Infanticidio: “Lo maté porque mi esposo le amaba más y le prefería”


¿Cuál es el perfil de quien mata a un menor? Son “adultistas”, violentos, o tienen desórdenes sicóticos.

LA CIFRA DE INFANTICIDIOS EN BOLIVIA, DEL 1 DE ENERO AL 30 DE JUNIO DE 2018. FISCALÍA GENERAL DEL ESTADO
DARYNKA SÁNCHEZ A.Neymar Villca, de tres años, era un niño “muy querido” y “el preferido” de su padre, un albañil que tuvo al pequeño con su primera esposa, y que le pidió a su nueva pareja que lo cuidara como si fuera suyo. El 20 de junio de 2017, la madrastra ahogó a la criatura en El Paso, Quillacollo, y huyó a la casa de sus padres, en Oruro, con su hija de cuatro meses en los brazos. La Policía la capturó y la trasladó a la Llajta, donde confesó el crimen.Faustina tenía 20 años cuando se convirtió en una infanticida. Declaró que sintió “profundos celos” de que su esposo prefiriera al niño y rechazara a la hija de ambos, por haber nacido mujer.

Ella relató que el 20 de junio, luego de que su marido se fuera a trabajar, mientras desayunaba, Neymar se orinó en su pantaloncito, sobre la cama. “Yo le dije andá afuera y lávate. Él va afuera, pero vuelve igualito. No se había lavado. No me hizo caso. Quería castigarle para que no vuelva a hacer lo mismo. Le metí su cabeza al agua, solo para asustarle, pero rápido entró el agua en su nariz y boca y se murió”, describió públicamente.



Al verificar que Neymar había fallecido, tuvo miedo de la reacción del padre. “Con él mucho peleábamos, todos los días, porque no me daba para comer y lo prefería su hijo. A nuestra hija, siendo bebé, la pateó y le pegaba. La odiaba porque nació mujer”, justificó.

El padre de ambos niños dijo que todo estaba en la imaginación de Faustina, que él sí le daba dinero para los gastos diario, pero que ella había cambiado mucho después de dar a luz a la bebé, y todo le molestaba. Sin embargo, pidió que su hija se quede en un hogar porque no podía hacerse cargo de ella. Prometió llevarle pañales y leche.

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LA HISTORIA DE VICKY El 28 de junio de 2017, una adolescente de 14 años dio a luz a una bebé en el baño de su casa, en Iskaypata, Vinto. La recién nacida cayó a un pozo séptico y la adolescente cortó el cordón umbilical. Luego, la vio ahogarse y no hizo nada por rescatarla. La madre de la parturienta la halló ensangrentada en el baño y, pensando que sufrió una hemorragia, la llevó al hospital de Villa Moderna.Vicky, la adolescente, tuvo un ataque de risa cuando los policías le preguntaron cómo había quedado embarazada. Trató de convencerlos de que nunca estuvo encinta, pero cuando hallaron el cadáver de la bebita admitió que su vecino de 28 años era el padre de la criatura y él no la quería. El hombre fue aprehendido por violarla.EL DRAMA DE LIZETH Máximo G.Q., de 27 años, se convirtió en uno de los hombres más buscados por la Policía, luego de que el 14 de septiembre de 2017 arrojara a su hijita de 18 meses desde el segundo piso de un inmueble en Arani, causándole ceguera e invalidez.Máximo, un hombre violento, intentó reconciliarse con su pareja de 25 años y la invitó a ella y a su hijita Lizeth, a acompañarlo a un viaje a Arani, donde tomó una habitación en alquiler. Máximo pretendía irse con ambas a otro departamento, pero su esposa se negó a dejar la Llajta y quiso irse por sus propios medios.El hombre estalló en ira y la golpeó brutalmente. Mientras su pareja yacía en el piso de la habitación, el hombre tomó a la hija de ambos y la arrojó afuera de la casa, desde la planta alta. Fuera de sí, Máximo G.Q. saltó de la misma altura al patio y continuó pateando a la niña en la cabeza y en la espalda.La madre bajó corriendo las escaleras y protegió con su cuerpo a su hija, mientras seguían lloviendo los golpes. Máximo logró esconderse durante cinco meses internándose en un cerro, pero finalmente fue capturado y ya está en El Abra. La pequeña Lizeth sufrió lesiones irreversibles, perdió la vista y la movilidad.37 INFANTICIDIOS Del 1 de enero al 30 de junio de 2018, en Bolivia se registraron 37 infanticidios, cinco de ellos ocurrieron en Cochabamba. El departamento más violento con los pequeños es La Paz, que registra 20 infanticidios en seis meses, le sigue Santa Cruz, con 7, y la Llajta ocupa el tercer lugar.“SON ADULTISTAS” Una característica que tienen en común los infanticidas es el “adultismo”, asegura Melisa Ibarra, una de las líderes de la Red Ciudadana Contra el Infanticidio y el Abuso Sexual Infantil en Bolivia.Si bien un infanticida puede provenir de cualquier condición socioeconómica, religión y cultura, “en su mayoría son personas con altos niveles de adultismo, que se refiere a la creencia de que un adulto es superior a un niño, cuando son personas iguales en derechos, pero con la diferencia de que los niños no pueden defenderse ni resistir los golpes”.Ibarra relata que le ha tocado ver cadáveres de criaturas que no tenían un solo pedazo de piel que no esté amoratado. “Para lograr esos hematomas hay que golpear muchas veces en los mismos lugares sin que estas víctimas se muevan siquiera, por el miedo. Es el crimen más cobarde, el más silencioso y el más impune”.“Todos los casos me han impactado. Recuerdo, por ejemplo, la historia de Camila Brañez, de 7 años. Su padrastro la violaba delante de la madre y durante uno de los ataques sexuales la pequeña se atoró y él la golpeó brutalmente contra una pared. Luego la arrojó por la ventana. Ambos quisieron hacer creer que fue un suicidio. Pero, los forenses demostraron que una niña de esa edad no podía subir a esa altura de la ventana. Además, tenía otros hematomas que no coincidían con una caída. El hombre entró a la cárcel por seis meses, pero ya está libre. No hubo justicia para Camila”.También rememora el caso de un niño de tres años que se enfermaba mucho y lo enterraron en Sorata porque lo consideraban una carga ecoómica, o el de una mujer que llevó a sus tres hijos a pasear y les dio comida envenenada, para rehacer su vida con una nueva pareja que no los quería.Para entender la complejidad que entraña un infanticidio, hay que hablar del feminicidio. “Un feminicida repite patrones machistas y ejerce violencia sobre su pareja para resolver conflictos con ella. La maltrata, la somete, la subestima, la controla. Los que matan a niños los ven como seres inferiores y de su propiedad. Las vidas y los cuerpos de sus hijos les pertenecen, no tienen valor. Si un feminicida mata a una mujer porque la considera de su propiedad, el nivel de pertenencia que siente un infanticida hacia su hijo es más fuerte porque lo concibió, lleva su sangre. Por eso, cuando una se acerca a decirle a alguien que no golpee a su hijo en la calle, siempre responde: Es mi hijo, no se meta. Consideran a los niños una propiedad privada”.Cárcel, 30 añosEl asesinato de un niño o niña, desde su nacimiento hasta los 12 años de edad, es un delito que se tipifica como infanticidio y tiene una pena de 30 años de cárcel, según el artículo 258 del Código Penal.

¿Cuál es el perfil de un ser que asesina a un niño?

La mayoría de los niños asesinados en Bolivia son víctimas de sus padres, o de alguna persona de su entorno familiar. La psicológa clínica forense del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), Rocío Lorena Cox Mayorga, que desde 2013 efectúa un estudio sobre los infanticidios, explicó que estos pueden ser de dos tipos: activos o intencionales y pasivos o accidentales.En el país ocurren ambos. Los accidentales se dan por descuido o desconocimiento. Son frecuentes, por ejemplo, los casos de bebés asfixiados porque las madres se durmieron mientras los amamantaban, o los de bebés zarandeados como castigo que mueren por lesiones cerebrales ocasionadas al golpear la masa encefálica contra las paredes internas del cráneo. O los niños que caen en baldes con agua, pozos, o que se queman accidentalmente.LOS INTENCIONALES Los infanticidios activos o intencionales son aquellos en los que existe dolo y pueden ser cometidos por madres, padres, abuelos u otras personas. Según Cox, en cuanto a cifras, los infanticidios son más cometidos por mujeres que por los varones. Sin embargo, no existe un solo perfil para definir a un infanticida. La mayoría de los crímenes contra niños en Cochabamba y en Bolivia ocurren porque impera una cultura de la extrema violencia contra los indefensos. “Los niños son asesinados tras ser víctimas de una violencia sistemática, y como resultado de la violencia intrafamiliar. Las madres que son maltratadas sufren un desafecto emocional y reproducen esa violencia. Se desfogan con los niños, y se les va la mano al golpearlos. Les causan lesiones graves que derivan en la muerte”, describe la psicóloga. Las madres “abusadoras” son mujeres que no tienen el control de sus impulsos y muchas tienen historias de abusos sexuales en la infancia y adolescencia.También hay mujeres que por la infancia vivida han desarrollado un anhelo profundo de pertenencia y, al encontrar una nueva pareja, pueden ver al hijo de una primera relación como un obstáculo o un estorbo para mantener ese sentido de pertenencia.Cuando los padres son los agresores intrafamiliares también pueden llegar a matar a sus hijos. La violencia es “aprendida” desde la niñez y devela un afán de ejercer poder sobre alguien a quien se considera “inferior” o “de su propiedad”. La motivación de muchos infanticidas es la represalia o la venganza contra la pareja. Quieren dañar al otro y “ven a los niños como las armas que dolerán más”.Los feminicidas que asesinan a sus parejas también suelen matar a sus hijos, y luego se suicidan.“POR PSICOSIS” Según el estudio realizado por la especialista en Psicología forense, Medicina legal y Ciencias policiales, entre los infanticidios intencionales figuran los cometidos por mujeres tras desarrollar psicosis y trastornos de personalidad, aunque la cifra no es grande.Por ejemplo, las mujeres que sufren depresión post -parto, por el torbellino de hormonas generadas por el embarazo y el alumbramiento, pero que además han sufrido la pérdida de seres queridos; de una fuente laboral; de una relación sentimental u otros eventos vitales estresantes, o que quizás tienen antecedentes de condiciones siquiátricas familiares, pueden desencadenar una psicosis puerperal.“Empieza desarrollando ideas delirantes de temor a hacerle daño al bebé, porque se siente insegura o inútil para poder asumir la responsabilidad de atender a un niño”, detalla la profesional.Cuando una madre ya enfrenta una situación siquiátrica, estos pensamientos delirantes de extremo temor se intensifican. “Y han habido casos en Cochabamba, desde 2013, de muertes de bebés causadas por episodios psicóticos de sus madres. Estas mujeres comienzan a tener alucinaciones, o delirios visuales y auditivos que guían sus acciones”.Lorena Cox recuerda, por ejemplo, el caso de una cholita llamada Santusa, que en 2013 mató a su bebé tomándolo de las piernas y golpeando su cabeza contra las puertas de las casas vecinas porque oía voces “del diablo” que le decían que debía acabar con el niño porque ella era la “diosa del amor” y debía estar sola con su pareja.“Personalmente, vi que estos episodios tienen que ver con la confrontación entre el bien y mal. Son madres que creen que están matando por un fin altruista: salvar al hijo de un futuro sin esperanza o catastrófico”.Son personas que no dejan de pensar en mitigar el sufrimiento real o imaginario de sus hijos. “Padres que los matan porque creen que no podrán superar una crisis económica, o porque eran hijos no deseados. Los infanticidas que matan por episodios sicóticos tendrían que recibir un tratamiento siquiátrico mientras cumplen sus sentencia, pero la medicación necesaria es muy cara. Y el Estado no se hace cargo.La Fiscalía, por otro lado, se concentra en perseguir y buscar una sanción el delito. Demostrar que una madre mató a su hijo tras desarrollar una psicosis produciría atenuantes o eximientes de su responsabilidad, lo que arriesgaría el logro de una sentencia condenatoria.

Estudio

Un estudio efectuado desde 2013 reveló que los infanticidas que actúan con dolo pueden matar como el resultado de la violencia sistemática intrafamiliar, o tras desarrollar psicosis.

¿Qué es y cómo se tipifica un infanticidio?

Quien mate a un niño o niña, desde su nacimiento hasta los 12 años, comete un delito de infanticidio, según el artículo 258 del Código Penal boliviano.Sin embargo, la norma detalla nueve circunstancias en las que la muerte de un menor se considera un infanticidio:1.- Cuando el hecho se haya producido en situación de vulnerabilidad de la niña o niño, por el solo hecho de serlo.2.- Cuando la niña o niño haya sido víctima de violencia física, psicológica o sexual, con anterioridad a la muerte, por parte del mismo agresor.3.- Cuando la niña o niño haya sido víctima de un delito contra la libertad individual o la libertad sexual, con anterioridad a la muerte por parte del mismo agresor.4.- Cuando la muerte sea conexa al delito de trata y tráfico de personas.5.- Cuando la muerte sea resultado de ritos, desafíos grupales o prácticas culturales, por parte del mismo agresor.6.- Cuando la niña o niño haya sido víctima de violencia familiar o doméstica, con anterioridad a la muerte, por parte del mismo agresor.7.- Cuando existan antecedentes de abandono a la niña o niño, por parte del mismo agresor.8.- Cuando la niña o niño haya sido víctima de amenazas al interior de la familia, con anterioridad a la muerte, por parte del mismo agresor.9.- Cuando la niña o niño haya sido víctima de hostigamiento u odio dentro de la familia, con anterioridad a la muerte, por parte del mismo agresor.La abogada y representante en Santa Cruz de la Red Ciudadana Contra el Infanticidio y el Abuso Sexual Infantil, Jessica Echeverría, dijo que la normativa es drástica contra los infanticidas solo en la teoría respecto a la penas. “Lastimosamente, nuestro Código Penal es demasiado flexible porque le permite a pederastas e infanticidas acceder a medidas sustitutivas a la detención. Por otro lado, la cifra de casos que llegan a juicio y termina en una sentencia condenatoria es ínfima: 2 por ciento .Fuente: Opinión