Lucha por la vicepresidencia

Emilio Martínez Cardona*La actual avalancha de casos de corrupción gubernamental y de narco-vínculos oficialistas desde luego desnuda la verdadera naturaleza del régimen evista, pero su destape no es nada casual.Lo que está detrás es una guerra interna en el Movimiento Al Socialismo, silenciosa en su centro y ruidosa en la periferia, por la definición de la candidatura a la vicepresidencia del Estado Plurinacional en el 2019.A diferencia de ocasiones anteriores, el binomio no está cerrado y las diversas instancias masistas sólo han confirmado la inconstitucional repostulación presidencial de Evo Morales, no así de su acompañante.De ahí que este cargo –estratégico teniendo en cuenta que el caudillo dedica más tiempo al turismo interno y externo que a la administración real del poder- esté en disputa, por más que los protagonistas del combate lo nieguen ante los medios de comunicación.La guerra intestina de cuatro pre-candidatos a la vicepresidencia tiene bajas entre sus respectivos tenientes y se basa en la revelación pública de los manejos más discutibles en las áreas de influencia asignadas o conquistadas.Se trata de un cruce de filtraciones con las que cada pre-candidato busca neutralizar las bases de poder de sus adversarios, un juego que podría incluir, además de la información sobre los desfalcos en el Banco Unión y en el Ministerio de Defensa, los escándalos sobre narcotraficantes relacionados con titulares actuales o recientes de importantes carteras ministeriales. Todo esto tiene un probable precedente lejano en el caso YPFB-Catler, de enero de 2009, que acabó con la posición y la libertad del entonces influyente Santos Ramírez, cuyo nombre curiosamente acaba de reaparecer en vinculación a uno de los affaires del 2017.Pero ahora esta contienda tiene más jugadores: es un complejo ajedrez tetra-dimensional de incalculables derivaciones.A la par de la anulación del adversario, cuenta también –y mucho- posicionarse ante el caudillo con demostraciones de funcionalidad y hasta de servilismo. De ahí que se compita por ser el campeón de la repostulación del Jefazo, elaborando alquimias para hacer legal lo ilegal, mientras se sabotea las “vías” promovidas por los demás vicepresidenciables.El último artilugio propuesto para la habilitación de Evo Morales es el Congreso Constituyente, espacio que le daría un gran protagonismo al más notorio de los pre-candidatos.Que la asunción de funciones constituyentes por la Asamblea Legislativa Plurinacional no sería algo muy prolijo jurídicamente importa poco, para un régimen que ha hecho consigna del “meterle nomás” y que sigue los pasos del camino arbitrario de Nicolás Maduro.Hasta es posible que este mandato constituyente quede sacramentado por alguna sentencia retorcida del TCP en diciembre, en caso de que ese tribunal decida lavarse las manos pilatescamente en el tema de la reelección, para evitar procesos posteriores, derivando la resolución definitiva al Congreso. *Escritor y analista político