Evo Morales y la oposición funcional

Mauricio Ochoa UriosteCarlos Sánchez Berzaín, en un sesudo análisis llevado a cabo desde su cuenta en Youtube y el Diario Las Américas, sostuvo con absoluta claridad y contundencia tres propuestas viables para salir de la crisis política e institucional que vive el país desde la asunción de Evo Morales como Presidente de Bolivia.

La primera de estas tres propuestas consiste en apuntar al dictador como lo que es, tanto en la esfera económica, los atropellos, abusos y excesos que comete, como en la corrupción rampante y el narcotráfico, que en su conjunto constituyen una dictadura de crimen organizado trasnacional agrupadas entorno a Cuba y Venezuela.

La segunda propuesta, insiste en un proyecto de unidad nacional que vaya más allá de lo ideológico y que tenga por encima de todo la finalidad de recuperar, primero la democracia, y luego disputar el poder político. Sólo una alianza en favor de la democracia podría acabar con la dictadura boliviana.Y finalmente, la idea no menos importante de Sánchez Berzaín indica que ir a las elecciones generales con la candidatura de Evo Morales, sólo haría a la oposición “funcional” a este régimen. Y es que por el fraude acontecido en Venezuela, y los controles de los órganos de Gobierno y el sistema electoral, lo afirmado por el exministro boliviano cobra ahora gran relevancia y contenido, ya iniciado el proceso de las elecciones primarias en Bolivia.La situación es por lo demás preocupante. El uso indebido de la ley en favor propio, como ocurre en la norma jurídica que canaliza las elecciones primarias, es solamente el primer paso para la consolidación de esa oposición funcional, que en vez de atenerse al reclamo popular expresado en el 21F, ya apuesta por las elecciones de 2019 sin prever que el fraude electoral es la principal herramienta del régimen, amén del cierre del Parlamento u otras vías inconstitucionales.Las ilegalidades de Evo Morales tienen vieja data: fue uno de los principales subversores de la ley y el orden público el 2003 y provocó con ello la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada; presionó las sucesivas renuncias junto a movimientos sociales afines a Cossío y Vaca Diez; apalancó junto con Carlos Mesa Gisbert la Asamblea Constituyente que contrariaba la propia Constitución hasta entonces vigente; promovió y legalizó una nueva Constitución quebrantando la propia Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente, además de haberse redactado su base en un cuartel militar en medio de heridos y muertos; etcétera.Conviene ahora interrogar si en las actuales condiciones de minusvalía absoluta de las instituciones del Estado, donde se evidencia con meridiana claridad una concentración total de los poderes en manos del Ejecutivo y del propio Evo Morales y su entorno, es posible ir a elecciones generales, con una Constitución fallida y un anunciado fraude electoral. Lo más digno, sería que Carlos Mesa Gisbert, Samuel Doria Medina, Rubén Costas, apuntalen primero por la propuesta antes descrita. Pero las ambiciones, los intereses, o la simple “ufanía” pueden muchas veces más que el amor por la Patria y la democracia, los miles de exiliados y refugiados, y los muchos presos políticos.Por ello es tiempo que el pueblo boliviano diga basta al régimen dictatorial de Evo Morales, y no levante falsas esperanzas en la oposición funcional.Fuente: www.mauricioochoaurioste.wordpress.com