Una diputada mexicana convirtió a una empleada del Congreso en mucama y cocinera de su casa

Candelaria Pérez, legisladora de Morena, obligaba a una trabajadora sindicalizada a realizar labores en su domicilio y hasta hacer tamales para sus fiestas

De empleada de base en el Congreso local del estado de Tabasco, Ángela Castillo Frías se convirtió en empleada doméstica de la diputada Candelaria Pérez Jiménez, del partido Morena.



Así ocurrió porque Ángela, trabajadora sindicalizada, fue asignada al equipo de trabajo de la diputada de Morena, en su oficina de gestoría, al comienzo de la Legislatura, hace tres años.

Pero allí Castillo no tenía nada que hacer porque nadie acudía. De modo que ella y la diputada acordaron que trabajaría en casa de la política de Morena. Ambas vivían en el municipio de Jalpa de Méndez y de ese modo ninguna tendría que viajar a Villahermosa, capital del estado, donde está el Congreso.

Ángela aceptó por comodidad. Pero poco a poco sus actividades cambiaron cuando la diputada comenzó a pedirle que se hiciera cargo de labores domésticas.

La trabajadora afirma que la legisladora llegó al punto de encargarle a ella y a otros de sus compañeros del Congreso la preparación de tamales para fiestas.

La diputada Candelaria Pérez (izquierda) exigía a Ángela Castillo (derecha) cumplir labores domésticas.

La diputada Candelaria Pérez (izquierda) exigía a Ángela Castillo (derecha) cumplir labores domésticas.

Cuando se quejaba, la diputada le decía que ella podía mandarla a hacer lo que quisiera porque era «su dueña» y tenía el poder. Ángela no se atrevía a denunciarla por miedo a represalias.

Ángela llegó al límite cuando la diputada Candelaria Pérez la acusó de robar cosas de su propiedad y de que le debía un mes de trabajo. Sólo entonces la trabajadora decidió denunciar a la legisladora de Morena y dejar de ir a su casa.

«Ya estoy aquí en Villahermosa, ya no en su casa, porque mi área de trabajo aquí me requiere. Ya me cansé de estar cuidando niños y haciendo actividades que no me competen«, dijo Ángela, pocos días antes de que la diputada concluya sus labores en el Congreso, el próximo 4 de septiembre.

La legisladora, por su parte, negó todas las acusaciones. «No, no, para que yo hiciera eso tendría que tener una venta de tamales, tortillas, empanadas o un restaurante. Yo la ayudé, le eché la mano, si ella no lo valora, allá su conciencia, la mía está tranquila».

Esta no es la primera vez que la diputada levanta polémica. En 2016 hizo declaraciones homofóbicas al expresar que los gays deberían dejar de existir.

Ángela es de los 150 trabajadores sindicalizados del Congreso de Tabasco, que en muchas ocasiones no tienen nada que hacer y que son asignados a los equipos de trabajo de los legisladores porque no pueden despedirlos por falta de dinero, explicó José Antonio de la Vega Asmitia, diputado del PRD y presidente de la Junta de Coordinación Política.

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Fuente: infobae.com