«Justo antes de morir, los enfermos mejoran y tienen mucha más lucidez»

Foto: Kathryn Mannix. Kathryn Mannix.

Es miércoles temprano por la mañana. Hemos quedado en el centro de Madrid, concretamente en la sede de la editorial Siruela, con Kathryn Mannix, una prestigiosa doctora británica, pionera y especialista en cuidados paliativos y que está presentando su libro ‘Cuando se acerca el final: cómo afrontar la muerte con sabiduría’. La autora, que ha dedicado toda su carrera a tratar pacientes con enfermedades incurables o en los últimos estadios de su vida nos ofrece respuestas a las preguntas más íntimas en cuanto al proceso de muerte.

Mannix, que luce la imágen típica inglesa, nos recibe muy carismática y simpática, pero a la vez educada y contenida. Es difícil esconder su origen y acento británico, no sabe hablar apenas castellano y sus ojos muestran la ilusión cuando charla sobre este proyecto lleno de relatos tomados de su experiencia clínica en los cuarenta años que lleva ejerciendo como médica.

Las historias que incluye esta obra nos muestran cómo los que van a morir se aferran a los que se quedan y nos presentan algunos testimonios que nos guían para saber cómo actuar en momentos tan difíciles. Hablar de estos temas es necesario para todo el mundo. Prepararse para este momento es una de las cosas más importantes tanto para los enfermos como para los que gozamos de buena salud. Con sus historias, que ahora comparte después de tantas vivencias, pretende, «aunque parezca una osadía», que acompañemos durante unas páginas a unos moribundos desconocidos.

PREGUNTA: ¿Por qué es tan importante hablar de la muerte? RESPUESTA: Simplemente porque ocurre. Sabemos que va a suceder y debemos estar preparados para que pase. Es importante hablar de ella porque indudablemente va a llegar en algún momento. Hay que tenerla presente y asimilarla. Si no se habla de ella, jamás estarás listo y eso puede ser desastroso. Si esto pasa es muy posible que no hayas sido capaz de comunicarle a tus familiares ciertos sentimientos y tampoco les habrás preparado para ello.No podemos pretender que los niños asimilen la muerte igual que nosotros, pero es necesario hablar con ellos para que en un futuro lo entiendan mejorDedicar unos minutos a hablar sobre la muerte ayuda a prepararse a uno mismo y la familia para ese momento tan importante e incluso hace que aproveches los últimos días con los más allegados. No porque estés callado significa que no vaya a ocurrir. Utiliza esos últimos instantes para ser feliz y que la otra persona se vaya de esa forma también. No debería haber ningún problema con charlar sobre estos temas ni hablar con eufemismos. Hay que ser claro y no tener problemas para expresarnos sobre ello.P: Siempre se dice que antes de morir, también lo afirmas en tu libro, hay un repunte de energía que hace paracer que la persona mejora. Es como una antesala de la muerte. ¿Crees que es real? R: Es muy real. Lo creo y lo he visto. A mi tía le pasó cuando yo era una niña pequeña. Es difícil saber por qué sucede esto realemente, el tener esos momentos de claridad antes de morir. Está la historia de la bailarina drogadicta: quería bailar en sus últimos momentos con una energía que no tenía y hacerlo se convertía en una tortura. Esas últimas fuerzas fueron útiles y le sirvieron para hacer cosas en en la recta final del camino. Es muy importante decir ‘te quiero’ cada día y no solamente momentos antes de morir.P: La realidad es que no es igual si estás preparado para que un familiar muera que cuando es algo repentino. Cuando sucede así, ¿cómo hay que afrontarlo?R: Supongo que todos deberíamos pensar que en algún momento moriremos. En una línea existen dos puntos: el primero, en el que el 50% fallecerá por alguna enfermedad que nos irá desgastando poco a poco y, a veces, agónicamente, y el segundo, en el que la otra mitad lo hará inesperadamente (un 25% en accidentes y otro 25 en crímenes). Cuando caemos enfermos pensamos que no es suficientemente grave y que no nos pasará a nosotros.La Unión Europea debería hacer políticas comunes para tratar el tema de la eutanasia y el suicidio asistido Algunos pueden llegar a verlo como una bendición, aunque a veces adaptarse a algo tan repentino resulta menos duro que cuando se tiene la oportunidad de despedirse. Lo peor es cuando alguien ‘mejora’ y crees que está bien, pero fallece de forma imprevista. Si esto pasa, los allegados deben adaptarse de la mejor forma que puedan haciendo un esfuerzo por superarlo.P: ¿Crees que es bueno exponer el cuerpo del difunto? ¿Deben verlo los niños? R: Hay estudios que aseguran que la gente que ha visto el cadáver pasa mucho mejor el trance. Superan las tragedias más rápidamente. De hecho sugiere que los niños pasen por eso: que vean que el cuerpo no tiene vida, que no funciona, que está parado. Es una manera sencilla de comprender que la misma vida que empezó tiene que acabar en algún momento.



Portada del libro. (Siruela)
Portada del libro. (Siruela)

P: Además, cuentas en uno de los epígrafes que charlar con los más pequeños sobre el tema es de vital importancia y les ayuda a asimilar las cosas mejor cuando son más mayores. En tu caso, esta conversación sucedió con un pez, pero ¿cómo hablar con ellos cuando es la muerte de un abuelo o un padre/madre? R: Es importante para ellos siempre y cuando tengan la edad suficiente para entender lo que realmente significa morir. Los críos viven con mucha intensidad estas experiencias cuando pasan por ellas. No podemos pretender que ellos vivan de la misma manera que nosotros estas misma situaciones. Como decías, cuando tuve que explicarle a los míos lo que había sucedido con el pez, fue un drama. El mayor lo entendió mejor, aunque estuvo dibujando muertos y ataúdes durante una temporada. Fue su manera de asimilarlo y comprenderlo. La pequeña quedó un poco en shock, pero poco a poco se le fue olvidando.A veces es incómodo, queremos protegerlos de la tristeza, pero también prepararlos para el futuro. Sus capacidades se van desarrollando en el tiempo y cada uno lo procesará de de forma distinta. Hasta los cinco años más o menos no entienden la irreversibilidad de la muerte ni que con este acontecimiento el cuerpo se para. Ante todo hay que ser sinceros y abiertos para que nuestros hijos se sientan seguros y puedan expresar sus preocupaciones.P: Afirmas que los profesionales jugáis un papel muy importante a la hora de comunicarle a un familiar el fallecimiento de un ser querido. ¿Cómo se debe tratar esa información?¿Debería haber unas pautas para hacerlo? R: Nuestra relación es con el paciente. Esa es la clave. La familia no tiene dereccho a decidir que puede o no decir el doctor al paciente. Es cierto que los allegados son los que mejor lo conocen, pero jamás hay que mentir. Ser educado y decir siempre la verdad es lo primordial.P: Hablas sobre la malinterpretación y la mala comunicación. ¿Cuál es la forma más correcta en la que se deben enterar las personas? ¿Cómo se le dice a alguien: ‘te vas a morir’? R: Las palabras son poderosas. Asumimos que las otras persona lo van a entender perfectamente, pero puede que no sea así. Es muy probable que haya malentendidos de forma involuntaria y esto causar dolor y frustración. Medir las cosas cuando se van a contar y tener tacto transmitirá nuestra vulnerabilidad y humanidad a la otra persona.

Kathryn. (Siruela)
Kathryn. (Siruela)

P: Entonces, ¿crees que es obligatorio decirle a esa persona que va a morir o es mejor y preferible que se vaya sin ningún tipo de preocupación? R: Suele preguntar siempre a las familias: «¿Si estuviérais tan malos y enfermos que fuerais a morir os gustaría saberlo?». Esa es la calve en la relación con el paciente. Y solo él es quien debe dar permiso, no los hermanos, hijos, tíos, padres… Nadie tiene derecho a decidir sobre él. Solamente en el caso de los niños, que son los tutores los que deben decidirlo.Hay que hacer lo que el paciente quiera. Si ellos deciden que quieren saberlo, genial. Si prefieren que no, bien también. Es muy importante que los más cercanos hablen con el paciente y que este decida qué hará en el caso de que esto suceda. Hay que estar preparados en todo momento, por si acaso.P: El proceso de duelo está ligado con la asimilación y la negación. Cada persona es un mundo, pero ¿hay un tiempo aproximado para esos procesos? R: Hay una línea muy fina entre la aceptación y la negación. Es todo un desarrollo. Insisto en la importancia de hablar antes de que sea demasiado tarde. No dejar que llegue el momento y no se pueda hacer nada. Una preparación hace que atravieses las distintas fases de una manera adecuada. Generalmente la gente pierde la esperanza y cae en la negatividad, pero cuando uno se ha hecho a la idea, lo vives de una forma diferente y luchadora.Es importante hablar de la muerte porque indudablemente va a llegar en algún momento. Hay que tenerla presente y asimilarlaLo importante es considerar este periodo como parte de la vida, no de la muerte. Incluso esta etapa final puede descubrirte cosas nuevas, hacerte aprender y merecer la pena. Morir puede ser una trasnformación positiva. Nuestra fortaleza, aunque pensemos que no, es sorprendente. Todo el mundo puede superar los límites que cree que tiene, pero cada uno tiene un tiempo diferente para adaptarse. Hay que tener esperanza para poder vivirlo de una forma distinta.P: También en algunas historias de tu libro rozas los temas de la eutanasia y el suicidio asistido. ¿Crees que la UE debería aprobar una regulación sobre este tema? Y, como experta, ¿crees que dejarles marchar es lo correcto?R: Hay muchas diferencias entre las políticas europeas. La clave para vivir bien y tranquilo en los últimos días de nuestra vida es tenerlo todo listo y estar bien preparados para ese momento. Los escoceses no son iguales que los escandinavos, griegos o españoles. Las leyes tampoco, aunque todo el mundo muere igual. Así que sí, este organismo debería desarrollar políticas comunes para tratar este tema.

Suele haber siempre dos posturas que se enfrentan. Los que de ninguna manera lo aprobarían y los que creen que es un derecho poder morir dignamente. Permitirlo o no, poder fallecer de una forma normal o sufriendo. Es un tema delicado.P: Afirmas que hay personas que mueren tras esperar un evento, una noticia o porque tienen las últimas fuerzas para resolver un tema personal, ¿crees que es posible morir de tristeza o de amor?R: Eres todo un romántico (ríe). Sí, creo que ocurre. Lo he visto muchas veces. Conozco la historia de un matrimonio, vivieron toda la vida juntos y murieron con un mes de diferencia. Primero él y después ella. Por amor, por tener el corazón roto. Bien hecho por ella.P: Y por último, ¿crees que hay vida después de la muerte? R: Absolutamente no. Ni pensarlo.  Fuente: elconfidencial.com