La tibieza intelectual de Samuel


Crítica a las respuestas que dio Doria Medina a una entrevista sobre la economía en este mismo suplemento.Antonio Saravia EconomistaPágina Siete acaba de publicar una entrevista con Samuel Doria Medina (8/20/2017) que refleja muy bien porqué la viabilidad política de este líder de oposición es incierta.Cuando el país pide a gritos por líderes de oposición serios y valientes que pongan los puntos sobre las íes y estén dispuestos a proponer un nuevo país post-MAS, Samuel no es capaz de marcar una distancia entre sus ideas y las de cualquier ideólogo masista. No sé si es una decepción a estas alturas, pero sí una muestra  de las limitadas opciones  que tiene Bolivia.En una triste muestra de tibieza intelectual, Samuel responde «no, no» cuando se le pregunta si estaría a favor de un ajuste o recorte de gasto fiscal. En cambio, propone «racionalidad que según él consiste en recortar ciertos gastos (canchas de fútbol) y aumentar otros (salud). Y ahí Samuel pierde una oportunidad de oro para mostrar que la oposición tiene ideas distintas y, además, pantalones. Primero, la oposición tiene que ser clara y contundente: ¡sí se tiene que recortar el gasto fiscal! En 2017 llegaremos a un déficit fiscal de casi 7% del PIB y será el cuarto año consecutivo con números rojos. Y este no es un bache temporal. Los ingresos por exportaciones de gas seguirán cayendo y el Gobierno simplemente no puede seguir gastando lo mismo que al principio del ciclo expansivo. Samuel lo sabe. Pero claro, el cálculo político manda y Samuel cede al discurso populista. Después de todo, la regla de oro del político populista es nunca admitir que hay que ajustarse los pantalones.En segundo lugar, me pregunto ¿cuándo aparecerá en Bolivia un político que por fin deje de creerse el papá de la familia y pretenda decidir por todos (y con nuestra plata) si la salud es más importante que el deporte, o si la educación es más importante que las carreteras o si la vivienda es más importante que la nutrición, etc?  Samuel puede discutir indefinidamente con el MAS si las canchas de fútbol son mejores o peores que el gasto en salud. Ese no es el problema de fondo. El problema de fondo es generar una institucionalidad que le permita al individuo decidir qué es mejor para él  y no dejar que el Estado siga decidiendo por nosotros. En dos palabras, el problema de fondo es la recuperación de la libertad individual. Y para esto hay que achicar el Estado.La última pregunta de la entrevista es precisamente esa: «¿Usted achicaría el Estado?». Y nuevamente Samuel le hace el quite a la inyección. No dice ni sí ni no. Así nunca ganará una elección. Ya está de buen tamaño, ¿no le parece? Bolivia necesita alguien que responda «sí, el Estado debe achicarse considerablemente para dejar el rol central en la iniciativa privada». ¿Tanto cuesta decirle al pan, pan y al vino, vino?