De la crucifixión a la repostulación

Jairo GuiterasAbogado

En estos tiempos hablar de política y de religión resulta muy complejo, sobre todo cuando ambos temas coinciden.

De un tiempo acá hemos visto como personas afines al partido de gobierno, músicos, autoridades nacionales (Vicepresidente) y otros han tratado de asemejar al hoy presidente de Bolivia (Juan Evo Morales Ayma)  con Dios o con algún ser supremo, encontramos expresiones desde: “Evo es un regalo de Dios”, hasta: “Si Evo se va el sol se irá y la luna no volverá a salir”.Después de escuchar, leer y pensar estas expresiones y sin entrar en un análisis profundo ni de la política ni de la religión, es pertinente hacer ciertas precisiones.Para hacer estas precisiones debemos recordar que en principio nuestra Constitución Política del Estado nos define como un Estado independiente de cualquier creencia religiosa, pero más allá de eso y considerando que Bolivia tiene un 78%  de fieles católicos (según datos del Instituto Nacional de Estadística “INE”), es necesarios hacer una comparación en términos generales del Señor Morales con el Dios de los Católicos (78% de la población Boliviana).Para empezar con esta comparación necesariamente debemos remontarnos a las causas de la muerte de Jesús (hijo de Dios y el único enviado por Él a la Tierra).Sin emitir criterios sobre el dogma religioso, para no enfangar estas pequeñas líneas, en términos generales, sabemos que Jesús murió crucificado pagando por adelantado los pecados de la humanidad, lo cual necesariamente nos obliga a pensar que Dios sacrificó a su hijo y Jesús sacrificó su vida por darle salvación al mundo, para que los pecados de la humanidad sean perdonados, algo que no es pertinente analizar si realmente sucedió o no, pero que sin embargo nos deja un mensaje de solidaridad, de sacrificio y sobre todo de interés por el bien común.Sin embargo del otro lado y ya que toda comparación necesita tener al menos dos elementos a compararse debemos analizar al Presidente Morales, quien después de 12 años de gestión, escándalos de corrupción, cerca de un centenar de muertos a causa de un “proceso de cambio” y muchos otros elementos más se niega abandonar el poder.El 21 de febrero del 2016 el pueblo convocado a las urnas y al ser consultado sobre una posible reforma constitucional que permita las repostulaciones indefinidas, respondió con contundencia negándole a los gobernantes la posibilidad de atornillarse en el poder.La mayoría de los bolivianos 51% votaron contra la modificación de la Constitución, votaron contra el prorroguismo, incluso se animaron a votar contra el autoritarismos temerosos que el sol se esconda y la luna no vuelva a salir, dejando un mensaje mas que claro pese a la oscuridad del sistema democrático que hoy por hoy tiene Bolivia, los bolivianos prefieren vivir ante a oscuridad de la democracia que ante la luz de una tiranía.Todo lo escrito líneas arriba   solamente nos muestra que cualquier comparación que se haga de los personajes involucrados raya en lo absurdo, de un lado tenemos alguien que sacrifica intereses personales o particulares por los intereses de la colectividad y del otro lado tenemos a una persona que lejos de sacrificar sus intereses quiere obligar a la mayoría de los bolivianos que sacrifiquemos la democracia y nuestro derecho de vivir en libertad por su capricho o temor de abandonar el poder.Lejos de poder semejarse el uno con el otro, pueden servir como antónimos, como ejemplo claro de solidaridad y sacrificio por un lado (Dios o Jesús) y de egoísmo y autoritarismo por el Otro (Evo Morales).Mientras uno fue crucificado el otro pretende contra toda voluntad del pueblo ser repostulado.Jairo GuiterasAbogadoMgs. Derecho Internacional de la Empresa por la Escuela de Administración de Empresas de Barcelona