Valerie Monic: «Cuando me acosaron sentí que era mi culpa»



Escena 1
Besó. Un juego la llevó a eso. Era una penitencia pero igual besó. La botella giró y la apuntó a ella y a otra amiga. Se miraron, se acercaron y pasó. Solo tenía seis años, pero quizá no bastaba tener más para saber que la bisexualidad emanaba de su interior. ‘Y era normal’. 

Escena 2
La tenía cansada. Ya eran cuatro años. Un extraño la asfixiaba. La llamaba, le escribía, por WhatsApp y por Facebook. De pronto, como una sombra, se metió en su ser y no la dejó en paz. Un día lo enfrentó. Lo citó al café de una amiga y le rogó que la deje vivir. Él se rio. Pronto sintió que la mano de su acosador la invadía. Había prendido un encendedor. “Me gusta tu cabello, quiero quemarlo”, le dijo. Aterrorizada corrió a esconderse. Cerró la puerta y pronto los pasos le avisaron que ese hombre se acercaba. “Ese es el baño de mujeres”, escuchó decir. Y cuando sintió que solo estaban ella y su agonía, salió. 

Escena 3
Su cabellera de color siempre ha sido su símbolo de rebeldía. La tiñó muchas veces de rojo, lila, rosado, verde… le falta un anaranjado. Tenía 12 años cuando lo hizo por primera vez y desde entonces aquello se convirtió en su identidad. Para ella el azul va más allá de convertirse en su color favorito, es la paz, la espiritualidad, la magia… Es Sailor Neptune, esa caricatura de animé. Y si alguien le diría que no vuelva a hacerlo nunca más, no le haría caso porque sería borrarse a ella misma.  

Escena final
Valerie Monic es real. No es un emo o al menos ya no siente serlo. Es lo que muchos desearían ser y hacer. Eso lo dice ella. Quizá por eso se ha convertido en una de las figuras más conocidas del medio. Vino a este mundo hace 27 años. Es boliviana y tiene muchos cambios como el camaleón: es crítica de moda, bloguera, artista plástica, modelo,  diseñadora, influencer y conductora de TV. 

El hijo de un artista boliviano la acosó durante cuatro años, hasta que ella le puso un freno y lo denunció en ‘Face’. Miles de sus conejos -como ella llama a sus seguidores- la apoyaron y ayudaron a combatirlo. “En un momento llegué a pensar que yo tenía la culpa del acoso, pero después la pensé mejor y me di cuenta de que estaba equivocada”, dice. Ese episodio espantoso la llevó a otro plano y la convirtió en una acérrima luchadora en contra del bullying. “No debería existir”, agrega. 

“En un momento llegué a pensar que yo tenía la culpa del acoso, pero después la pensé mejor y me di cuenta de que estaba equivocada”

Rebelde… ¿yo?
Siempre fue rebelde. Pero ya dejó de serlo simplemente por capricho. Aprendió que “un cambio surge cuando las personas dicen que “no” y se interrogan con un “por qué”. “Todos los días de mi vida me pregunto por qué soy así y más aún ahora que estoy en mis días difíciles”, bromea. 

Eso de ser rara lo llevó siempre. Su abuelo se lo dijo: “Nunca ríes ni lloras”. Y creció así. Durante mucho tiempo usó pelucas y después las canjeó por el tinte. Su familia pensó que eso, lo de la rebeldía, lo de la edad del burro, llegaría a acabarse, pero no fue así. “No todo es una etapa, no es una etapa ser gay. La gente juzga porque no entiende lo que está juzgando”, asegura.

Cuando se lanzó a la TV (es una de las conductoras de Pantalla Viral por PAT) aparecieron muchos detractores en las redes sociales. La tildaron de anoréxica y de todo tipo de cosas. Ahora ella responde: “Tengo hipertiroidismo. Puedo comer 50 hamburguesas, pero no pasará nada. Me molesta la crítica sin previa investigación, sin justificación”. 

Es una cajita de sorpresas. Y le gusta. También puede ser Sulley, de Monster Inc. y es “mala”, pero no como Rita Repulsa o Maléfica, sino como Hades. Al rato se sacude y confiesa que lo de ‘chica mala’ solo es algo que va con su apariencia, porque en realidad no lo es. Continúa: “Parezco seria, tosca, mala onda, pero solo soy sincera. Cuando me insultan ni me doy cuenta, porque ando en mi mundo. Al final hay que tener respeto por las personas, porque todos vamos al baño”.

«Parezco seria, tosca, mala onda, pero solo soy sincera. Cuando me insultan ni me doy cuenta, porque ando en mi mundo. Al final hay que tener respeto por las personas, porque todos vamos al baño”

Bomo & DAB
Asiste a cuanto taller y desfile de modas puede. Le “encanta” el Bomo, Papingo Maminga… pero tiene sus “peros”. Cree que el Bolivia Moda solo beneficia a Pablo Manzoni como empresario y no al país. Para ella no es el evento de moda más importante de Bolivia, porque si lo fuera el experto José Forteza o cualquier otro estuviera sentado en primera fila. “Es un negocio para el organizador”, así de directa va y sigue: “En el Bomo siento que las modelos se venden. Las Magníficas son hermosas, pero es un evento de moda y lo que debería venderse es moda, además hay mucha marca extranjera”.

No es ácida con el DAB, el desfile de Juan Carlos Pereira y Andrés Jordán: “Han dado pasos agigantados y han logrado mostrar la moda boliviana al mundo. Es un desfile manejado por diseñadores, como Érika Suárez Weise. Y cuenta con grandes invitados, como José Forteza”.

«El Bolivia Moda solo beneficia a Pablo Manzoni como empresario y no al país. En el Bomo siento que las modelos se venden. Las Magníficas son hermosas, pero es un evento de moda y lo que debería venderse es moda, además hay mucha marca extranjera»

Modelo & diseñadora
Es modelo porque un día su madre la engañó y, en vez de llevarla a comer, la dejó en una agencia de modelaje. Allí le mostraron un mundo que le fascina hasta ahora y que la llevó a convertirse en licenciada en Diseño y Gestión de Moda. Pronto abrió su blog y desde allí alza su voz (www.lesweetmonic.com).

Tiene muchos roles. “Soy mitad sirena, mitad unicornio. Pero también soy una coneja y mis seguidores son conejos”, dice. Ella es así. Posee un buen sentido del humor. Habla cinco idiomas: español, inglés, francés, portugués y “malas palabras”. Otra vez chistea. Es una muchacha sin prejuicios. Aprendió a despejarlos. Y, a pesar de que la sociedad muchas veces la margine, la acose, la insulte y la mire extrañamente, ella cree en los seres humanos. 

Es bisexual abiertamente. Sus relaciones han sido largas. Una vez enamoró seis años. Ahora sale con Sebastián Terrazas. Y sueña con llegar al altar. “Por mí me caso mañana, pero no me gustaría casarme de blanco, ni virgen soy…”, aduce. Y agrega: “Mi vestido será escandaloso si me caso en Bolivia, tendrá encajes y transparencias, para que se me vea el trasero”. Para ella eso, lo del matrimonio, es algo sublime y romántico. “Creo en el amor para siempre”, apunta. No quiere embarazarse. Adoptará un hijo. Para Valerie no todas las mujeres nacieron para ser madres y ella no se imagina con una pancita, solo con el bebé en brazos. Siempre lo pensó así, desde niña.

“Por mí me caso mañana, pero no me gustaría casarme de blanco, ni virgen soy… Mi vestido será escandaloso si me caso en Bolivia, tendrá encajes y transparencias, para que se me vea el trasero”

Religión & muerte
Atea. Cree en sí misma y en la gente buena. Dice que todas las personas tienen el poder de razonar y de discernir entre el bien y el mal. ¿Y la muerte? “Todos los días morimos un poco. Es un paso más”, responde. De niña ya pensaba que moriría joven.

No consume bebidas alcohólicas por dos cosas: la salud y la TV. Ha probado todas las drogas y está a favor del uso de la marihuana por su componente medicinal. Recuerda: “Decían que cuando fumás marihuana ves elefantes rosados, pero no es cierto, es un cuento pelotudo. Todo lo que hacés en la vida es para aprender, no para volver a hacerlo”.

Habla de sus compañeros de pantalla. Carlos Morales es como su tío cool y Lisbeth Aranda es su amiguísima, pero no Alexia Dabdoub. Un comentario de esta última no le gustó y eso no dejó que se unieran. “Solo es mi compañera, nada más”, asegura.

«Carlos Morales es como mi tío cool y Lisbeth Aranda es mi amiguísima, pero Alexia Dabdoub solo es mi compañera de trabajo. Hizo un comentario que no me gustó cuando estábamos en vivo en el programa (Pantalla Viral)»

Tiene 15 tatuajes. El más grande es uno que lleva en casi todo su cuerpo. Son flores de cerezo que le hacen recuerdo a la película Mulán. Una vez su madre, que falleció hace cuatro años, le dijo: “Las flores en el invierno florecen en la adversidad”. Y eso la marcó para siempre. Pero tiene uno prohibido que no puede mostrar. Es un moñito rosado.

¿Desnudos? Solo cuando alguien se lo pida para PETA, una organización que defiende los derechos de los animales. En junio se lanzará como diseñadora de modas. No quiere decir mucho. Será algo ‘usable’. Por el momento seguirá saltando como un conejo en las redes sociales.

Enamora con Sebastián Terrazas, un paceño radicado en Santa Cruz. Aquí, juntos, en la última noche del Bolivia Moda. Otra vez Valerie llamó la atención por su colorido look y fue bien solicitada para sacarse selfis con sus fans

Fuente: sociales.com.bo