Los presagios familiares que auguraron el éxito literario de Gabriel García Márquez


Gabo en brazos de su abuela, Tranquilina Iguarán, y al lado de su abuelo, Nicolás Márquez

Gabo en brazos de su abuela, Tranquilina Iguarán, y al lado de su abuelo, Nicolás Márquez

Cuando Gabriel Eligio García  Martínez nació el 1 de diciembre de 1901 en Sincé, la partera que lo recibió, a quien le atribuían dones premonitorios, le advirtió a su madre que su hijo recién nacido tendría, a su vez, un hijo que haría que «su nombre común le diera la vuelta al mundo». Ese niño sería Gabriel García Márquez, el único nobel de literatura colombiano, pero su éxito solo lo sabrían 82 años después del vaticinio.



Ya crecido, Gabriel Elogio tuvo su primer hijo en la región de Achi, al que llamó Abelardo.  Años más tarde, tuvo a Carmen Rosa en San Marcos, Suche. Y por una recomendación de un arzobispo llegó a Aracataca, sin saber que ahí se cumpliría el destino que su madre tantas veces le había contado sobre su nacimiento.

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Ejerciendo su oficio de telégrafo, Gabriel Elogio conoció al amor de su vida, una elegante y bella joven llamada Luisa Santiaga Márquez Iguarán. Pero los padres de la mujer se interpondrían en su amor: Nicolás Ricardo Márquez, veterano coronel de la Guerra de los Mil Días, y Tranquilina Iguarán Cotes, una guajira experta en asuntos proféticos.

Los respetados padres de la región intentaron evitar a toda costa que el amor entre Luisa Santiaga y Gabriel Elogio se consumara. Enviaron a su hija a Manaure y muchos otros pueblos del Caribe colombiano, pero en ninguno pudieron impedir la comunicación con su amor, gracias a las comunicaciones telegráficas que este conocía a la perfección. Estas osadías, de hecho, fueron retratadas años después por el mismo Gabriel García Márquez en el libro ‘El amor en los tiempos del cólera’.

Hasta el día que pudieron casarse, el 11 de junio de 1926, en la catedral de Santa Marta, «cuarenta minutos más tarde de lo previsto, porque la novia se había quedado dormida». Y solo un año después nació Gabito, para permitir que su padre conservador y su abuelo liberal se reconciliaran.

Los abuelos de Gabo

Los abuelos de Gabo

Fueron sus abuelos los que lo iniciaron en el mundo de la imaginación. El coronel Nicolás contándole sus audacias en la guerra, que le dejaba dibujar en una pared de su oficina, incluso mucho antes de saber leer y escribir. Y Tranquilina, con su cultura indígena, le mostraría el mítico mundo de los parientes muertos que aún estaban a sus alrededores, según ella.

Los recuerdos los rescata de la memoria el Centro Gabo (Centro Internacional para el legado de Gabriel García Márquez), creado después del fallecimiento del escritor en abril de 2014, y luego de que el Gobierno y el Congreso aprobaran una ley donde declaró este proyecto de interés público.

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Fuente: infobae.com


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