniestro ocurrió en la ciudad de Luziânia, en el estado de Goiás (centro), pero fue evacuado hasta Brasilia, precisamente por la gravedad de su estado de salud.Vásquez, también exlegislador, fue abogado de Pinto y lo acompañó durante su encierro en la legación brasileña a la espera de un salvo conducto que le permita abandonar Bolivia y que el gobierno negó con el argumento de que tenía que responder por los varios procesos penales.En una entrevista con Unitel, recordó que el exsenador, que en su región era conocido como “Chonta Pinto”, no era afecto a la televisión y que durante los 15 meses de encierro en la legación brasileña solo se dedicaba a leer la biblia y algunos libros que le llevaba como abogado.Solo Vásquez tenía autorización de visitarlo en esa especie de “régimen de aislamiento”, por lo que a diario ingresaba a la sede diplomática para hablar con el hoy fallecido exsenador de la oposición.Sus restos serán cremados, pero antes sus órganos serán donados como fue su voluntad. Daniela, hija de Pinto, informó el miércoles que las cenizas de su padre serán veladas en Cobija, su tierra natal, y esparcidas en su hacienda.Legisladores de oposición expresaron su pesar por lo sucedido, en tanto que el presidente del Senado, Alberto Gonzáles, informó que estaban disponibles los ambientes legislativos para que se le rinda un homenaje póstumo. De hecho, se armó una capilla ardiente y el inicio de una sesión se guardó un minuto de silencio en un homenaje póstumo. (17/08/2017)La Razón Digital / Carlos Corz / La Paz