Su voz está de luto, pero no será por mucho tiempo

SILVANA VINCENTI. SILVANA VINCENTI.



“Me dicen que siga cantando y no sé cómo. Después de la partida de un ser querido, a pesar del dolor, la gente vuelve al trabajo, pero qué difícil es para los artistas porque la música es alegría y es lo que no tengo”, fue uno de los últimos posts de Sonia Barrientos en su cuenta de Facebook.

La cantante, que hace 20 días perdió a su único hijo, José Miguel Vaca Díez (33), en un accidente en cuadratrack en Buena Vista, no logra reconstruirse.
Ya tiene propuestas para cantar la siguiente semana, pero su mayor temor es quebrantarse en pleno show; sin embargo, le quedan tres importantes razones para reponerse lo más pronto posible: en primer lugar, que la música es su única fuente de ingresos económicos desde hace dos años; en segundo, que su mamá le hizo prometer que volvería a cantar; en tercero, dos semanas antes de morir, José Miguel le dijo algo que ella recordará hasta el último suspiro: “Me sentó en la sala y dijo que se sentía muy orgulloso de ser mi hijo, de mis logros como artista y que cuando le preguntaban quién era su mamá, él decía mi nombre y sugería que me gogleen; me farseaba, eso me inspira a seguir, porque estoy segura de que no le gustaría verme sumida en la tristeza y la depresión”, sostiene Sonia.
Desde que su hijo falleció, solo ha cantado una vez, en su novena, cuando le dedicó el tema Cómo no creer en Dios.

Otro poderoso motivo son sus nietos, María José (12) y Benjamín (un año y medio). “Prometí a mi hijo que no les faltará nada, son mi responsabilidad, viven con su mamá, pero trato de que estén conmigo el mayor tiempo posible”, confiesa.

Dejó todo por la música

Trabajó 23 años en Cotas, pero las melodías terminaron ganándole la moral. Es que desde niña vio cantar a su mamá, que algunas veces la llevaba a sus actuaciones. Después pasó por Chaplin y grabó su primer disco, que la llevó hasta el quinto, el mismo que se encuentra en pleno proceso de producción. Es completamente empírica y mucho tienen que ver con sus logros sus dos colegas y amigas, Guísela Santa Cruz y Tola Claudio, que la acompañaron y le enseñaron en sus pininos musicales.

Para su buena suerte, en septiembre le fue muy bien, tuvo llena su agenda de actuaciones y eso le permite darse un respiro mientras su corazón se arma de valor para retomar el micrófono. “Como cualquier ser humano, tengo que cumplir obligaciones para vivir, las mismas que no esperan a que pase el dolor; el banco no pregunta cómo estás anímicamente. Si antes era yo, ahora tengo que sacar también adelante a los hijos de mi hijo”, reconoce.

Y a pesar del durísimo trance, si un adjetivo puede encajar con Sonia es resiliente, por su impresionante capacidad de superarse ante la adversidad y la tragedia. “Si me encierro en el dolor sería malagradecida con Dios porque me da salud, mientras hay muchas personas en cama luchando por un día más. Solo tengo dos alternativas, o me derrumbo o salgo adelante para vivir por mis nietos. Tuve la bendición de ser madre y juro que vale la pena cada lágrima derramada por mi hijo, por haberlo tenido en mi vientre. Dios me lo prestó por 33 años, cuando había la posibilidad de perderlo”, dice emocionada.

No mucha gente sabe que a los seis meses de gestación se le rompió la bolsa y lo retuvieron hasta los ocho; que lo operaron a los 25 días de nacido porque tenía el píloro trancado”, recuerda.

Con lo que cierra es con el cariño de la gente que la sigue y que aguarda su retorno a las arenas artísticas. “En estos momentos tristes he recibido mensajes de personas que me apoyan, y ese cariño se cosecha con la música. Dios pondrá la paz necesaria para volver a cantar”, asegura.

Fuente: sociales.com.bo