¿Cerveza o copa? Que la noche decida. (iStock)
Come antes y no después de salir
La forma de beber influye y mucho: si se toma en ayunas, llega antes al torrente sanguíneo y precipita sus efectos, que pueden llegar a su punto álgido entre media hora y dos horas después del consumo. En cambio, cuando se bebe después de haber comido, los efectos secundarios del alcohol se minimizan. Por si fuera poco, cuando dejamos no nos alimentamos bien antes y durante esa noche de fiesta lo más probable es que lo primero que hagamos al llegar a casa sea asaltar la nevera. Aunque sea a altas horas de la madrugada, sientes un impulso irrefrenable de acabar con todas las sobras de tu frigorífico.La mejor forma de hidratarse durante la noche es tomar un vaso de agua entre cada bebida alcohólica y otro antes de irse a dormirEn este sentido, un estudio de la Universidad de Indiana, publicado en la revista ‘Obesity’ asegura que beber mucho alcohol puede provocar que el cerebro sea más sensible a ciertos estímulos alimenticios, como el olor. De esta forma, estos antojos nocturnos se vuelven irresistibles y terminamos comiendo en exceso. Por eso, trata de minimizar el efecto alimentándote antes y no después de salir de marcha.
Cuidado con el número de bebidas
Es fácil dejarse llevar cuando uno está en un bar pasándoselo bien con los amigos. Uno empieza con una simple cañita y termina como si no hubiera un mañana: una y otra y otra… así hasta perder la cuenta. Cuando se le presenta un paciente con una situación parecida, la nutricionista Carolyn Brown suele recomendar el autocontrol (estar al tanto de cuánto se bebe y cuánto afecta esto al cuerpo de cada uno) y no superar la decena de bebidas alcohólicas por semana. No solo porque su consumo esté relacionado con el aumento de peso (sobre todo si se hace de forma habitual y se junta con el sedentarismo y una predisposición genética), sino también porque es el factor de riesgo modificable que más enfermedades genera. No obstante, y aunque tengamos la percepción de que en España se bebe demasiado, el consumo sigue estando por debajo de la media europea.
Mantente hidratado
El alcohol es un diurético y como tal te hace perder más líquido del que consumos. Muchos de los efectos molestos que se sienten tras una noche de fiesta están relacionados con esta deshidratación. La mejor manera de evitar la resaca es… beber menos alcohol. Sí, qué desilusión. No obstante, y aunque sea menos efectivo, también puedes tomar un vaso de agua entre cada bebida alcohólica y otros antes de irse a dormir. Lo recomienda la nutricionista Brown, con el fin de que la resaca no te acompañe en la mañana del domingo.
Evita las bebidas azucaradas
La mayoría de las bebidas alcohólicas contienen un bajo contenido de azúcar, pero la cosa cambia cuando le añadimos el refresco (aunque sea ‘light’). Si la guerra contra el tabaco se considera prácticamente ganada, ahora es el turno de las azucaradas. La combinación con el alcohol es, en definitiva, como añadirle “más leña al fuego” y constituye un factor de riesgo principal de diversas enfermedades crónicas, como la diabetes, las cardiopatías y ciertos tipos de cáncer. Para que nos hagamos una idea, cada lata de refresco que usamos para hacer el cóctel contiene 30 gramos de azúcar, más o menos el equivalente a seis cucharaditas de té. La OMS asegura que su consumo es un hecho indicativo de una dieta de poca calidad, ya que las calorías aportadas tienen poco valor nutricional y no proporcionan la misma sensación de saciedad que un alimento sólido.
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Fuente: elconfidencial.com