Warren Buffet, el mayor inversor del planeta, prepara su jubilación… a los 87 años

El casi cienmilmillonario asegura que no es por salud. Ahora, tiene por delante otro reto: superarse a sí mismo como mayor filántropo del mundo.

Warren Buffett

El Kiewit Plaza es tan modesto que el apelativo de «rascacielos» hasta le viene un poco grande. Está situado en una pequeña ciudad, Omaha, de más o menos la población de Murcia, en uno de esos mapas trazados con tiralíneas del Medio Oeste estaodunidense, Nebraska. No llega a 65 metros. Tiene 15 pisos. Y es el edificio más importante del universo financiero desde hace más de medio siglo.kiewitFoto: Shannon Ramos, bajo licencia CC BY 2.0Dos de sus habitantes -y propietarios- deciden inversiones globales, con más de 400.000 millones de euros en sus manos, en conversaciones privadas. Sus nombres son Warren Buffett Charlie Munger. Tienen 87 y 94 años, respectivamente. Y, desde principios de los años 60, convirtieron al Kiewit Plaza en la sede de Berkshire Hathaway, el holding que ha llevado a Buffett  a ser uno de los seres humanos más ricos del planeta y ganar el apelativo de «El oráculo de Omaha».

Incluso hoy, cinco años después de superar un cáncer, Buffett sigue siendo la tercera persona más rica de la Tierra. A escasa distancia de su gran amigo Bill Gates y cada día un poquito más lejos de Jeff Bezos, que parece destinado a ser el Gates de las próximas décadas. Aún así, Buffett no ha tenido un mal año: empezó 2017 con una fortuna estimada en 75.600 millones de dólares (61.500 millones de euros) y esta semana su valor neto se acerca a los 90.100 millones de dólares (73.300 millones de euros), según Fortune. Pero el inversor está cansado: a pesar de contar con «una salud excelente», ha empezado a planificar su retiro y el de su confidente Munger; «la única persona a la que Buffett cuenta de antemano dónde va a invertir», según el periodista Steve Jordon, uno de los mayores conocedores de su figura.

Buffett y Munger han creado dos nuevas vicepresidencias hace escasos días, ocupadas por los ejeuctivos de la casa Greg Abel y Ajit Jain, a los que el mundillo financiero ya consideran sucesores inminentes de la pareja. Buffett, adicto a los helados, los bombones y la cocacola, decidió a principios de diciembre del año pasado que «era un buen momento».

El holding de Buffett posee agencias de seguros, restaurantes, participaciones en Apple y varios cientos de compañías, pero lo más importante es su músculo inversor. Buffett, que compró sus primeras acciones con 11 años e hizo su primera declaración de impuestos con 13 años, tiene un olfato casi infalible. La rentabilidad a lo largo de estos 55 años de su holding es de 1.600.000%, (el índice de valores de referencia, el S&P 500, ha subido un 3.000% en ese tiempo), y durante 36 de los últimos 52 años ha sido uno de los conglomerados de inversión más rentables del planeta. También publica cada año una carta a los inversores en la que discute todo tipo de fenómenos y anécodtas, así como consejos para, por ejemplo, conseguir invertir bien para la jubilación.

En gran parte gracias a esa capacidad de Buffett para predecir el futuro. Berkshire controla hoy más de medio billón de dólares en activos, y Buffett es uno de los mayores accionistas de los principales bancos de Estados Unidos. Quizás el único perfil que le falta a Abel y a Jain para garantizar una sucesión exitosa. Aunque el propio Buffett ha dicho en varias ocasiones que Jain posiblemente haya generado más dinero para Berkshire que el legendario inversor.

La otra cosa que los dos ejecutivos no comparten con Buffett es su amor por Coca-Cola:

Sí, ese es Buffett con 84 años tocando el ukelele y cantando el mayor himno de Coca-Cola. El mismo Warren Buffet que incluso hoy sigue bebiendo Coca-Cola compulsivamente, y que hace 20 años se hizo con el 9,4% de las acciones de la compañía porque «esta empresa daría beneficios aunque tuviese a un bocadillo de jamón como director ejecutivo».El mismo Buffett que aparece en cada lata de Cherry Coke china y que siempre dijo que su primer error en los negocios fue en 1937, cuando tenía 8 años y compraba Coca-colas a cinco céntimos de dólarar para venderlas por 25. «El negocio era bueno», recordaba Buffett frente a los accionistas de la compañía, «pero mi mayor error fue no reinvertir los beneficios en acciones de Coca-Cola».El resto de su dieta (poco verde, mucha sal) se la explicaba hace unos años a la revista Fortune: en todas las tablas de mortalidad el grupo menos vulnerable era el de niños de seis años, así que decidí alimentarme como un niño de seis años». Y hasta ahora.Con su marcha, es posible que Buffett pase a dedicarse íntegramente a la filantropía. Buffett tiene el mismo compromiso que Bill y Melinda Gates, y en lo que va de siglo XXI se estima que ha donado unos 46.000 millones de dólares, una cifra que le daría para ser el hombre más rico del mundo por encima de Bezos. Pero su objetivo final es donar el 99% de su fortuna. Y para ello primero tiene que dejar de ganar dinero algún día.Fuente: revistavanityfair.es