Murió Philip Roth, un gigante de la literatura estadounidense

El escritor, autor de algunas de las novelas norteamericanas más importantes de la segunda mitad del siglo XX, sufrió una insuficiencia cardíaca congestiva. Se había retirado en 2012.Philip Roth posa en la oficina de su agente literario, en 2008. (AP Photo/Richard Drew, File) Philip Roth, uno de los gigantes de las letras estadounidenses del siglo XX, murió este martes a los 85 años en su país natal. Su deceso se debió a una insuficiencia cardíaca congestiva, según su agente literario Andrew Wylie. Se había retirado de la actividad en 2012 porque, simplemente, creía que ya había escrito todo lo que tenía para escribir.La noticia, confirmada en primera instancia por sus seres cercanos a la revista The New Yorker, sacudió al ámbito literario estadounidense, aunque también repercutió en el mundo entero, donde cosechó seguidores y cobró estatura de gigante desde la década del 60.“He dedicado mi vida a la novela: he estudiado, he enseñado, he escrito y he leído». Con esa frase, Roth, nacido Newark (Nueva Jersey) en 1933, explicó su retirada de la actividad en junio de 2012. Después dijo: «Ya basta». Lo escribió en un papel y lo pegó en el monitor de su escritorio. Para no olvidar.Antes de estos seis años de lectura, música y amistades en el Upper West Side neoyorquino, había construido su propio castillo de palabras, que le dieron reputación en todo el planeta y un sinfín de grandes premios: el Pulitzer en 1998 y el Príncipe de Asturias en 2012, entrega a la que no pudo asistir por una operación de columna. También fue distinguido en 2013 como comendador de la Legión de Honor de Francia.En cambio, su nombre quedó escrito en la extensa lista de eternos candidatos al Premio Nobel de Literatura.

El Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius, condecora a Philip Roth con la insgnia del comendador de la Legió de Honor (AFP / Timothy A. Clary) 

Todo comenzó en The New Yorker, donde publicó sus relatos tempranos. Algunos, como la nouvelle que le daba título al libro, fueron publicados en la colección «Goodbye, Columbus». Era 1959, empezaba una larga historia.Como los gigantes de las letras, él también se animó a la quimera que persiguieron tantos novelistas estadounidenses. Lo hizo sin rodeos, asumiendo el desafío desde el título: «La gran novela americana», publicada en 1973.

El poeta Robert Lowell, el crítico literario Richard Ellmann y Philip Roth, en la entrega del National Book Award en 1960. (AP, archivo) 

«El Lamento de Portnoy» es otro mojón en su carrera. En ese volumen de 1969 reunía dos grandes temas que desarrolló hasta el final: la vida judía y el sexo. Siempre con una mirada satírica y audaz sobre la vida contemporánea.»La visita al maestro», en 1979, inició la trilogía «Zuckerman encadenado», que continuó con «Zuckerman encadenado» (1981) y concluyó con «La lección de anatomía» (1983). La vida de Nathan Zuckerman, uno de sus alter egos, tuvo un epílogo con «La orgía de Praga» (1985).En los noventa salió «Pastoral americana» (1997), por la cual fue reconocido con el Pulitzer. «La conjura contra América» (2004) fue otro juego de la imaginación que, si los planes no se ven frustrados, será transformado en serie por el productor David Simon («The Wire»).



Barack Obama reconoce a Philip Roth con la Medalla Nacional a las Humanidades, en 2011. (AFP, Jim Watson)
 

Después de una treintena de libros, incluidos títulos autobiográficos y ensayísticos, «Némesis» (2010) marcó el final de su carrera.El balance de ese recorrido fue condensado por el jurado que le concedió el Príncipe de Asturias: «Su obra narrativa forma parte de la gran novelística estadounidense, en la tradición de Dos Passos, Scott Fitzgerald, Hemingway, Faulkner, Bellow o Malamud. Personajes, hechos, tramas conforman una compleja visión de la realidad contemporánea que se debate entre la razón y los sentimientos, como el signo de los tiempos y el desasosiego del presente”. Esa mirada lo llevó a ejercitar, hasta sus últimos días, la crítica de la vida social y política.

Philip Roth, en su casa del Upper West Side en Manhattan, Nueva York, en enero de 2018. (Philip Montgomery/The New York Times) 

«Nadie que yo conozca ha previsto unos Estados Unidos como los de hoy», dijo a comienzos de 2018 en una nota con The New York Times. Sin embargo, los opositores a Donald Trump señalaban «La conjura contra América» como un anticipo –con mucha imaginación, no podría ser de otra manera– de lo que está sucediendo en ese país. Para él, en cambio, la realidad había superado a la ficción: calificaba al presidente norteamericano como «un fraude gigantesco». No, el retiro de la escritura no lo empujó al silencio.Últimamente repartía su tiempo entre los amigos y la música, aunque su predilección seguían siendo los libros. Ya no como escritor, sino desde el lado B de todo autor: como lector. Y es que una vida entera, medio siglo, dedicada a las letras, no se olvida. Mucho menos si se trata de Philip Roth.  

Fuente: clarin.com