Frances McDormand parte como favorita, pero el elevado nivel de la categoría hace que ninguna aspirante pueda ser descartada.
La legendaria editora que estuvo a punto de perderlo todo por defender la libertad de prensa, la protagonista de uno de los mayores escándalos del deporte, una limpiadora sordomuda con una relación sentimental complicada, una madre en busca de justicia y una adolescente en tránsito hacia la madurez conforman el repóquer de nominadas que el próximo domingo pelearan en el Dolby Theatre por un lugar en la historia. Entre ellas dos veteranas: Meryl Streep y Frances McDormand; dos jóvenes a las que ya no se puede calificar de promesas: Saoirse Ronan y Margot Robbie y una británica que ya sabe lo que es estar nominada: Sally Hawkins. ¿Quién se llevará a Oscar a casa?
Meryl Streep
Que Los archivos del Pentágono haya sido la última en incorporarse a la carrera de los Oscar ha lastrado las opciones de Streep. Eso y el inevitable hartazgo que producen sus 21 nominaciones, cinco en lo que llevamos de década, y la sensación de que uno de los diez puestos de la categoría femenina va a estar reservado para ella independientemente de la calidad de su interpretación.Pero lo cierto es que Katharine Graham, la legendaria editora de The Washington Post que a pesar de haber sido relegada por su padre a un papel secundario dentro de su imperio y de su tendencia a mantener un perfil bajo, acabó sacudiendo los cimientos del gobierno de Nixon, no una sino dos veces, se ha convertido una de las actuaciones más brillantes que recordamos de Meryl Steep. Y decir eso de la actriz más nominada de la historia, de una mujer con tres Oscars en su haber y una insaciable vocación de perfección, es decir mucho.Meryl, a pesar de la brillantez del reparto coral, no se deja arrastrar por el barullo y consigue apoderarse de todas las secuencias en las que participa. A estas alturas ya sabemos que sus recursos son ilimitados, pero no deja de sorprender su facilidad para escenificar el viaje interior de esta mujer ante una encrucijada vital: elegir entre seguir siendo la socialité que organiza las mejores fiestas de Washington o cambiar la historia de la libertad de prensa. Sus críticos, que los tiene y muchos, han destacado que la actriz se apoya excesivamente en sus tics: ese tocarse la cara, arreglarse el vestido o toquetear sus gafas, gestos que ya nos resultan tan familiares y puede que sea cierto, pero ¿acaso alguien acusaría a Van Gogh de abusar de las pinceladas ondulantes?Los archivos del Pentágono no le proporcionarán a Meryl Streep ese cuarto Oscar que la igualará a Katharine Hepburn, pero dejan claro que no piensa bajar el listón y que más tarde o más temprano, como actriz principal o secundaria, acabará llegando.
Margot Robbie
A pesar de su escaso parecido real con la patinadora Tonya Harding, mucho menos esbelta, grácil y atractiva que la australiana, Robbie ha sabido captar su enfermiza energía, lo que sumado a un trabajo de maquillaje y vestuario que habría merecido mejor recompensa y a cinco meses de clases intensivas de patinaje ha permitido que nos olvidemos de la despampanante rubia que captó la atención de todos en El lobo de Wall Street y veamos en ella a una Harding que pasa de la adolescencia a algo parecido a la madurez durante dos horas de montaje febrilQue al leer el guión de Steven Rogers, Robbie diese por sentado que estaba ante una alocada comedia de ficción, deja claro el nivel de estrambote que alcanza este falso documental sobre uno de los sucesos más controvertidos de los 90. Y que decidiese producirla demuestra su colmillo. Nada gusta más a quienes reparten los premios que una mujer que decide renunciar a su cara bonita y ahí están los premios de Halle Berry, Nicole Kidman o Charlize Theron para demostrarlo.Que reciba la estatuilla se antoja imposible, pero esta nominación da un espaldarazo definitivo a una actriz que hasta ahora había tenido oportunidades limitadas de demostrar su talento. Su presencia en El lobo de Wall Street tenía un carácter ornamental, Pan Am, la serie que podría haberla convertido en un rostro popular se canceló tras su primera temporada y el desastre que fue Escuadrón Suicida no la convierte un trabajo a destacar en ningún curriculum, a pesar de que su Harley Quinn es el personaje más recordado del film.
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Frances McDormand
Casi treinta años después de su primera nominación por Arde Missisipi y veinte después de su primer Oscar por Fargo Frances McDormand vuelve a unos premios de la Academia que sólo se han acordado de ella en cinco ocasiones.McDormand una de esas outsiders para las que sabes que cada paso por la alfombra roja supone un extra de Almax llega este año con todas las opciones tras haberse hecho con Globo de Oro, Bafta y SAG y parte como favorita absoluta gracias un personaje, Mildred, tan ajustado a sus contornos interpretativos que apenas percibimos sus costuras deshilachadas.La prodigiosa actriz se eleva sobre un guión deslavazado (y favorito al Oscar) en el que los personajes sufren profundas transformaciones como por ensalmo y cuyo centro es la búsqueda de justicia en un entorno en el que a nadie parece importarle un comino esa justicia: la comisaría explota, el propietario de los carteles vuela por los aires, unos niños son golpeados a la puerta del colegio, los carteles arden…y ninguno de los policías que rellenan formularios en los planos generales se molesta en investigar nada de lo que sucede en ese entorno más cercano al Hadleyville de Sólo ante el peligro que a una ciudad del siglo XXI.Pero ahí está Frances para sujetar sobre su talento aleatorias e imprevisibles transiciones entre drama y comedia, pergeñar cócteles Molotov, contemplar arrebolada poéticos ciervos cgi y ser cruel, tierna, intensa, divertida, reflexiva o cualquier emoción humana que le exija el guionista y director Martin MacDonagh que ha preferido parasitar el talento de todos sus protagonistas a coser un guión que en manos de un elenco menos talentoso habría dejado al aire sus vergüenzas.
Saoirse Ronan
Que tras la adolescente resabiada y displicente de Lady Bird se encuentre misma actriz que interpretó a la reflexiva inmigrante irlandesa que en 2016 encabezó el reparto de la delicada Brooklyn demuestra que aquella nominación por Expiación cuando sólo contaba doce años, no era solamente una de esas ocurrencias de la Academia como fueron en su momento Quvenzhané Wallis, Keisha Castle-Hughes o Justin HernyA sus 23 años, Saoirse Ronan, –recordar dónde se colocan las vocales en su nombre no es ni la mitad de complicado que pronunciarlo– a quien este año también hemos visto, o intuido, en la tambien nominada Loving Vincent, está destinada a pelear por los mejores papeles de los próximos años. Y no se apunta a retos menores, lo siguiente que la espera es la adaptación de La gaviota de Chejov en compañía de Annette Benning, una de las olvidadas de esta edición, y Elisabeth Moss y Mary Queen of Scots que protagonizará junto a Margot Robbie.Su victoria gracias a Lady Bird en la que escenifica un creíble retrato generacional, de cualquier generación, y en el que muchos han querido ver un trasunto de Greta Gerwig a pesar de las negativas de esta, no sería una sorpresa, ya que ya ha conquistado el Globo de Oro imponiéndose a Margot Robbie. En su contra, y como sucede en menor grado con Meryl Streep, juega el escaso lucimiento que implica interpretar a alguien “normal”. Su interpretación es sutil y libre de artificios, pero una adolescente en la edad del pavo da mucho menos juego que una madre sedienta de justicia, la patinadora más odiada de América o la amante de un anfibio.
Sally Hawkins
Según 700 guiones analizados por la universidad de Carolina del Sur las mujeres pronuncian apenas un tercio de los diálogos en el cine. De 53.000 frases analizadas, 37.000 pertenecen a personajes masculinos mientras sólo 15.000 están en boca de mujeres.La forma del agua no va a ser, precisamente, una de las que equilibren la balanza, pero a pesar de ello, a pesar de no sumar ni una sola línea de diálogo, su personaje femenino principal es uno de los más relevantes de la temporada gracias al desempeño de su protagonista que ha conseguido dar credibilidad a una de esas historias que nos exigen un esforzarnos para aceptar el pacto de ficción.Porque con el mismo desparpajo con el que Bryan Singer coló a Jennifer Lawrence desnuda en un blockbuster, Guillermo del Toro ha situado la zoofilia en el centro de la historia de amor más aclamada del año. Un romance anfibio que goza de tantos admiradores como detractores, pero en el que todo el mundo reconoce la interpretación de una Sally Hawkins a la que estamos más acostumbrados a ver en pequeñas producciones británicas independientes que en una cinta que aspira a tres Oscar. Aunque eso no signifique que sea novata, ahí está su nominación anterior por Blue Jasmine y el Globo de Oro cosechado por Happy, un cuento sobre la felicidad.Pero si su historia de amor es de las que calificaríamos como “es complicada” no lo es menos su papel como lideresa de la banda más atípica de la temporada, ríase usted de los de Baby Driver. Una limpiadora afroamericana con problemas maritales, un anciano homosexual que acaba de perder su trabajo (con lo que mujer afroamericana y homosexual significaban en 1963), y un espía ruso con buen corazón forman el “comando” que pondrá en jaque a rusos y americanos mientras descubren facetas de sus personalidades que ellos mismos ignoraban.Y en medio de todos ellos Elise, Sally Hawkins, haciendo creíble el romance, la pasión, el sexo y el amor con una criatura surgida de una ciénaga de Centroamérica, con la misma sutilieza con la que manifiesta su repulsión ante el malvadérrimo Michael Shannon o su camaradería con ese pintor que ha nutrido su imaginación de viejas películas de Hollywood, creando así un universo tan cercano en forma a Amelie como lejano en fondo, porque esta sí tiene fondo,Que la Academia no tiene problemas con los romances silentes lo tenemos claro desde Hijos de un Dios menor y en perspectiva la criatura, agradecemos que Elise en la mejor tradición de la Holly Golightly de Desayuno con diamantes no haya sucumbido a la tentación de bautizarla, es bastante mejor novio que aquel William Hurt.
¿Quién ganará?
Frances McDormand ha ganado todos los nombres importantes, todo lo que no sea escuchar su nombre en la madrugada del próximo lunes será una sorpresa.
¿Quién debería ganar?
Meryl Streep. La de Los archivos del Pentágono es su mejor interpretación en muchos años y eso es como hablar del mejor partido de Messi ¿alguien no le daría el MVP? El mundo del futbol es mucho más sensato que el del cine.
¿Quién podría dar la sorpresa?
Sally Hawkins. Su trabajo es incuestionable y La forma del agua está llamada a ser la gran triunfadora de la noche. En cuestiones de merchandising ya lo ha sido.Fuente: revistavanityfair.es