EEUU y Canadá prolongan las negociaciones para alcanzar un nuevo pacto comercial

Trump presiona a Trudeau al notificar Congreso el acuerdo bilateral con México del pasado lunes «y con Canadá, si así lo desea»

TLC
La canciller canadiense Chrystia Freeland, este viernes en Washington. AP

Cuatro días de intensas negociaciones no han sido suficientes. Estados Unidos y Canadá han fracasado este viernes en su intento por alcanzar un nuevo acuerdo comercial que reemplace al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC). Las delegaciones estadounidenses y canadienses han acercado posturas en las últimas, pero la fumata blanca sigue lejos por las amplias diferencias sobre el sector lácteo. Las conversaciones continuarán el próximo miércoles, pero la Administración estadounidense echa el reloj a andar desde ya: notifica a su Congreso del acuerdo bilateral alcanzado con México y «con Canadá, si así lo desea». Más presión para el Gobierno de Justin Trudeau: el tiempo se agota.



Los motivos e incentivos para cerrar el pacto estaban ahí. El representante de Comercio Exterior y jefe de la negociación del lado estadounidense, Robert Lighthizer, señaló incluso que las discusiones de los últimos días fueron «constructivas». Pero el buen talante no fue suficiente y el diálogo que debe llevar a sumar a Canadá al acuerdo anunciado ya por Washington y la Ciudad de México para renovar el tratado se torció en el momento crucial. Trump, había fijado este viernes como límite para llegar a un acuerdo: era la única forma de que pudiese firmar en el mandato del todavía jefe de Estado y de Gobierno mexicano, Enrique Peña Nieto, que expira el próximo 30 de noviembre.

“Queremos un buen acuerdo no cualquier acuerdo”, dejó claro la ministra canadiense de Exteriores tras abandonar la sede del representante de comercio exterior estadounidense, al tiempo que admitió que es difícil alcanzar una solución que sea “ganadora” para todas las partes. «Con buena voluntad y flexibilidad de todos podremos llegar», afirmó Chrystia Freeland. También dejó muy claro que su misión era “proteger los intereses y valores” del país que representa. “Sabemos lo que queremos cada uno”, dijo, «Lighthizer podría ponerse perfectamente en mi asiento”.

Por su parte, el tercer pilar del triunvirato norteamericano, México, ha pasado de decir que el TLC sería trilateral o no sería a afirmar una simple preferencia por que Canadá sea parte del nuevo tratado. «La notificación enviada por EE UU [a su Legislativo], representa un paso adelante en la formalización de los entendimientos alcanzados entre México y EE UU en relación con el TLC», se limitan a señalar las autoridades mexicanas en un escueto comunicado. «Las negociaciones bilaterales entre EE UU y Canadá continuarán la semana entrante. El Gobierno de México continuará dando seguimiento puntual a la negociación entre ambos países. México participará en la negociación de los temas trilaterales, a la vez que seguirá impulsando un acuerdo del que Canadá sea parte».

El Gobierno mexicano, mucho más necesitado de un acuerdo con EE UU que Canadá -prácticamente un tercio de su PIB depende de su vecino del norte-, cedió en asuntos sensibles para Trump para lograr el ansiado pacto el pasado lunes: la nueva regulación de la industria automotriz -la más importante en el país latinoamericano-, será mucho más estricta cuando entre en vigor el nuevo texto. Trudeau y su equipo, en cambio, se resisten: Washington es muy importante para su economía, pero no quieren que un mal acuerdo hipoteque parte de su crecimiento. La presión de los mercados de divisas y de deuda sobre Ottawa es notablemente menor que sobre el país latinoamericano.

Estadounidenses y canadienses retomaron las discusiones este viernes por la tarde, en un último intento por cerrar un pacto antes que venza el plazo autoimpuesto por Trump. Freeland evitó decir cuales eran los motivos que impedían el choque de manos, aunque un portavoz estadounidense dijo que no hubo concesiones del lado agrícola -sobre todo, en el caso de los lácteos, el más espinoso-. Los capítulos de resolución de controversias empresas-Estado y Estado-Estado también han levantado importantes ampollas y que ha sido un histórico motivo de discordia entre ambos países.

Con las dos delegaciones caminando por el filo de la navaja, en la mañana de este viernes trascendieron unos comentarios realizados por Trump fuera de cámara a periodistas de la agencia Bloomberg que molestaron, y mucho, a Ottawa. En ellos, el mandatario estadounidense decía -fiel a su estilo- que no iba a hacer concesiones a sus socios canadienses, pero que no quería hacerlo público para no dejarlos en un mal lugar. Más leña a una lumbre ya de por sí caliente, tras la confrontación pública entre el magnate republicano y Trudeau -insultos del primero incluidos- en la cumbre del G7 de hace menos de tres meses.

En un evento en Carolina del Norte, Trump se limitó a decir que “Canadá se había aprovechado de EE UU” y criticó la filtración del contenido de la conversación que había sostenido con reporteros de Bloomberg. Ahora la intención de la Casa Blanca es seguir adelante con el acuerdo bilateral que cerró el lunes con México aunque dejando la puerta abierta por si Canadá quisiera sumarse. Para ello se quiere aprovechar el plazo de 30 días durante el que se pasa a limpio el texto que se presentará al Congreso para incorporar a Canadá.

EE UU trató de empujar para que la notificación al Congreso anunciando el pacto trilateral saliera ya este viernes. La intención es que las discusiones retomen el miércoles de la semana próxima. «Seguimos en el proceso de trabajar con Canadá«, insisten desde la Administración Trump, «esa es nuestra intención». Explicaron que tenían que notificar 90 días antes de la firma del acuerdo al Congreso. «Todo lo que estamos haciendo es consistente con la autorización», aseguran. Este desenlace, en cualquier caso, coge con el pie cambiado a los legisladores en el Capitolio.

Aunque en la negociación consiguió que México aceptara los citados cambios en las reglas para la producción de automóviles que permitirán, en principio, proteger los empleos en EE UU, algunos legisladores no están del todo convencidos con los logros en el ámbito de los derechos laborales. También hay cierto descontento entre las empresas con el debilitamiento del mecanismo de solución de disputas. «El Congreso es el árbitro», insisten desde la Casa Blanca.

Fuente: elpais.com